A lo largo de los últimos años se van reconvirtiendo un rosario de solares públicos en nuevos espacios para aparcar vehículos privados. Desde luego nuestro Consistorio alardea de ello, de las miles de plazas creadas, incluso es capaz de vincularlo con la palabra sostenible. Ya hemos señalado esa insistencia municipal por vestir todo de verde sin rubor. Desde luego es un tema complejo, con factores muy diversos, pero sin duda hay algo incontestable: la oferta de aparcamiento termina atrayendo vehículos. Se suele dividir en dos grandes tipos, de Residentes y de Rotación.
Montaje de datos del Diagnóstico (pag. 58) envejecido Plan de Movilidad de 2012. A la derecha vinculados al aparcamiento de Residentes. En la pag. 59 dice "es necesario actuar en la dirección de disuadir los viajes en automóvil fomentando los modos sostenibles"
El primero está vinculado a la residencia de sus propietarios, en la cual deben contar con zona propia para aparcarlo. Aunque todavía no es muy común, se extienden las ciudades donde la posibilidad de poseer un vehículo motorizado privado pasa por tener primero ese espacio también privado. El aparcamiento de Rotación se relaciona con la actividad, fundamentalmente trabajo pero no solo. Parece lógico pensar que, si he de ir a un lugar, debo tener sitio donde dejar el vehículo privado con el cual me he trasladado hasta allí. Estar estacionado, inmovilizado, es el principal estado del vehículo.
Las notas del Ayuntamiento sobre aparcamiento suelen contener todo o parte de esto tomado de la última: “continúa modernizando los barrios para mejorar la calidad de vida de sus vecinos con mejores servicios públicos en una ciudad más accesible, cómoda y humana. Estas actuaciones se suman a otras acometidas durante la última década para facilitar a los vecinos el estacionamiento de vehículos en la calle, contribuyendo al mismo tiempo a fomentar la movilidad sostenible y a reducir el número de vehículos que circulan hacia el casco histórico de Salamanca.”
Espacios de aparcamiento creados paulatinamente al norte de la ciudad, seguramente se podrían añadir varias calles más.
Aparcar es el resultado de una serie de políticas, de decisiones, que llevan a tener donde hacerlo o no. También es un bien económico. Si durante el desarrollismo franquista se construyen barrios enteros sin estacionamiento en los propios edificios, la presión sobre la calle llegará a ser abrumadora. Garrido es un buen ejemplo. Si la oferta de transporte público es deficiente, será difícil convertirla en atractiva y alternativa eficaz. Caso del transporte Metropolitano de Salamanca. Y qué decir del provincial, con un descarado abandono de la envejecida población rural a su suerte.
Se pueden sumar las características del viario, básicamente pensado para circular vehículos, la prioridad otorgada a los diversos medios de transporte en el espacio público, y otros, siempre relacionados con la apuesta política de los gobernantes y de quienes les eligen. No obviemos las políticas económicas, como la apuesta industrial por fabricar coches en la época antes mencionada. O contar con un Plan de Movilidad verdaderamente sostenible o en apariencia, como mantenerlo envejecido y solo como como referencia. Demasiadas decisiones, e intereses, en la balanza atrayendo coches.
A pesar de aparecer el aparcamiento para residentes como un serio inconveniente en algunos barrios de la ciudad, nunca se ha realizado un genuino trabajo de análisis con soluciones viables afrontando el problema y no acabar en negocio. Los aparcamientos supuestamente públicos se privatizan durante décadas, y sus plazas se adjudican más al mejor postor que pensando en solventar errores urbanísticos del pasado. El del Parque de Garrido es un magnífico ejemplo, desde su construcción no han dejado de crecer las plazas en superficie.
Esas decisiones acaban como inversión pública, gasto lo atribuyen a educación o salud y similares. Privatizando medios públicos sin fin, como la infraestructura relacionada con la movilidad con presupuestos fruto de impuestos. Conseguir una movilidad realmente sostenible pasa por políticas radicalmente distintas tras cambiar la mentalidad, y sigue faltando mucho por hacer. Empezando por reconocer que son problemas generados por minorías. También en esos barrios, junto al aparcamiento privado, olvidaron los espacios públicos de convivencia y encuentro, pero estos generalmente ya tal.
En nuevos desarrollos urbanísticos, como esta ampliación de Ciudad Jardín, el aparcamiento termina ocupando mucho espacio.
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