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Medallas que pasan de generación en generación y túnicas mortaja, dos tradiciones que aún perduran en Salamanca
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REPORTAJE

Medallas que pasan de generación en generación y túnicas mortaja, dos tradiciones que aún perduran en Salamanca

Actualizado 03/04/2025 13:37

Estos símbolos de la Congregación de Jesús Nazareno mantienen viva una tradición que dura siglos

Dentro de las tradiciones de la Semana Santa de Salamanca, llama la atención dos de las que se llevan a cabo en la Ilustre y Venerable Congregación de Jesús Nazareno y que siguen perdurando en el tiempo de generación en generación. Según explica su hermano mayor, José María Santiago Guervós a SALAMANCArtv AL DÍA, la medalla y la túnica de la congregación tienen un valor sentimental y un significado muy relevante.

Cuando una persona se da de alta en la congregación, se le impone una medalla con la inscripción 'JN' (Jesús Nazareno) en el centro de la misma y sus iniciales grabadas sobre una chapa plateada que cuelga del cordón morado justo por encima de la cruz. La tradición marca que las cruces de los nazarenos vayan pasando de generación en generación. “La cruz que yo llevo pertenece a mi tío José María Guervós Hoyos, que era dominico”, explica José María Santiago Guervós.

“Mi tío era nazareno e incluso, entre otras cosas, le dedicó un poemario a la imagen”, recuerda, antes de explicar como la medalla del fraile llegó a su poder: “Cuando mi tío José Mari decide meterse a cura, le deja la medalla a mi madre. En el momento que se enteró de que yo me había hecho hermano de la congregación, le dijo a mi madre que me diese la medalla y así fue como la medalla de mi tío Pepe pasó a mí. Además, nos llamamos igual, José María, por lo que las iniciales grabadas en la medalla ‘JG’ coinciden con la mía aunque el primer apellido no es el mismo”.

Medallas que pasan de generación en generación y túnicas mortaja, dos tradiciones que aún perduran en Salamanca | Imagen 1

Además de su caso, José María Santiago nos revela otro muy curioso: “Las cruces normalmente van pasando de padres a hijos y algunas tienen muchísima solera. Por ejemplo la cruz que lleva mi prima Olga, que es nazarena también y carga, era de mi bisabuelo, pasó a mi tío y de mi tío pasó a ella. Podemos decir que esa medalla tiene en torno a 150 o 200 años. No sé cuantos exactamente, pero muchísimos”.

Sin duda la medalla es un elemento importantísimo dentro de la congregación, pero también lo es la túnica morada de cada congregante: “Las medallas se heredan pero las túnicas no, esas son personales”, explica José María, quien revela el principal motivo: “Suelen ser la mortaja de los nazarenos”.

Medallas que pasan de generación en generación y túnicas mortaja, dos tradiciones que aún perduran en Salamanca | Imagen 2

“Siempre he recordado decir a mi madre que la túnica era una cosa muy especial para los nazarenos”, continúa. Nuestro protagonista detalla algunos casos en los que se pone de manifiesto esta tradición ancestral: “Mi abuelo se enterró con su túnica y recientemente un tío mío, Nacho Guervós de la Fuente, también se ha enterrado con su túnica”.

Como queda demostrado, tradiciones como estas reflejan el profundo arraigo y la emoción que envuelven la Semana Santa salmantina. La medalla y la túnica de los nazarenos no son solo símbolos religiosos, sino testigos de historias familiares que se entrelazan con la devoción y el legado de la congregación. Generación tras generación, estos elementos sagrados siguen siendo un vínculo inquebrantable entre el pasado y el presente.