Desde la ASALJAR explican que cada vez estas adicciones empiezan en edades más tempranas y les condiciona el resto de su vida
En los últimos años, los videojuegos y las apuestas en línea han adquirido una presencia cada vez mayor en la vida de los jóvenes. En el día mundial del juego responsable, hablamos con Luisa Ventola, psicóloga de ASALJAR, la asociación de jugadores rehabilitados de Salamanca, quien afirma que "el número de personas que se ven afectadas por la adicción al juego ha aumentado significativamente. No solo en términos de videojuegos, sino también en apuestas deportivas, ruleta y máquinas tragaperras, tanto presenciales como en línea".
Una de las causas del auge de esta adicción, según el experto, es la exposición temprana a las pantallas. “Las redes sociales y los dispositivos electrónicos son los principales responsables del deterioro de la salud mental en los menores. Están creando dificultades en el desarrollo de habilidades sociales y de atención, algo que es vital para el bienestar emocional de los jóvenes”, agregó.
En este sentido, destacó que "la industria de los videojuegos en España ya cuenta con 20 millones de usuarios, de los cuales la mitad son mujeres, y la media de edad es de 30 años. Aunque no se sabe con exactitud el impacto de esta tendencia, está claro que la adicción afecta a personas de todas las edades, pero especialmente a los más jóvenes, quienes cada vez se exponen a estas tecnologías desde edades más tempranas".
Uno de los aspectos más preocupantes es la dificultad que tienen los menores para lidiar con la tecnología debido a su falta de madurez. “La tecnología avanza a un ritmo vertiginoso, y los jóvenes no están preparados para asumir sus efectos, lo que afecta negativamente su capacidad de atención y su desarrollo cognitivo”, señaló.
Aunque la asociación solo acepta personas mayores de 18 años, muchos de los jugadores han comenzado a jugar a una edad mucho más temprana. “Estamos considerando la posibilidad de abrir un grupo para menores, debido a la creciente preocupación por la situación”, indica. “Muchos de los jóvenes que llegan a nuestra asociación lo hacen después de haber jugado videojuegos durante años. Esto los expone a una mentalidad de recompensa inmediata, similar a lo que ocurre con las apuestas”, explicó.
Sin embargo, a medida que los jugadores se adentran más en el mundo del juego, muchos se ven atraídos por otras modalidades como las apuestas deportivas y las ruletas. Las máquinas tragaperras, tanto en casinos como en línea, siguen siendo muy populares y son una de las principales causas de la adicción. “El riesgo de enganche es altísimo, sobre todo con los juegos de estímulos que ofrecen recompensas inmediatas”, señaló.
Las señales de que una persona está desarrollando una adicción al juego son claras, aunque a menudo no se detectan a tiempo. “El aislamiento social y familiar, la falta de interés por actividades previas, el enfado constante y el descuido de la escuela o el trabajo son algunos de los primeros indicios”, comentó el entrevistado.
El problema, según indicó, es que muchas veces los padres no perciben la gravedad de la situación. “Es frecuente que los padres se sientan aliviados de que sus hijos pasen el tiempo en casa, frente a la pantalla. Pero no se dan cuenta de que los dispositivos electrónicos están al alcance de sus hijos las 24 horas del día, lo que facilita la adicción”, advirtió.
Una de las principales dificultades para identificar la adicción al juego, explica, es que no se trata de una adicción asociada a una sustancia. “En el caso del alcohol o las drogas, los síntomas son más visibles, pero con las adicciones sin sustancia, como el juego, es más difícil de detectar. A pesar de eso, los efectos son igualmente devastadores”, afirmó.
La adicción al juego afecta la estructura cerebral de las personas, alterando sus conexiones neuronales y generando comportamientos compulsivos similares a los de las adicciones a sustancias. “El daño social, laboral y familiar es igual de grave que con cualquier otra adicción”, agregó.
Por esto, incide en la necesidad de tomar medidas preventivas para evitar la exposición temprana de los menores a estos juegos. “Yo siempre digo que es mejor dar un móvil a un niño lo más tarde posible, pero nunca antes de los 14 años”, recomendó. Asimismo, señaló que en algunos países como China, se están tomando medidas drásticas para proteger la salud mental de los jóvenes, limitando el tiempo que los niños y adolescentes pueden dedicar a los videojuegos a solo tres horas semanales.
Aunque la adicción al juego es una condición crónica, Ventola asegura es posible superarla con un tratamiento adecuado. “Las adicciones son crónicas, pero con la rehabilitación correcta, se puede vivir sin jugar. Lo importante es que el joven entienda que tiene un problema”, explicó. Uno de esos ejemplos es el de Luis, que nos ha contado su experiencia en esta entrevista.
El desafío, dijo, radica en que muchos jóvenes no perciben su comportamiento como problemático, debido a la falta de comprensión por parte de su entorno. “La sociedad, en general, no toma en serio los riesgos de la adicción al juego. Los jóvenes no entienden que pueden estar condicionando su vida de manera negativa”, concluye.