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Un herradero en el Campo Charro, una mezcla de tradición y futuro (FOTOS)
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REPORTAJE EN EL CAMPO

Un herradero en el Campo Charro, una mezcla de tradición y futuro (FOTOS)

Actualizado 10/01/2025 14:28

Esta labor genera nuevas ilusiones en Charro de Llen, una emblemática ganadería salmantina en el que el futuro está asegurado

Un sol radiante y primaveral, impropio de esta época del año, luce en Llen para ser testigo del herradero, una labor tradicional en la que todos aportan su granito de arena. José Ignacio y Saleta han tomado el testigo de su padre José Ignacio Charro, que aguarda al calor de la lumbre en la casa señorial hasta que la labor del herradero se ha dado por concluída entre los últimos rayos de sol.

Es José Ignacio Charro hijo el que coordina todas las operaciones a realizar en el herradero y el que manifiesta a SALAMANCArtv AL DÍA lo especial de esta jornada: “El herradero es donde empieza todos los años la ganadería, donde los becerros pasan a tener nombre y apellidos, cada uno con su número, y es donde empiezan las ilusiones para más adelante. Ya vas viendo el número de los becerros, de las becerras, cuál te gusta más, cuál menos... Y bueno, se da por iniciado el proceso donde empiezas a seguir la pista a los animales de ahí para adelante”.

Un herradero en el Campo Charro, una mezcla de tradición y futuro (FOTOS) | Imagen 1

“Cada vez que ves pasar uno por la jaula de herrar, ya te vas imaginando cómo van a salir o cómo quieres que salgan”, expresa mientras pone de manera cuidadosa y milimétrica el hierro de la ganadería formado por una ‘LL’ en uno de los cuarenta animales que están siendo marcados a fuego.

No se separan de él su hijo José Ignacio, un adolescente templado, observador y meticuloso como su padre; y su sobrino Alberto, de sólo 9 años, inquieto y con una afición desmedida. Él tiene el privilegio de elegir los becerros a los que quiere poner uno de los hierros, concretamente el de la ‘U’ de la Real Unión de Criadores de Toros de Lidia. “Es muy bonito que tengas gente por detrás a la que le va gustando esto”, comenta José Ignacio Charro, “a los niños les va gustando y es un día muy importante para ellos, van poniendo sus primeros hierros, sus primeros números y tienen su importancia dentro de esta faena del herradero que es tan bonita”.

Un herradero en el Campo Charro, una mezcla de tradición y futuro (FOTOS) | Imagen 2

En el herradero trabajan en equipo, perfectamente coordinados apenas con mirarse, algo que el ganadero considera clave para que la labor se desarrolle de manera exitosa: “Es fundamental. Tenemos mucha suerte de tener un equipo muy bueno y, sobre todo, con mucha afición. Cuando todo el mundo tiene afición, todo se hace con cariño, con mimo y con especial cuidado para que los números queden especialmente alineados e igual de separados unos de otros”.

En Charro de Llen se cuidan todos los detalles. Al día siguiente del herradero se revisará el resultado de la labor: “Mañana repasamos los fallos y a ver quién se los atribuye”, afirma entre risas el ganadero, “luego nunca ha nadie ha puesto ese ‘5’ que ha quedado un poco torcido ni ha puesto el ‘6’ que ha quedado un poco separado”.

Un herradero en el Campo Charro, una mezcla de tradición y futuro (FOTOS) | Imagen 3

En esta legendaria y emblemática ganadería del Campo Charro se siguen manteniendo tradiciones como herrar con números correlativos a las becerras desde donde se finalizó el año anterior, o herrar a los machos solo con números pares empezando por la primera cifra del guarismo correspondiente. Es decir, este año que se hierra con guarismo ‘4’ se empieza a marcar machos por el número 40, para continuar por el 42, 44, 46... “Esto ya se convierte un poquito en manías. Nos gusta seguir estas tradiciones”, explica José Ignacio Charro, “tampoco tienen mayor importancia, pero seguir la tradición de la casa es algo que a nosotros nos parece muy bonito”.

Toda la labor está supervisada por Eva, veterinaria de la Real Unión de Criadores de Toros de Lidia. Ella es la encargada de certificar que la genealogía es correcta, que los números de crotal del animal coinciden con los documentos existentes, apunta en cada expediente el número con el que se hierra y, además, es la que determina la capa del astado. Hasta el momento del herradero, ni las hembras ni los machos tienen registrado su pelaje en las guías veterinarias. “Es algo curioso y que la gente no sabe, que hasta el momento del herradero no se define su capa y de ahí en adelante ya se mantiene, aunque a veces puede evolucionar, pero no se modifica en los papeles”, explica.

Un herradero en el Campo Charro, una mezcla de tradición y futuro (FOTOS) | Imagen 4

Con los últimos rayos de sol iluminando la preciosa dehesa finaliza el herradero, momento en el que José Ignacio Charro vislumbra en lo alto de las corraletas a Juan Ignacio Pérez Tabernero, ganadero de Montalvo, que ha aprovechado la ocasión para hacer una visita. Tras saludarlo, el ganadero de Charro de Llen valora el momento actual de la ganadería: “Creo que estamos en un gran momento. En la pandemia, como en muchas otras ganaderías, hubo una reducción muy fuerte de vacas. Allí donde ya había mucha selección, hubo más selección todavía, y eso se nota en la calidad. Lo notas en los tentaderos, en las novilladas… Se ha seleccionado sobre la selección que ya había, y eso ha dado mucha calidad al producto. Además, la pandemia fue un momento de reposición de sementales muy importante que te da una baraja más amplia para coger simiente y tirar de las familias que más nos gustaban y tener un abanico más grande donde trabajar”.

El objetivo de cara a un futuro inmediato no es otro que “seguir buscando un puntito más”. José Ignacio Charro lo tiene claro: “Siempre ves cómo tienes tu ganadería y qué es lo que quieres para siempre avanzar, siempre dar un pasito para adelante, buscar un pasito más en el recorrido, en la humillación, que duren una tanda más… Esta es una labor muy lenta y tienes que partir de la base anterior para ir subiendo un escaloncito cada año. Eso no se hace de la noche a la mañana. Tiene que ser poquito a poco. Y, bueno, eso es parte de la magia, el ir viendo los resultados poquito a poco y ver dónde te has equivocado, dónde has acertado. Eso da muchas satisfacciones”.

Atardece en Llen con la labor finalizada. El herrero apaga el fuego y recoge los hierros mientras el resto de la familia camina con satisfacción hacia la casa donde les espera el legendario José Ignacio Charro. Allí darán cuenta de la tarea realizada, un año más, dando continuidad a un legado familiar para el que el futuro está garantizado gracias a la implicación y afición de la generación venidera.