José Antonio Martín Viñas presenta un texto de no ficción, 'El ADN de las palabras'

Es José Antonio Martín Viñas un profesor escritor o un escritor que profesa el arte de enseñar. Y eso se nota en el uso del verso en sus clases y en este título de no ficción que publica M.A.R. Editor, donde nuestro autor tiene dos recopilaciones de relatos espléndidas: Te tengo en cuento y Cuentos entre encuentros. Por el contrario, 'El ADN de las palabras', es un libro con el que pretende llegar a la esencia de las palabras, buscando en la etimología esa pulsión de nombrar que nos define como humanos.

Dueño de una imaginación nutrida de mares, nieblas y lugares legendarios de su Galia natal, Martín Viñas, de infancia abulense y madurez salmantina, deja a un lado el relato y se adentra en la búsqueda de la verdad de las palabras. El autor nos recuerda que “-étimo” significa “verdadero, auténtico” antes de abordar el origen y devenir de las mismas, y lo hace con conocimiento, no en vano, en él confluyen la filología clásica y la hispánica, como también se unen en él el rigor y la imaginación, el cielo despejado de Castilla y la neblina boscosa de su Galicia de hermosas historias. Martín Viñas vive y ejerce en Salamanca y es esta Salamanca la que llena la Librería Víctor Jara –templo de palabras, la denomina el autor- para escuchar a la filóloga y profesora Reyes Arenales, autora del prólogo del libro y partícipe del proyecto “El legado de las mujeres”, quien le presenta como al compañero de trabajo, al amigo con el que disfrutaba del mutuo amor a la etimología.

Es la etimología una de las ciencias que bien conoce este mago de las palabras que las considera bailarinas juguetonas al servicio de su talento. Un talento que señala Reyes Arenales, disfruta con el principio medieval de “enseñar deleitando” y que hace de la ciencia, del humor y de la divulgación un placentero ejercicio más propio de la cultura anglosajona que de la nuestra… a lo que responde el autor que el conocimiento ha de ser para todos, y que ha obviado los conceptos de la lingüística para llegar a la gente. Ese público que se enfrenta a 40 palabras… ya sea por la alusión a los cuarenta principales, al número simbólico que designa la cuarentena, la cuaresma, las alusiones bíblicas y hasta las del editor que le pidió que no se explayara ni fuera más allá de cuarenta conceptos. Una buena prueba del talento a la hora de jugar con las palabras de este espléndido conocedor de la historia de la lengua, de las alusiones literarias, de las curiosidades que nos llevan a relacionar el verbo desear con las estrellas… o el deseo con el hecho de estar sentado… porque en su discurso hablado y escrito se suceden los hallazgos etimológicos más curiosos, los cambios en el significado de las palabras a lo largo de la historia más extraños.

Nuestro escritor-profesor sabe dosificar la medida de lo atractivo y lo erudito, como muy bien señala en el fantástico prólogo Reyes Arenales: “Erudición aquí hay bastante, pero no tiene nada de árida y sí mucho de atractiva, porque el conocimiento siempre resulta atractivo cuando se presenta, como lo hace él, ligado a la vida”. Una vida cuyo ADN, en el caso de José Antonio Martín Viñas, está íntimamente ligado a las palabras, esas, que según el autor, nos definen como humanos y hay que desnudar para llegar a la esencia. Esencia de lenguaje en su tarea docente y en esta libro necesario, locus amoenus en el que habitar con alegría.

Charo Alonso.