“He compartido lo que he aprendido con otras madres y hemos creado una red de apoyo entre nosotras”, un aspecto esencial para que las familias se sientan menos aisladas y con más apoyos
Jacqueline Félix Fricas, madre de un niño de cinco años, ha tenido una experiencia transformadora a través del programa 'Criando en equipo' de Cruz Roja en Salamanca.
Su historia comienza cuando se acerca a Cruz Roja a través del Centro Joven por las actividades que ofrecen para familias. Aunque al inicio no era madre, su vida cambió con la llegada de su hijo, lo que la llevó a participar activamente en los talleres del citado programa.
Desde su primera sesión, Jacqueline se sintió acogida y apoyada. A medida que asistía a las actividades, comenzó a recibir pautas sobre cómo educar a su hijo, lo que le resultó muy útil, especialmente en momentos difíciles como las rabietas. “La experiencia ha resultado bien, lo único es que gestionar las rabietas me ha costado. Pero me ha ayudado mucho la experiencia con Cruz Roja y las pautas que me iban dando”, confiesa.
De hecho, Jacqueline ha notado un cambio positivo en la relación con su hijo: “Me hace más caso ahora que antes”. “He aprendido a gestionar mejor los enfados del niño y a entender que no lo hace por molestarme, sino porque busca mi atención”, explica.
Uno de los aspectos más destacados del programa es la creación de una red de apoyo que incluye a profesionales de diversas áreas, como la psicología y el trabajo social, así como a otros actores del entorno comunitario. Este acompañamiento estable asegura que los cambios en las prácticas parentales sean duraderos. Jacqueline ha experimentado esto de primera mano: “Siempre me ayudan en lo que pueda. Me ayuda mucho saber que tengo un respaldo”.
El programa también se centra en la identificación de las necesidades y fortalezas de las familias. A través de entrevistas, se evalúan competencias parentales como la corresponsabilidad, la implicación escolar y la gestión doméstica. Jacqueline recuerda cómo estas evaluaciones le ayudaron a reflexionar sobre su papel como madre: “Me hizo darme cuenta de que había cosas que podía mejorar y que no estaba sola en esto”, comenta.
La experiencia de Jacqueline también resalta la importancia del juego en el desarrollo infantil, un concepto que aprendió en los talleres. “A través del juego en esas edades aprenden”, dice, enfatizando que, aunque a veces no le apetezca jugar, entiende que es esencial para el aprendizaje de su hijo. “Hemos encontrado juegos que ambos disfrutamos, y eso ha fortalecido nuestra relación”, añade, reflejando cómo el programa ha influido en su conexión con su hijo.
Jacqueline también ha notado un impacto positivo en el desarrollo emocional de su hijo. “El niño está más estable”, afirma, lo que sugiere que las herramientas que ha adquirido le han permitido manejar mejor las emociones de su hijo y, a su vez, las suyas propias. “Hay veces que se enfada conmigo porque no le concedo lo que quiere, pero ahora entiendo que eso es parte de su desarrollo”, explica, mostrando una comprensión más profunda de las etapas de crecimiento infantil.
El programa 'Criando en equipo' no solo ha beneficiado a Jacqueline, sino que también ha tenido un impacto en su entorno. “He compartido lo que he aprendido con otras madres y hemos creado una red de apoyo entre nosotras”, dice. Este aspecto comunitario es esencial, ya que permite que las familias se sientan menos aisladas y más conectadas. “A veces, solo necesitamos un espacio para desahogarnos y compartir nuestras experiencias”, añade, resaltando la importancia de la comunidad en el proceso de crianza.
Al final de nuestra entrevista, Jacqueline no duda en recomendar el programa a otras familias. “Si alguien me preguntase, le diría que merece la pena venir y tener esta experiencia”, concluye, reflejando su gratitud por el apoyo recibido y la transformación que ha experimentado en su vida familiar.
Fotos de David Sañudo