Bien entradas ya las vacaciones navideñas les traigo hoy un título, de calidad indiscutible, que, además, dada su desmesurada extensión, se acomoda de maravilla a estas largas jornadas de asueto invernal. Estoy hablando de un clásico, El conde de Montecristo, de cuya primera aparición, a finales de agosto de 1844, se han cumplido ciento ochenta años hace unos meses. El libro, una de las obras maestras de su autor, Alexandre Dumas, se publicó por entregas, en un total de dieciocho, desde esa fecha hasta 1846.
Mi propuesta es especialmente oportuna, además, porque desde hace escasos diez días está ya en las tiendas el DVD de la última adaptación cinematográfica de la obra, una película excelente dirigida por Matthieu Delaporte y Alexandre de La Patellière, estrenada en las salas este pasado verano. Cualquiera de las dos obras, libro o película, resultarán un formidable regalo en estos dadivosos días. Y ya de paso, para aquellos de ustedes que ya cuentan con más edad, les sugiero también que recuperen la serie que emitió en octubre de 1969 Televisión española adaptando la novela de Dumas, en lo que significó un hito de popularidad grabado para siempre en la memoria de quienes entonces éramos niños.
Estamos en Marsella, a 28 de febrero de 1815. Al puerto de la ciudad mediterránea arriba el Pharaon, cuyo segundo de a bordo, Edmond Dantès, un joven marinero, desembarca, feliz y esperanzado, también inquieto, pues, tras una larga navegación, al día siguiente se comprometerá con Mercedes, una bella muchacha perteneciente a la población catalana de la ciudad. La muerte del capitán del barco durante la travesía, víctima de unas fiebres, ha obligado a Dantès a asumir el mando de la nave. Su pericia y su buen hacer logran conducirla a puerto, entregando puntualmente su cargamento. El señor Morrel, el afable naviero responsable del Pharaon, viendo al muchacho muy experimentado pese a su edad, decide promoverlo al puesto de capitán. Ello suscita sin embargo la envidia del contable del barco, Danglars, que codicia el cargo y que maquina el modo de evitar el ascenso de Edmond. En su antipatía frente al joven coincide con Fernand Mondego, primo de Mercedes e insistente pretendiente de la chica, que, celoso, también desea desembarazarse de su rival. A ambos se sumará Caderousse, un vecino del padre de Dantés, interesado, como sus dos circunstanciales compañeros, en perjudicar al prometedor joven.
El ambicioso trío urde una siniestra conspiración, denunciando a su adversario y acusándolo de traición. Dantès había recibido de su capitán una misteriosa carta, que le habría sido confiada a su superior por Napoleón en una escala de su viaje en la isla de Elba, en donde el emperador vive confinado tras la restauración borbónica en el trono de Francia, un año antes, en la persona de Luis XVIII. Fiel al mandato de su capitán en el lecho de muerte, Edmond debe entregar la misiva, sin conocer su contenido, a su destinatario en París, que resultará ser un agente del exiliado. Una nota anónima -escrita por Fernand a iniciativa de Danglars y con la colaboración pasiva de Caderousse- provoca la detención del joven en mitad de su banquete de esponsales, la víspera de su boda, acusado de conspirador bonapartista. El magistrado responsable de su caso, Gérard de Villefort, descubre que la misteriosa carta incrimina a su propio padre, destinatario del mensaje y partidario del corso. Para proteger su carrera, Villefort destruye la carta y, a sabiendas de su inocencia, condena a Dantès al encierro en la terrible cárcel del castillo de If, una prisión de la que parece imposible escapar situada en??frente de la costa marsellesa.
A partir de estos hechos que conocemos en las muy primeras páginas del libro se desarrolla la trama de la novela, empezando por el relato de los catorce años de reclusión en el presidio; siguiendo por el descubrimiento por parte de Dantès, ya fuera de su cárcel, de un tesoro escondido en la mediterránea isla de Montecristo, de cuya existencia le había informado el abate Faria, un anciano demenciado con el que compartió cautiverio y que fallecería en prisión; continuando con el cambio de identidad de Edmond, enriquecido ahora y oculto bajo una nueva y cambiante identidad; para concluir con la reaparición del personaje en París, a donde acude, décadas después, para reencontrarse con los causantes de su desgracia y perpetrar su venganza contra ellos.
Sobre este arrebatador entramado argumental, la prosa inagotable de Dumas se extiende, fecunda, hilvanando episodios, a cuál más sugestivo, en una narración formidable que interesa, en mi opinión, por varias razones: la propia fascinación del relato novelesco, un aluvión de peripecias y aventuras subyugantes; la prodigiosa construcción literaria del personaje principal, cuya evolución psicológica, en paralelo a los avatares que le depara la vida, Dumas describe con precisión y hondura sobresalientes, en una caracterización espléndida; la igualmente soberbia descripción del resto de los personajes, todos con honda y bien perfilada personalidad; el fidedigno contexto social, político e histórico, las coordenadas en las que se enmarcan las andanzas del sufriente y esforzado Edmond; los variados temas -filosóficos, morales, éticos- de alcance intemporal y universal, que se cruzan en la narración; el poderoso brío narrativo del autor, su magistral talento para crear una trama densa y sorprendente, muy precisa y detallada, en la que el lector se ve envuelto hasta el apasionamiento; las singularidades del estilo literario de Dumas, muy marcado por el carácter episódico de la narración, de su condición de novela por entregas; la cualidad de clásico que el libro ha alcanzado, de la que da prueba la muy larga lista de recreaciones, revisiones, traslaciones de la obra en el cine, las series, el teatro, el arte, la música, la propia literatura, y hasta el cómic y los videojuegos, entre otras manifestaciones del impacto de El conde de Montecristo en la cultura popular.
¡Les deseo largas horas de placentera lectura en estas navidades!
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Alexandre Dumas. El conde de Montecristo. Editorial Navona. Barcelona, 2017. Traducción José Ramón Monreal. 1.296 páginas. 45 euros
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