Este matrimonio residente en la localidad de Saldeana ha formado parte del operativo de ayuda de esta ONG desplazado a Valencia entre el 11 y el 19 de enero, una experiencia vital que les ha dejado marcados tras conocer en primera persona la situación de desamparo que sufren los afectados en los barrios más pobres tres meses después del paso de la DANA en Valencia
Francisco Teruel López y Francisca Holgado Pascual son de esas pocas personas que un día decidieron dedicar parte de sus vidas en ayuda de aquellos que necesitan de la solidaridad de una sociedad que, en su mayoría, prefiere mirar hacia otro lado cuando más se la necesita. Paco y Paqui, como así les llaman quienes les conocen, son matrimonio y en el momento de su jubilación, hace ya unos años, decidieron trasladarse desde Madrid a Saldeana, localidad de la que es natural Paqui. Desde hace dos años son voluntarios de Cruz Roja Vitigudino, un camino que emprendieron porque “queríamos hacer algo por los demás”. Y es que, Paco y Paqui llevan esta vocación en sus venas, pues ejercen una militancia real, “somos muy activos, no somos voluntarios de nombre”, asegura Paqui, una convicción que tal vez tenga su origen en el conocimiento de la labor que realizan los voluntarios por haber sufrido los problemas de que son objeto las personas que tienen algún tipo de discapacidad.
Llegados a la edad de jubilación, ambos son conscientes de que el tiempo les apremia, por eso quieren dedicar 10 años de sus vidas -el tiempo que estiman que su salud se lo permitirá- a los demás, no quieren desperdiciar ni un solo minuto y durante estos dos años de voluntariado emplean cada día que pueden al acompañamiento de personas usuarias de los servicios de Cruz Roja, también a la realización de talleres ocupacionales “para personas mayores, la mayoría”, residentes en los municipios de El Manzano, Bañobárez o La Redonda. Pero esta labor se les quedaba pequeña y hace un mes decidieron que su voluntariado debía ir más allá, así que solicitaron ser parte del contingente de 40 voluntarios que Cruz Roja Salamanca, y asambleas comarcales, ha enviado desde el pasado 1 de noviembre en ayuda de los afectados por la DANA en Valencia.
Este miércoles, 29 de noviembre, se cumplen tres meses del paso de la DANA que afectó a varios municipios de la Comunidad valenciana, fenómeno que dejó 224 fallecidos y miles de personas sufriendo los efectos de las riadas provocadas por el agua, unas consecuencias que estos dos voluntarios de Cruz Roja Vitigudino han conocido en primera persona.
Paco y Paqui han formado parte del equipo DANA1 de Cruz Roja en Valencia entre el 11 y el 19 de enero pasado, una experiencia que les ha dejado marcado a ambos tras conocer de primera mano situaciones casi indescriptibles, de personas haciendo un verdadero ejercicio de supervivencia, durmiendo en sus casas vaciadas por la riada e invadidas por el olor de los desagües rotos, viviendo entre paredes semiderruidas y con la huella del agua por encima de sus cabezas, con registros del grado de humedad en los higrómetros de hasta un 96%, un paisaje desolador “que no se ve en la televisión”. Las muestras de gratitud y la petición de muchas personas “para poder abrazarnos” después de dejarles algún electrodoméstico y “hablar con ellos un poco” tras haberlo perdido todo, incluso a “algún familiar y que la familia entera vio cómo se ahogaba en el patio de sus casas sin poder hacer nada“, son algunos de los momentos más duros que recuerdan y que han viajado con ellos hasta Vitigudino.
Durante sus siete días de estancia en la zona afectada por la DANA, Paco y Paqui han repartido “por todos los pueblos” afectados vitrocerámicas, deshumificadores, hidrolimpiadoras, kits de cama, ropa de cama, kits de comida, de limpieza, de higiene personal, radiadores, ropa de niño… Durante su estancia en Valencia la jornada de trabajo arrancaba a las 8:30 horas “hasta que acabañamos, no teníamos hora para regresar a la base”, solo un descanso para comer y reponer la furgoneta de pedidos, “13 por la mañana y 6 o 7 por la tarde, incluido el fin de semana. No había descanso”. Durante su estancia allí lo más valorado por Paqui y Paco ha sido la gratitud recibida de cada una de las 140 familias a las que le hicieron la vida un poco más fácil, el abrazo de muchas personas, el compañerismo del resto de voluntarios y, sobre todo, “la satisfacción de haber entregado todo en el día”.
A pesar del duro trabajo realizado, “los primeros días con agujetas en las piernas de subir y bajar las escaleras de la furgoneta”, “estamos satisfechos y emocionalmente ha sido enriquecedor, especialmente cuando te pedían que si podían abrazarte y se asombraban cuando les decías que venías de Salamanca”, señalaba Paqui. “Estábamos muy cansados pero no te dabas cuenta porque estábamos centrados en repartirlo todo en el día”, añadía Paco, tal vez un esfuerzo que en algún momento le recordó el trajinar en la gestoría cuando debía ir de administración en administración para matricular coches en Madrid.
Tras haber participado en la que Cruz Roja llama ‘Fase de emergencia’, en la que se incluye, además del reparto de alimentos, ropa, camas y electrodomésticos, así como ayuda para que salgan de sus casas, a personas con movilidad reducida y que tienen sus ascensores estropeados; Paquí y Paco ya han solicitado formar parte de la que Cruz Roja llama ‘Fase de recuperación’, etapa en la que estos dos voluntarios participarán entre el 16 y el 23 de febrero, un nuevo episodio que no quieren perderse porque “necesitan mucha ayuda y solo estamos nosotros y los militares”, añade Paqui.
Durante la fase de recuperación, Cruz Roja repartirá entre las personas más vulnerables tarjetas monedero de un importe medio de 1.200 euros, también procederá a la entrega de electrodomésticos. Estas nuevas ayudas se extienden a 1.300 locales comerciales, con hasta 5.000 euros para su reactivación, o ayudas económicas para la rehabilitación de 225 viviendas. A todo esto se suma la ayuda psicosocial de los voluntarios o el asesoramiento jurídico para el trámite de ayudas y dudas sobre la cobertura de seguros, entre otras acciones.