Los vehículos se pueden reformar, hasta cierto punto, y al hacerlo se deben homologar. Aquí se incluyen los cambios de suspensión, la instalación de accesorios como los tubos de escape, algunas camperizaciones de furgonetas, etc.
España, y Europa en general, es bastante estricta a la hora de permitir que los vehículos circulen por sus carreteras. De ese modo, todos los que lo hacen deben estar homologados, lo cual garantiza la seguridad vial de las personas que circulan por las carreteras.
Estas homologaciones se llevan a cabo en las ITV (Inspecciones Técnicas de Vehículos) y pueden ser de varios tipos.
Las homologaciones ITV en España son un procedimiento en el que se certifica que un vehículo o sus componentes están de acuerdo con las normas que establece la legislación española y europea.
No solo se verifica que el vehículo puede circular con seguridad, sino que también se exige que lo haga de manera respetuosa con el medioambiente. Para ello, no puede pasar una cantidad de emisiones que tienen que ver con la fecha en la que se fabricó.
Esto se hace en las estaciones de la ITV. En ellas se verifica que tanto coches, como motos, camiones, autobuses, etc., cumplen con los requisitos técnicos necesarios de fábrica o en las modificaciones posteriores.
En España hay varios tipos de homologaciones, para las cuales hay que pasar por la ITV.
Individual
Los vehículos que vienen de fuera de la UE no suelen cumplir con las normas españolas y europeas. Por ejemplo, es normal que al traer un coche de los Estados Unidos sus luces no estén de acuerdo a la normativa.
De ese modo, aquí se revisa el coche en su totalidad y cuando se le da el visto bueno se le otorga una tarjeta de ITV.
¿Qué función tiene la tarjeta ITV? En este caso, y en el de todos los vehículos, certifica que el coche es apto para circular por las vías españolas. De hecho, es uno de los documentos que siempre pide la Guardia Civil en los controles de carretera.
Esta se hace con una serie de vehículos que se fabrican en masa. Una marca saca al mercado un nuevo modelo, el cual se homologa una vez y ya se consideran conformes todas las unidades de la serie.
Los vehículos se pueden reformar, hasta cierto punto, y al hacerlo se deben homologar. Aquí se incluyen los cambios de suspensión, la instalación de accesorios como los tubos de escape, algunas camperizaciones de furgonetas, etc.
Se comprueba que esos cambios no afectan al rendimiento y a la seguridad del vehículo, midiendo emisiones, frenadas, peso o las cotas exteriores.
Circular con un vehículo sin homologar nunca es una buena idea, ya que puede tener una serie de consecuencias bastante negativas.
En cualquier control de la Guardia Civil, la multa está garantizada y puede superar los 200 euros. Además, en caso de accidente, la aseguradora (con casi total certeza) se negará a cubrir los daños si las modificaciones no están homologadas.
Cuando hay casos graves, por ejemplo, en modificaciones que afectan a la seguridad del resto de los usuarios de la vía, las autoridades llegan a quedarse con el vehículo y lo retiran de la circulación.