Miércoles, 15 de enero de 2025
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Legalizando actitudes
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Legalizando actitudes

Actualizado 13/01/2025 08:43

Se han legalizado o tolerado actitudes y delitos como el impago de alquiler, las okupaciones, se ha ralentizado la justicia, se benefician y crean chiringuitos dependientes de las administraciones un día sí y otro también, se crean leyes para coartar la libertad de expresión y se persigue a la gente que paga sus impuestos. ¿Qué más puede pasar? Lo que nos quedará por ver. La mayoría de los españoles tienen sus ahorros en vivienda, cuando se ocupa un inmueble se impide al propietario alquilar o vender, por tanto se le priva de sus ahorros, que quedan como confiscados por el estado paralelo, y de hacer con ellos el uso que considere. El Estado y las administraciones avalan esta conducta antisocial que afecta especialmente a los propietarios más humildes, que tienen un segundo inmueble para complementar su renta y la no subida de los salarios. Algunos hasta afirman en la tele estar dispuestos a pagar un alquiler social, la luz y el agua robando una hora más de cobre al día. No saben lo que significa la palabra honradez.

Muchos de los que no pagan alquiler, ni la luz, no trabajan, porque no quieren trabajar, pero todos tienen hijos. Se quejan de sus condiciones de vida y quieren que los mantengamos el resto de la sociedad viviendo al margen de ella, sin cumplir las mínimas normas cívicas. Miles de españoles de bien levantándose de madrugada para ganar cuatro duros de los que el estado se queda dos para que cada vez haya más que vivan del cuento, del robo y de las paguitas. Es como fumar marihuana que te dicen es beneficioso para el sistema y los traficantes, pues produce problemas de salud mental, aumenta la ansiedad, desestabiliza el estado de ánimo, da hambre, crea adicción, produce deterioro cognitivo pero te dice la filosofía woke que está bien.

En nuestras casas de niños no se hablaba de política. Mi padre trabajaba de sol a sol y más allá, siete días sobre siete, no tenía tiempo de quejarse ni de Franco ni de la vida, porque su prioridad era llenar la despensa y que no faltara un libro ni un colegio, ni una universidad. Se estaba a lo que había que estar. Los de la libertad y el folleteo quedaba para los vagos de toda la vida. A ellos habría que hacerles homenajes todos los días. En una barra de pan no valía ni cinco pesetas, el equivalente a tres céntimos de euro. En 2025 vamos por euros y medio. Se ha perdido mucha capacidad adquisitiva en todos los aspectos y sentidos desde entonces.

Hubo un tiempo en que la gente que trabajaba vivía bien, incluso se aspiraba a poder trabajar cuanto antes, en que los jóvenes iban tranquilos por la calle e incluso se podía viajar, en que las chicas llevaban minifalda sin que nadie las molestara, en el que cualquier obrero tenía casa. Eso también hay que explicarlo. Vivimos el mayor crecimiento económico de la historia de España, el segundo país del mundo después de Japón, en la segunda mitad de los 60. La gente era feliz, los niños no veíamos el mundo gris a nuestro alrededor.

Los hombres ya no llevan bufanda como Umbral, ni pañuelo como Gala, el último nudo Windsor fue el de Arturo Fernández y la última pasmina la de Jesús Quintero. Hoy las formas no importan, ni la estética, hoy vende lo chabacano, lo zafio, lo vulgar. Ni cantar plagiando saben.

Por lo demás el mundo sigue chirriando como engranaje roto. Visto lo ocurrido en Venezuela, está claro que será difícil enviar a ese tirano al basurero de la historia. Los países que deberían de ayudar no tienen intención de hacerlo de momento.

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