Esta semana, mi muy entusiasta sugerencia de lectura se centra en un libro que desde su aparición hace unos meses ha acaparado el primer plano de la actualidad editorial, con una extraordinaria repercusión crítica y logrando, además, un considerable éxito de ventas. Se trata de La península de las casas vacías, una novela, escrita por David Uclés y presentada por la editorial Siruela en marzo de 2024.
Uclés es un escritor, músico, dibujante y traductor jiennense nacido en 1990 en Quesada, un precioso pueblito a cuarenta kilómetros de Úbeda. En la dedicatoria de su novela escribe Uclés: Todos los miembros de mi familia sin excepción provienen del mismo pueblo, Quesada, llamado Jándula en esta novela. Vivieron la Guerra Civil y a ellos dedico el libro, en una nota que ya apunta dos de los elementos fundamentales de su libro, el muy ostensible carácter autobiográfico de la obra y la “ambientación” de la novela en los días del cainita enfrentamiento entre españoles.
Voluminosa, con setecientas páginas de texto apretado, la obra es un prodigio de inventiva, imaginación, originalidad, conocimiento, creatividad, humor, sensibilidad, ambición, compromiso moral y, en definitiva, inusual y deslumbrante talento literario, en un proyecto desmesurado y monumental, que, al parecer, le ha ocupado a su autor quince años de su aún joven vida.
El libro cuenta la historia de los Ardolento -o Arlodento, pues de ambas formas se escribe el apellido, una familia de Jándula, trasunto de la del propio autor, durante la guerra civil, en un relato dividido en cuatro partes, de treinta capítulos cada una. La primera, Simiente, se desarrolla en la primavera de 1936, antes del golpe militar; la segunda, Leño, también en ese mismo año pero en los meses posteriores a la insurrección de Franco el 18 de julio; la tercera, Ascua, cubre el año 1937; por fin, la cuarta y última, Ceniza, transcurre en 1938 y en el primer trimestre de 1939, hasta el 1 de abril de ese año en que finaliza la contienda.
La novela se mueve en un arco que va desde la peripecia familiar de los Ardolento en esos trágicos días hasta la convulsión general del país, sacudido por la crueldad, la barbarie y la brutalidad: He aquí pues la historia de la descomposición total de una familia, de la deshumanización de un pueblo, de la desintegración de un territorio y de una península de casas vacías, en un esclarecedor resumen del libro que encierra, a la vez, la clave de su título.
Hay, pues, desde el punto de vista relativo a la trama argumental del libro, dos planos, imbricados aunque de nítida autonomía. En el primero de ellos, se nos narra la historia de la familia y de tantos otros ciudadanos del común, de una u otra adscripción política (los más, al margen de cualquiera de ellas); en el segundo, asistimos a una muy pormenorizada descripción de los principales momentos de la guerra, de sus episodios más relevantes y conocidos, de sus principales batallas, de la situación en los dos frentes, de las estrategias militares de ambos ejércitos, de los avances y los repliegues de las dos fuerzas, de las repercusiones geopolíticas del conflicto fuera de nuestras fronteras, de los bombardeos, de los asesinatos, del odio, de las venganzas, de la vida en las ciudades y en los campos durante su transcurso, de las tomas de postura de los intelectuales, de los debates políticos, de la recepción periodística de los hechos, entre otras muchas facetas de este prismático y muy singular acercamiento a aquel drama feroz.
Podría pensarse que estamos ante una más de las muchas obras literarias que tienen por objeto el, quizá, manido tema de nuestra fratricida contienda. Nada más lejos de la realidad. Hay, en el planteamiento de Uclés, algunos elementos de una notable originalidad que junto al indudable talento literario del escritor hacen de La península de las casas vacías una novela singularísima y atípica. Partiendo de esa doble base real, la explícita saga familiar y la muy documentada presentación de los acontecimientos bélicos, la narración se adereza -muy brillantemente- con los mejores condimentos de la ficción. Escribe Uclés en una nota introductoria: Algunos datos y fechas históricas han sido modificados ocasionalmente para que encajen las piezas de este rompecabezas; también se ha jugado con el devenir de los personajes, por muy reales que parezcan. Lo narrado se encuentra entre la realidad y lo imaginado.
Y es que siendo apreciable este exhaustivo recorrido por aquel conflicto encarnizado, e interesante también el seguimiento de los avatares de varias generaciones de una familia, lo que en verdad descuella en la novela, su aportación más brillante, original, novedosa y relevante, es el modo en que se cuenta la historia, con dos aspectos que merecen una especial atención.
Por un lado, el autor introduce en su narración infinidad de elementos extravagantes, disparatados, pintorescos, estrafalarios, cargados de humor, absolutamente ajenos a la realidad más convencional que, de esta manera, alterada, impregnada de componentes maravillosos, imposibles, fantásticos, inexplicables, prodigiosos, desafiando la lógica previsible acaba por perder su firme estatuto de “realidad”. La novela es, así, abiertamente deudora de los postulados -y los logros- del realismo mágico.
Además, destaca la excepcional utilización de determinadas singularidades estilísticas, de enfoque, planteamiento y estructura, manejadas de modo soberbio: la constante intromisión del autor en el relato, las interpelaciones, sugerencias y recomendaciones al lector, la presencia “física” del propio Uclés, que interactúa con los personajes formando parte del relato (como en una inenarrable conversación con Franco), los constantes anacronismos, los desplazamientos en el tiempo, con un narrador que se llega hasta el presente, las abundantes muestras de intertextualidad, los llamativos “interludios” entre capítulos, las historias intercaladas, las abundantes citas y las numerosas referencias culturales, los frecuentes “experimentos”, digresiones, excursos, elementos heterogéneos, llenos de inventiva y creatividad.
En fin, una novela genial, muy interesante e ilustrativa, escrita con brillantez en diferentes registros literarios, seria y rigurosa, dramática y sobrecogedora y, sin embargo, llena de humor, tierna, emotiva, espléndida, que no deberían perderse ustedes bajo ningún concepto.
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David Uclés. La península de las casas vacías. Editorial Siruela. Madrid, 2024. 700 páginas. 26 euros
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