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Los caballos lentos
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TANTOS LIBROS POR LEER

Los caballos lentos

Actualizado 09/12/2024 19:14

Las navidades pueden resultar un tiempo idóneo para la lectura, sobre todo para aquellos, entre los que me cuento, que no disfruten demasiado con el estruendoso jolgorio callejero, el frenesí de las compras y los excesos de la algo asfixiante sociabilidad más o menos obligada. Es por ello que previendo las largas horas de holganza que se les pueden presentar en estas ya próximas fechas, y anticipando un placentero y acogedor acomodo en sus sillones favoritos, les traigo hoy una serie de hasta seis interesantes y muy entretenidas novelas, las que hasta ahora se han publicado en nuestro país (la última hace apenas unos meses) de un ciclo, que cuenta ya originariamente con cerca de decena y media de entregas, que el escritor británico Mick Herron ha venido presentando desde 2018 bajo la rúbrica genérica de “Serie Jackson Lamb”.

Mick Herron, que ha sido saludado por la crítica como heredero de John Le Carré y Graham Greene y calificado como el nuevo maestro de la novela de espías británica, acumula premios en el género negro, habiendo vendido más de un millón de ejemplares de sus libros, que se han traducido a más de veinte idiomas. Sobre las novelas de Jackson Lamb se ha producido incluso una serie televisiva, con el protagonismo de dos conocidos y prestigiosos actores, Gary Oldman y Kristin Scott Thomas. El marco de referencia general en el que se desenvuelve el ciclo se describe, como es natural, en el primero de los libros, Caballos lentos, publicado originariamente en 2010 y presentado en nuestro país en 2018, siendo el título que, sin ninguna duda, debiera ser la inevitable puerta de entrada a la serie entera.

Los “caballos lentos” es el nombre -ciertamente cargado de connotaciones despectivas- con el que se conoce a los ocupantes de la Casa de la Ciénaga, un desvencijado edificio de oficinas en la londinense Aldersgate Street, un antro, un vertedero destartalado y escondido al que van a parar, degradados en todos los sentidos, los miembros del legendario MI5, hoy llamado Servicio de Seguridad, la élite de los servicios secretos del mundo, cuando han cometido algún error grave en sus funciones, desterrados de Regent’s Park, la prestigiosa sede de la organización, y condenados a pasar el resto de sus días sin expectativa profesional de ningún tipo, destinados a funciones burocráticas, a ocupaciones rutinarias, a miserables trabajos de oficina o a tareas de escasa relevancia, para las que no se requiere la menor cualificación, muy alejados, en cualquier caso, de la trepidante acción que se supone forma parte del día a día del espía convencional.

Al mando de esa calamitosa sección del servicio de inteligencia está el inefable Jackson Lamb, el muy antiheroico líder de la Casa de la Ciénaga, cuya creación, inolvidable, revela una imaginación y un talento magistrales. Lamb es intransigente, atrabiliario, extravagante, solitario, ajeno a los usos y convenciones más básicos en el trato humano, asocial, desordenado y caótico, egoísta, borracho, obstinado fumador, sucio, gordo y desaseado, zafio, aquejado de una agresiva flatulencia a la que da rienda suelta sin reparo alguno, rodeado de un olor repugnante, dueño de una lengua afilada y cruel, grosero, faltón, tan políticamente incorrecto que puede llegar a ofender hasta a quienes, como a mí mismo, nos parecen ridículas la mayor parte de las manifestaciones de la disparatada corrección woke, intrigante, cínico, despótico, irascible. Y sin embargo es inteligente, perspicaz, muy lúcido. Conserva, pese a los golpes de la vida, su intuición de investigador avezado, es decidido, inconformista y rebelde, valiente ante el poder, al que se enfrenta sin titubeos, defensor a ultranza de su equipo, leal a unos sólidos principios morales, comprometido con su trabajo; un espía excepcional, aunque a veces bordee los límites de la legalidad y pese a la turbia huella de un pasado que siempre lo acechaba a la sombra de su propio cuerpo. Contando además, como principales elementos definitorios, con el sarcasmo, la ironía ácida y corrosiva, la mordacidad, el humor destemplado, la causticidad desatada, la rapidez verbal, la incisiva inteligencia que impregnan cada una de sus manifestaciones. Hay también en él indicios de soledad y aislamiento, un punto de aflicción, rastros de ese misterioso pasado, oscuras sombras en su alma.

Bajo su muy atípico mando, un memorable elenco de personajes -bien distintos entre sí aunque compartiendo infortunio, decepción, desengaño, frustración y fracaso- se ve envuelto en unas muy envolventes tramas relativas a asuntos que definen la contemporaneidad no solo británica sino europea y hasta del mundo entero en la última década: la inmigración, el terrorismo islámico, la penetración del capital ruso a través de los oligarcas que “desembarcaron” en la City, las consecuencias de la desmembración del “Imperio soviético”, el Brexit.

En los distintos libros de la serie se suceden los consabidos lances de las novelas de espías: desapariciones, muertes en extrañas circunstancias, sicarios, venenos, asesinatos, atentados, bombas que explotan, peleas, testigos sospechosos, investigaciones reservadas, secretos oficiales, mensajes cifrados, dobles juegos, ocultamientos y engaños, agentes infiltrados, información confidencial, conflictos diplomáticos, luchas de poder, políticos venales, corrupción, oscuros intereses financieros, repercusiones geoestratégicas...

Sin embargo, la originalidad del planteamiento; el estilo vivaz y ágil; el montaje en paralelo de las historias, que se mueven simultáneamente en distintos escenarios y con diversos personajes; la prosa magnética; la presencia constante del humor; la infinidad de referencias cultas, que brotan sin ostentación ni especiales subrayados; la mirada cercana y tierna de Herron hacia sus personajes; el afinado tratamiento de la personalidad de cada uno de ellos; el énfasis con el que se describen sus fracasadas existencias, tan alejadas del glamour y la sofisticación que asociamos al universo del espionaje (sobre todo tras las películas de James Bond); y la poderosa irradiación de su protagonista, acaban conformando unas novelas muy entretenidas e interesantes, que subvierten de modo estimable las reglas del género y que proporcionan a quien se acerque a ellas muy placenteras horas de lectura.

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Mick Herron. Caballos lentos. Editorial Salamandra. Barcelona, 2018. Traducción de Enrique de Hériz. 384 páginas. 19 euros

Alberto San Segundo - YouTube

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