La conferencia, organizada por la Asociación de Amigos de Miguel de Unamuno y la Casa Museo contó con numeroso público para escuchar al escritor y director salmantino
Recuerda Francisco Blanco, en su presentación de Javier Tolentino, su origen salmantino, el de un niño que creció en las inmediaciones de la Plaza Mayor donde aprendió a montar en bicicleta y que pasó largos años de su infancia recluido en casa por aquello que llamaban entonces “velocidad en la sangre”. Años que sirvieron para iniciarse en el mundo de la cultura y el cine que después viviría el joven Tolentino en los Cine Clubs de la época, en la redacción del diario El Adelanto, en la universidad charra y luego, en la complutense donde se licenciaría como periodista este hombre que define Francisco Blanco como “defensor de la verdad y la libertad a lo largo de su fecunda carrera en las ondas”, no en vano, afirma, nos enseñó a amar el cine desde su programa “El séptimo vicio”, que sería el más premiado de los dedicados al cine de la historia de nuestro periodismo. Autor de numerosos libros, defensor del cortometraje, director de cine y unamuniano siempre confeso que cuenta tener, en las escaleras de su casa, un retrato del rector al que ha invocado para preparar esta conferencia, Tolentino inicia sus palabras agradeciendo la invitación al propio Blanco y por supuesto, a Ana Chaguaceda, a quien le une un afecto admirado desde hace mucho tiempo. Tolentino no es ajeno al mundo cultural salmantino y nos ha visitado a lo largo de sus títulos y su vinculación con Basilio Martín Patino, y siempre le hemos oído glosar la figura de Unamuno, de ahí que se sienta particularmente emocionado al hablar en el Salón del Rector de la casa de Don Miguel.
Y lo hace, inicialmente, recorriendo los territorios del afecto que le unen a Unamuno. La Salamanca donde creció, el Bilbao donde vive parte de su familia, el Madrid donde coincidió con otro unamuniano ilustre como Luciano Egido y Canarias… un entorno que conoce muy bien y que ilustra a los salmantinos que estamos tan alejados del mar, considerando a Don Miguel un pionero en la defensa de la cultura propia de las islas, estas islas del viento al que fue desterrado por Primo de Rivera, un destierro que, según Tolentino, engrandeció al primero y envileció al segundo. Esta defensa de lo atlántico, llena de referencias culturales sorprende a los oyentes, grandes unamunianos y lo hace recurriendo Tolentino a una cita de la directora de cine y doctora Arantxa Aguirre, quien afirma que a un artista no se le puede definir de una sola manera ¿Cómo definir a Unamuno? Recorre Tolentino a los grandes expertos en la materia, deteniéndose en los Rabaté, y rindiéndose a María Zambrano, quien para él, hace la mejor lectura del rector.
Este atlas particular de Javier Tolentino finaliza, como no puede ser de otra manera, hablando de cine. Un arte que no era del agrado de Don Miguel que lo definía como “un espectáculo para sordos”, “teatro sin literatura”. Unamuno parecía en contra de todo, incluso de este cine que recorre muy bien su obra, magistral en “La tía Tula” y que ha retratado muy bien también su persona. Basta recordar la película de Menchón, que cuestiona Tolentino, sobre el destierro canario, un Menchón que, sin embargo, es magistral para él en el documental que le dedica y que tiene a un José Luis Gómez en estado de gracia. Y por supuesto, Javier Tolentino no deja de aludir a la famosísima película de Amenábar “Mientras dure la guerra”, a la que agradece que diera a conocer a Unamuno al gran público y sobre todo, que retratara tan magistralmente el personaje de Franco en la persona del actor Santi Crego. Una película que, sin embargo, falla a la hora de recorrer los paisajes que, según el director de cine, habla con solo poner la cámara delante.
Y con esta conclusión queda el público, la de un director de cine. Porque la presentación del autor salmantino ha sido no la de un periodista conocido y premiado durante su larga trayectoria, no, sino que ha incidido en primer lugar en su trabajo actual de director de cine y de escritor. Un director que habla del cine de autor, que se dispone a terminar su segundo proyecto de largo aliento y que, en el salón de su admirado rector, deja que hablen los muros y el aplauso. Es, sin duda, una de nuestras más unamunianas voces, una voz en la pantalla de nuestra cultura de la que tenemos que sentirnos orgullosos.
Charo Alonso
Fotografías: Fernando Sánchez Gómez.