Alucinaciones de hospital

Nunca supuse que me iba a pasar lo que me ha ocurrido y, por ello, no quiero dejar la oportunidad de contarlo:

Fue en el pueblo salmantino de San Pelayo de Guareña en el que se celebró la segunda tienta de la temporada del Bolsín Taurino Mirobrigense de este año, finca de Pedro Moya “El Niño de la Capea”, Espino Rapado, con unas vacas de puro encaste murubeño, de tanta calidad y dulzura que me hicieron decirle a Pedro Moya “Tú no tienes una ganadería, lo que tienes es una bombonería”. Ya que, además, los 25 chavales que las torearon, entre los cuales había 2 chicas, les fue relativamente fácil lucirse.

Pues bien, después de la tienta, tuvo lugar el almuerzo en el citado pueblo (patatas meneás, carrillera de ternera, postre flan casero y un vino de Toro excelente) y, una vez terminado este y los agradecimientos correspondientes, se inició el regreso a nuestros puntos de origen, yo al de Madrid. Y, por casualidad, a la salida del restaurante había dos escalones húmedos y, por lo que se vio, resbaladizos, y ahí se produjo mi caída que me fracturó la cadera. La enfermera del Bolsín, Brigi, asistente para auxiliar algún posible percance de los jóvenes toreros, mira por dónde terminó asistiéndome a mí, el más veterano, como Patriarca que soy de dicho Bolsín. Fue una suerte tener dicha asistencia sanitaria pues, en cierto modo, atenuó el brusco dolor que sufría y que me hizo pensar que había una fractura por medio, como así se confirmó después en el hospital salamantino, donde me radiografiaron y en el de Madrid, donde lo hicieron una vez más.

Desde allí el traslado en ambulancia hasta Madrid comenzó el sufrimiento, ya que los baches de la carretera y del propio organismo solo se descubren cuando aparecen, y hay más de uno. Luego vino lo previsto, y es que el cirujano traumatólogo dictaminó que había una fractura de cadera. Pero aún hay más, ya que tenía previsto, todo lo anterior fue imprevisto, implantarme un marcapasos, y así se me hizo el día anterior a la cura de la fractura.

Ahora con las anestesias locales, epidurales y generales, no te enteras de nada, por lo que yo, al terminar la intervención, pregunté: ¿Y dónde está operado Dionisio Holgado?. Todos se quedaron muy sorprendidos por aquello de que qué pintaba Dionisio Holgado, ex Alcalde de Ciudad Rodrigo como yo e Hijo Adoptivo, por no poder ser Hijo Predilecto, ya que es natural del taurino y salmantino igualmente Villavieja de Yeltes, donde han pastado y siguen haciéndolo algunas ganaderías tan importantes como Dionisio Rodríguez y Paco Galache. Claro, no tenía relación alguna ni accidente con su nombramiento, lo que suscitó sorprendentes comentarios, y yo mismo me reproché el haberlo hecho, lo que motivó que mi enfermera del hospital me dijera que ello se debía a los calmantes o analgésicos que me estaban practicando.

Pero no quedó ahí la cosa, al día siguiente volví a tener calenturas sorprendentes, como la presencia en el hospital de personalidades del mundo deportivo o taurino que yo creía haber visto, como Carlos Sainz Jr., o José Tomás, este último acicalándose para torear un festival en Michoacán, México, lo que me obligó a repreguntar a mi enfermera como era eso posible, y me contestó que ello se había producido en algún otro paciente y que yo no era el único, ya que además había creído ver concursos televisivos en los que competían entidades financieras de alto nivel internacional con igualmente destacados políticos o empresarios mundiales con una precisión en el desarrollo del concurso inimaginable.

A ello se ha unido la situación de nuestro país, o al menos desde mi punto de vista, con empates sorprendentes en la adjudicación de los Premios Goya o en el desarrollo de nuestra competición, la Liga, española por excelencia. Y no digamos en otros ámbitos, como los políticos, en los que, según las encuestas, el ambiente está cada vez más enrarecido, incluso un partido político como Podemos, pequeños en teoría, pero decisivos en sus votos, ya contempla la anticipación de elecciones para el mes de abril.

En resumen, mis alucinaciones hospitalarias si eran solo fruto del tratamiento aplicado en mi condición de paciente o también puro realismo. Todo ello me está llevando a la conclusión de que estamos en un mundo elucubrante y, sobre todo, “enloquecido”, si es que puede decirse así, ya que, además, hay quienes, cada vez con más motivo, lo atribuimos a lo que está ocurriendo a raíz de las primeras decisiones del mandatario del país más importante del mundo y que me consta están causando grave preocupación en dichos ámbitos internacionales (Tribunal Internacional de los Derechos Humanos de la ONU y ante la propia ONU) y organismos internacionales de ámbito económico.

Que Dios nos coja confesados o al menos que todo ello sean meras alucinaciones y por supuesto, Feliz Carnaval a todos.

Miguel Cid Cebrián