Viernes, 05 de diciembre de 2025
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Un grupo de culto para elevar a los altares la música en directo: The Bernardas en Camelot (FOTOS)
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CONCIERTO

Un grupo de culto para elevar a los altares la música en directo: The Bernardas en Camelot (FOTOS)

Actualizado 16/02/2025 11:35

El grupo salmantino llenó hasta el campanario el mítico espacio

Música en directo para el ¿Tardeo? salmantino. A una hora intempestiva, las siete de la tarde y junto al espacio de las Úrsulas, que seguramente se hubieran unido a la liturgia meneando los rosarios, The Bernardas acogió a sus fieles entre las paredes históricas de un local que exhibe como pocos aparataje de luces y sonido para hacer aún más grande el directo de todo grupo que toque en su escenario. De ahí que las hermanas del bernardismo dieran todo y más en un concierto que se alargó lo que quiso el público que llenó la sala y que tuvo a los músicos –fantástico Chefo Martín, siempre impresionante José Antonio Sánchez, sólido y gran músico Carlos Sánchez, feliz de la vida y del teclado Fernando Sánchez Gómez y un desatado y genial Jorge Orejudo- en estado de gracia.

Tiene el directo de The Bernardas, ante un público fiel “de acólitos anónimos” una mezcla perfecta de falta de solemnidad –la improvisación y los errores son marca de la casa o del carisma de la orden- y de espíritu gamberro propio de las grandes bandas de la irreverencia patria. Oyéndoles y viéndoles uno recuerda al mejor Siniestro Total, pero con hábitos y sana socarronería. Tocan de todo y lo tocan bien, y esa solvencia musical que Chefo y Jorge comparten con otros grupos salmantinos se une a un show lleno de gracia que es un ritual para sus feligreses. Bromas, letras retocadas, interactuación con un público que canta sin que se le pidan desde el escenario, diversión a raudales y sobre todo, como afirma el cantante que lleva las riendas de este desparrame: “Si os lo habéis pasado la mitad de bien que nosotros, es suficiente” diversión compartida.

Lleno hasta la bandera en un local muy bien preparado para la música en directo. En una ciudad que debía propiciar los conciertos y la flexibilidad en los horarios, el público responde cuando los grupos ya conocidos anuncian una actuación. Es la fidelidad del que sabe que se lo pasará bien coreando los temas míticos de la banda litúrgica como un ritual consabido. Las Wuarrapilis, el Carlos y las Puris son clásicos de una banda que suena fantásticamente y lo mejor de todo, se entregan como si los bises no acabaran nunca. Una energía que se trasmite en comunión fecunda y que es un ejercicio de irreverencia.

Nada de tomarse en serio el escenario, ni siquiera el éxito de público, lo importante es divertirse con la música, disfrutar del directo y echar unas risas que no ocultan la maestría de unos músicos que nunca olvidan agradecer a quienes apuestan por las actuaciones en directo. Pura entrega bernardil que los nuevos integrantes de la orden aprenden a corear en esta misa de gloria que es su directo largo y sostenido ¿Queréis más? Pues más. Suena la batería de Jorge Orejudo, quien no para de sonreír durante todo el concierto, parapetado tras los platillos de su feliz instrumento, mientras la voz de Chefo nos convence a todos, Carlos sigue aguantando ahí tema tras tema y el maestro de ceremonias oficia el misterio del bernardismo. Y a un lado del escenario, Fernando Sánchez que en su otra encarnación de crítico musical debería hacer un estudio en sus programas de música salmantina a propósito del éxito de esta mística bernaldil: suma irreverencia, amor al directo, público en éxtasis y comunión compartida, la de la música que se ama entregada y divertida. Y hasta la próxima celebración gozosa del misterio de The Bernardas.