Miércoles, 11 de diciembre de 2024
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“Con el apoyo adecuado, cada familia puede convertirse en el héroe de su propia historia“
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Sara García, directora del Centro Infantil de Cruz Roja Salamanca

“Con el apoyo adecuado, cada familia puede convertirse en el héroe de su propia historia“

Actualizado 04/12/2024 12:04
César García

Dos programas facilitan apoyo emocional y social, así como recursos para superar conflictos y dificultades en el ámbito familiar

Los modelos de familias han variado y los desafíos en este ámbito son cada vez más complejos, especialmente para personas que, por diversas circunstancias, son más vulnerables. Por eso, el Centro Infantil de Cruz Roja Salamanca se erige como un faro de esperanza y apoyo.

Sara García, directora y trabajadora social del centro, lleva varios años coordinando los dos modelos de intervención que han demostrado ser efectivos en su labor: ‘Criando en equipo’ y ‘Parentalidades en positivo’. Ambos buscan mejorar la dinámica familiar y el desarrollo integral de los menores, proporcionando herramientas y recursos a las familias para que puedan afrontar sus dificultades con mayor seguridad y confianza.

Especial atención a personas vulnerables

El Centro Infantil de Cruz Roja Salamanca ofrece un servicio integral de conciliación para niños y niñas de entre cero y doce años. "Nuestro objetivo es proporcionar un seguimiento y apoyo a las familias que lo necesitan, especialmente aquellas que tienen riesgos o dificultades en su día a día", explica la directora.

Este enfoque es crucial en un contexto donde muchas familias se encuentran en situaciones de vulnerabilidad, con un perfil que incluye, en su mayoría, familias monoparentales, con un nivel socioeconómico bajo y empleos precarios. "Muchos de nuestros usuarios provienen de entornos donde la economía sumergida es una realidad. Esto genera una serie de problemas que afectan no solo a los adultos, sino también a los niños. La falta de recursos y de apoyos familiares puede llevar a situaciones de estrés y ansiedad que impactan en la crianza", señala. Por ello, el centro no solo se limita a ofrecer un espacio de conciliación, sino que también se convierte en un punto de referencia para el apoyo emocional y social de las familias.

‘Criando en equipo’: Un enfoque para la primera infancia

El programa "Criando en equipo" está diseñado para familias con menores de 0 a 6 años. El primer paso es la evaluación inicial de la familia y del desarrollo del niño, lo que permite identificar las competencias y habilidades que necesitan ser reforzadas. "La evaluación previa es fundamental. No solo evaluamos a la familia, sino también el desarrollo del niño, lo que nos ayuda a establecer un plan de intervención personalizado", apunta la directora del centro.

Esta intervención se divide en siete sesiones, donde se abordan diferentes competencias parentales. "Cada sesión incluye orientaciones específicas que las familias deben poner en práctica durante la semana. En la siguiente sesión, revisamos cómo les ha ido, qué dificultades han encontrado y qué han aprendido", añade. Este enfoque práctico permite a los padres aplicar lo aprendido en su vida cotidiana, lo que facilita un impacto positivo en la relación con sus hijos.

Sara García destaca que uno de los aspectos más importantes del programa es la interacción entre padres e hijos. "Hemos observado que el desarrollo de los niños mejora significativamente tras participar en este programa. Las familias también aseguran sentirse más seguras y tranquilas en su rol como padres y /o madres", afirma. Este cambio se traduce en una mayor capacidad de autocontrol y en una mejor relación con sus hijos.

"Por ejemplo, muchas familias se dan cuenta de que algunas de las estrategias que estaban utilizando no eran las más adecuadas. A través de los talleres, aprenden a establecer límites de manera efectiva y a comunicarse mejor con sus hijos. Esto no solo beneficia a los niños, sino que también reduce el estrés en los progenitores", explica.

‘Parentalidades en positivo’: Apoyo para la adolescencia

Para las familias con menores de 7 a 17 años, el programa ‘Parentalidades en positivo’ ofrece un enfoque diferente. "En esta etapa, trabajamos más en el autocontrol de los padres y en la relación con la escuela. Es fundamental que los padres modelen un comportamiento positivo, ya que los niños aprenden de lo que ven", explica García. Este programa se centra en el desarrollo de competencias parentales que son cruciales en la adolescencia, como la comunicación efectiva, la resolución de conflictos y la gestión de emociones.

"Uno de los temas que tratamos en este programa es la relación de los padres con las nuevas tecnologías. En la actualidad, es esencial que los padres comprendan cómo estas herramientas pueden afectar el desarrollo de sus hijos. Les proporcionamos información sobre el uso adecuado de las tecnologías y les ayudamos a establecer límites saludables".

El programa, que cuenta con más sesiones que el anterior (entre 12 y 19), también incluye una evaluación inicial y un seguimiento posterior. "Los padres aprenden a afrontar situaciones difíciles sin que el impacto en los menores sea negativo", explica García.

"Es importante que las familias sepan que no están solas”

Una de las características más destacadas de ambos programas es el seguimiento que se realiza una vez finalizadas las sesiones. "Aunque el programa tenga una duración específica, mantenemos el contacto con las familias. Muchas de ellas continúan viniendo al centro por diversas razones, y estamos aquí para apoyarlas en cualquier momento", señala Sara García. Este compromiso continuo es fundamental para garantizar que las familias se sientan respaldadas en su proceso de aprendizaje y crecimiento.

"Es importante que las familias sepan que no están solas. Muchas veces, la situación económica o las relaciones familiares pueden ser estresantes, y es fácil sentirse abrumado. Nuestro objetivo es ofrecer un espacio seguro donde puedan expresar sus preocupaciones y recibir orientación", concluye.

Cambiar una familia es posible

Los resultados de estos programas son palpables no solo en el desarrollo de los niños, sino también en la percepción que tienen las familias sobre su capacidad para criar y educar. "Muchos nos dicen que ha cambiado su vida. Se sienten más seguros en su rol, han aprendido a manejar mejor sus emociones y han mejorado la comunicación con sus hijos", afirma la trabajadora social.

Sara García concluye con un mensaje esperanzador: "Cada familia es única y enfrenta sus propios desafíos. Nuestro compromiso es brindarles las herramientas y el apoyo que necesitan para superar esos obstáculos y construir un futuro mejor para sus hijos. Creemos firmemente que, con el apoyo adecuado, cada familia puede convertirse en el héroe de su propia historia".

Fotos de David Sañudo