Es alma y es madre María. El alma en cuanto vida, porque en ella la Vida se hizo carne. La madre en relación al Hijo, porque en ella el Padre hizo su singular elección, como queriendo que su omnipotencia precisase de su humildad cubierta con la sombra del Espíritu.
Alma y madre para dar un abrazo con los que abrazan, en verso y en color, en forma de regalo como el que hace casi dos años se adelantaba en estas mismas páginas. Abrazo de Juan Carlos y Carmen que se esperaba en 2022, año del cuarto centenario de la Inmaculada de la Vera Cruz, el único Gregorio Fernández del que podemos disfrutar en Salamanca. Como los proyectos largamente deseados acaban por encontrar su preciso momento, si a la paciencia se le deja ser ella misma, terminó oliendo a nuevo en un día muy cofradiero, el Miércoles Santo, cuando se remata el montaje de los pasos allá por el Campo de San Francisco, y por fin se presentó en las vísperas de la Fiesta Fundacional de la Cofradía de la Vera Cruz, el 6 de mayo de 2023. Justo un 6 de mayo había de ser, la misma jornada en la que la ciudad de Salamanca hizo solemne voto inmaculista ante la imagen sagrada de Santa María de la Vega, en el año 1618.
Ahora, al declinar este 2024, sigue oliendo a nuevo para los que lo descubren, como mi compañera Andrea: “Por cierto, el libro es precioso. Un recuerdo muy bonito”. El abrazo siempre es novedad. El alma siempre está por estrenar blancura. La madre siempre espera, aguarda paciente, festeja a su modo cada regreso. En Alma Mater laten muchos abrazos y quedan implícitos tantos otros, que las manos extendidas, los dedos dispuestos, las caricias pendientes, estiran hasta el infinito y logran conservar en sus ochenta y ocho páginas, tantas como arcos tiene nuestra Plaza Mayor. Son abrazos para entrar y salir como ellos, para adentrarnos en el dolor y en el silencio, en las sonrisas robadas a la tristeza, y para hacer una expedición hacia la tierra ignota de los que no son abrazados, o incluso hacia nuestra piel sedienta, reseca porque está sola, enferma porque se ha desnudado de alma, huérfana de madre.
Alma Mater sigue siendo un abrazo sencillo a los proyectos de Cáritas Diocesana de Salamanca desde la cautivadora Capilla de la Vera Cruz. Allí, desde sus manos orantes, con los pulgares en cruz de abrazo, Ella extiende su manto azul para que esta tierra tenga más alma de Cielo y tantos hijos sintamos más cerca a la Madre, que Purísima había de ser.
El poemario Alma Mater, obra de Juan Carlos López Pinto con ilustraciones de Carmen Borrego, puede adquirirse en la Capilla de la Vera Cruz, que el 8 de diciembre, desde el mediodía, acoge la festividad la Inmaculada Concepción de María.
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