Viernes, 05 de diciembre de 2025
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Rafael, tras 25 años en el kiosco de San Juan de Sahagún: "Estamos al borde de la extinción"
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TESTIMONIO

Rafael, tras 25 años en el kiosco de San Juan de Sahagún: "Estamos al borde de la extinción"

Actualizado 05/02/2025 13:21

Este salmantino lleva más de dos décadas regentando el puesto ubicado en esta céntrica plaza salmantina

El kiosco ubicado en la céntrica plaza de San Juan de Sahagún es uno de los 10 que aún resisten en la vía pública de Salamanca. El paso del tiempo y las nuevas formas de consumo parecen poner en jaque a estos establecimientos tan emblemáticos para los salmantinos.

Rafael es el propietario de este kiosko desde hace 25 años: "Casi ni me acuerdo de cómo empecé en este negocio, pero recuerdo que lo vi como una oportunidad de negocio. Creo recordar que fue a través de un traspaso", manifiesta a SALAMANCArtv AL DÍA en un receso de su labor. Desde ese momento, hace más de dos décadas, no ha cesado su actividad ni un momento, ni siquiera durante la pandemia: "Éramos de los pocos establecimientos que podíamos abrir", recuerda Rafael.

El horario de este kiosquero salmantino es de lunes a sábado: "Yo cierro los domingos porque no tengo prensa. Los demás días trabajo sin descanso". Preguntado por el motivo de dejar de vender periódicos, Rafael responde: "Quité la prensa y las revistas porque cada vez se vendía menos y no me interesaba mantenerlo".

La principal oferta del kiosco ubicado en la plaza de San Juan de Sahagún es a base de "gominolas, chucherías y algún juguete", según explica el propietario, quien señala que su principal clientela "son los chavales de los colegios que hay en toda la zona de alrededor". "El trato con ellos y con el resto de clientela es muy bueno, aunque siempre hay alguien con menos educación. En general, después de tantos años aquí, la experiencia es muy buena", matiza.

Rafael expone que la situación que se vive actualmente no invita al optimismo, al menos en su caso: "Esto cada vez va a peor. Estamos al borde de la extinción". Entre los principales motivos, este salmantino argumenta: "Se dan varias circunstancias. Creo que han cambiado los gustos de la gente y las formas de consumo. Estos negocios cada vez vamos a menos".

Pese a ello, el kiosco sigue siendo su forma de vida, aunque se llega a fin de mes a duras penas: "Puedo sobrevivir porque salvamos gastos y nos queda un poquito para sobrevivir, pero todos los meses hay que pagar la cuota de autónomo, la tasa del ayuntamiento, la luz, la basura, el seguro, la gestoría...".

A pesar de las dificultades y la incertidumbre sobre el futuro, Rafael sigue al pie del cañón, resistiendo en su pequeño rincón de la plaza de San Juan de Sahagún. Su kiosco es más que un simple punto de venta; es un testigo del cambio de los tiempos y un símbolo de perseverancia. Mientras haya clientes que se acerquen en busca de una golosina, un juguete o simplemente una charla amena, Rafael mantendrá viva la esencia de estos establecimientos que, poco a poco, van desapareciendo del paisaje urbano de Salamanca.