Rincones diferentes dentro del extenso y también sorprendente patrimonio de Castilla y León
A lo largo y ancho de nuestras nueve provincias podemos encontrar y disfrutar de las visitas a catedrales, iglesias, basílicas, recintos amurallados que dejan boquiabierto al contemplar todo este patrimonio por primera vez. Pero, en esta tierra tan fructífera en cuanto a joyas de la arquitectura, ¿también hay monumentos curiosos, originales, inesperados? Pues la respuesta es… sí.
En Salamanca, nadie duda de que la Catedral de Salamanca es absolutamente espectacular. Que atesora historia, secretos, leyendas. Pero, ¿alguien que no la haya visitado nunca… podría imaginar que se encontraría con un astronauta, esculpido en piedra, en uno de sus admirados recovecos? ¿Y que aparece, ante la sorprendente mirada del visitante, junto a un fauno comiendo un helado?
La historia es la siguiente. El astronauta en sí es obra del cantero Miguel Romero. Y se trata de una adición realizada a la fachada de la catedral en 1992, cuando se inició un tedioso proceso de restauración de la fachada, dirigido por el reconocido arquitecto Jerónimo García de Quiñones.
El propósito de Romero fue seguir en todo momento la estética que presentaba la catedral, mientras se añadían algunos guiños a la época contemporánea. Y dicho astronauta fue uno de esos guiños.
En Palencia, por ejemplo, podemos encontrar el Cristo del Otero. Hay quienes dicen que esta estatua de hormigón armado de 21 metros de altura, que vela por la ciudad de Palencia, es una copia del famoso Cristo Redentor de Río de Janeiro… ¡Y se equivocan! Porque lo cierto es que el Cristo del Otero se inauguró unos meses antes que el icónico monumento brasileño. En todo caso y debido al parecido… hoy ambas estatuas están hermanadas.
Pesa 392 toneladas y se construyó en tan solo ocho meses. La primera piedra se colocó el 15 de junio de 1930 y la obra se terminó en febrero de 1931. Otra de sus cifras más relevantes es que sus 21 metros le convierten en el Cristo más alto de España y uno de los más elevados del mundo. Una de las curiosidades es que su autor, el palentino Victorio Macho (1887-1966), fue enterrado en la cripta de la Ermita de Santa María del Otero, excavada a los pies de la talla que él mismo había creado.
La obra tiene alguna de las influencias culturales más internacionales de la época como el Art Decó o el cubismo y, con el paso del tiempo, se ha convertido en uno de los iconos más queridos por los palentinos, un monumento con vistas espectaculares y visible además desde muchos puntos de la ciudad.
¿De 1793? ¿De piedra, lógicamente? ¿El buzón más antiguo de España? Pues se encuentra también en nuestra tierra, en Mayorga de Campos concretamente, en la provincia de Valladolid. En un edificio de dos plantas de estilo barroco, concretamente del siglo XVIII, una casa particular situada en la calle Derecha, un curioso viajero puede descubrir toda una reliquia excavada en la piedra y por la que se introducían cartas y postales… cuando todavía no nos habían invadido los whatsapps.
Este buzón de piedra lleva grabada la inscripción Coreo / Año de / MDCCXCIII.
Según los Anales de las Ordenanzas de Correos de España, es en 1762 cuando aparece la primera referencia escrita sobre los buzones. Se estableció abrir un “agujero o reja, en todas las hijuelas o veredas por donde se echen las cartas sin que se puedan recibir en mano…”. Su finalidad era evitar la desconfianza de los usuarios por el posible extravío de la correspondencia en el momento del depósito y ofrecer un mejor servicio, al no ser necesario esperar al “conductor” del correo para hacer la entrega en propia mano. Y los expertos que lo analizaron dataron que antes de que acabase el siglo XVIII Mayorga de Campos se adjudicaría este curioso honor que fue reconocido por la Filatelia Española con un sello distribuido en el año 2001.
En la provincia de Soria podemos encontrar otra joya patrimonial de la tierra… y bastante curiosa. Se trata Rello, una pequeña localidad pero situada a una gran altura, por encima de los mil metros de altitud, una villa medieval amurallada con una impresionante puerta de entrada que sorprende y transporta a otro momento histórico a cualquier viajero que se atreve a traspasarla.
La peña sobre la que se localiza es de roca caliza, está geográficamente situada en los Altos de Barahona. En la mencionada puerta de entrada a la villa se puede observar el escudo heráldico del Señor de la villa: Lorenzo Suárez de Mendoza, Conde de La Coruña. Y, ya en el interior de la villa, uno también se sorprenderá por dar con el único Rollo de Hierro de España. Se trata de una bombarda (antigua pieza de artillería) del siglo XV o XVI con cinco argollas de sujeción.
Pregunta digna de concurso. ¿Conocemos el número de localidades españolas cuyos nombres empiezan por la letra w? Pues la respuesta es sencilla. Solo una. Se llama Wamba, está situada en la comarca vallisoletana de los Montes Torozos y, por cierto, se pronuncia “bamba” y no “guamba”.
Pero la curiosidad no acaba aquí. Este pueblo alberga el templo de Nuestra Señora de la O, una iglesia en cuyo interior uno puede observar paredes forradas por dos millares de calaveras. Son parte de la capilla de Ánimas, antiguamente alcanzaban el techo, llegando a recubrir la bóveda. Encajados como un tangram óseo ayudándose de fémures y omóplatos, se trata del mayor osario de España que, por razones obvias, no deja indiferente a nadie que lo contemple.
Sea como fuere, buzones, calaveras, astronautas o gigantescos cristos redentores también forman parte de nuestro patrimonio. Despiertan la curiosidad entre estudiosos y viajeros, dan mucho que hablar tras contemplarlos, pero, en cualquier caso, se suman a esa casi incalculable cantidad de monumentos que merece la pena descubrir. Y que dejan una huella imborrable en el mejor cajón de la memoria.