La dificultad de entrenar a futbolistas reservas

Todas las plantillas de los equipos de fútbol se configuran con 24 fichas profesionales y, de cuando en cuando, algún futbolista de los equipos inferiores se suma a la contribución, normalmente en caso de lesiones de jugadores principales.

Dirigir a 11 jugadores que juegan habitualmente es más fácil que entrenar a 11 jugadores que ocupan banquillo y forman parte del mal llamado “carro del pescado”. La motivación, sin duda, es distinta por cuanto jugar habitualmente es el premio al que todos aspiran. Por supuesto, los jugadores entrenan siempre buscando la futura alineación en el partido del domingo o de la competición más próxima.

Decía Del Bosque que no era muy partidario de dar explicaciones a los jugadores que no alinean en los partidos oficiales. Porque él piensa que se le diga lo que le diga a los que no juegan nunca se les convencerá, ellos siempre se creerán con derecho a jugar y las razones del entrenador le importan bien poco haciéndole culpable de su situación. Y se va creando un resquemor “in crescendo” en esas relaciones. Personalmente, yo sí di muchas explicaciones en mi etapa de entrenador, de paso abría la espita para que el jugador “me echase en cara” alguna cuestión de la que yo no era consciente. Eso sí, nunca la sangre llegó al río…

Actualmente, se ha aliviado esta situación con la posibilidad de los 5 cambios en un mismo partido, aunque tan solo sea por 20 ó 30 minutos. Y echan el resto. De paso al entrenador le ayuda a mantener en forma a más jugadores y, por supuesto, a poder cumplir con aquellos que hacen méritos durante la semana en los entrenamientos.

Existen muy buenos futbolistas de banquillo, son esos que siempre animan, que nunca ponen una mala cara al entrenador, y eso lo sabe el míster que va adquiriendo “deudas” mentales con esos comportamientos, con los que le gustaría corresponder. Lo difícil para entrenar a 11 futbolistas “reservas” es encontrar fórmulas motivadoras, de difícil aplicación, a los que no les puedes jurar nada ni adquirir compromisos...

No digamos cuando se trata de incorporar a esos jugadores que tuvieron lesiones graves y que tienen todavía un “déficit” de preparación. El jugador enseguida se cree con derecho a alinearse y recuperar su sitio histórico en el equipo, jaleado normalmente por la prensa, y el entrenador manteniendo el equilibrio porque, si a ese jugador que aún no está en forma lo alinease a destiempo, el equipo se da cuenta y el míster perdería autoridad. No digamos si el rendimiento del recién incorporado no fuera el deseado.

Los futbolistas no deben alinearse si no están en forma y sus trayectorias pasadas ahí están latentes, pero no les da derecho sobre los demás que entrenan a diario para estar en forma con su salud intocable. Sería como los inversores en Bolsa, debe interiorizar aquello de: “Rendimientos pasados no garantizan rendimientos futuros”.