Con seis bodegas situadas en los municipios de Aldeadávila, Villarino, Pereña, La Fregeneda y Ahigal de los Aceiteros, la cosecha 2024 será un excelente argumento para llegar a un público cada vez más selecto
Como en tantos otros órdenes de la vida, aquí también se da el dicho de que ‘nadie es profeta en su tierra’. Sin saber muy bien el motivo, lo cierto es que los vinos de la D.O. Arribes no acaban de entrar entre el público salmantino, y ello a pesar de su calidad, singularidad y un precio razonable. A diferencia del proteccionismo que en otros territorios se produce con los productos autóctonos, los salmantinos demuestran con sus vinos un total desapego a sus raíces y a aquello que nace de su tierra regado con el sudor de sus paisanos. Ejemplo de ese proteccionismo que se da en otros territorios a sus productos y que no sucede en Salamanca, especialmente en la capital, pueden verse en el País Vasco con el txacoli e incluso riojas por aquello de la ‘cercanía’ con Navarra, además de la zona alavesa, o en Galicia con su ribeiro o albariño, en Cataluña con su cava o en las islas Canarias, donde no hay supermercado en el que no te encuentres una amplia gama de sus productos y sus vinos especialmente.
Al contrario, en Salamanca cuesta encontrar los vinos de la D.O. Arribes, también a los de la D.O.P. Sierra de Salamanca, caldos de los que los que cualquier salmantino debería sentirse orgulloso por el producto que se hace en su tierra, porque además su calidad le da motivos más que suficientes para ello, como son reconocidos en cualquiera de los lugares en los que compiten con vinos más famosos y caros, cosechando galardones y premios que para sí quisieran otros más promocionados en sus territorios de origen a pesar de ser menos laureados.
Los vinos de la D.O. Arribes reflejan el carácter de La Ribera salmantina y de los Arribes del Duero, en masculino como dicen en Zamora, gentes trabajadoras, recias, moldeadas por una tierra difícil, de escasas oportunidades, que tuvieron que recurrir a los bancales para sujetar sus viñedos en las laderas del Duero, esa singularidad, la que convierte a cada ser, a cada cosa en algo único, en auténtico, en genuino para con el resto de su clase, esa diferenciación del resto es lo que hace de los vinos de la D.O. Arribes algo sublime y extraordinario, un marchamo acuñado hace ya 17 años y que identifica por justicia lo que el hombre se ganó durante más de cinco siglos entre paredones y arribanzos, un carácter que puede descorcharse en cada una de las botellas de sus vinos.
El vino en general, no solo los salmantinos, “desde Valdepeñas a Rias Baixas”, apunta Capilla, están librando en estos momentos una dura batalla en la sociedad. Entre los jóvenes se imponen modas llegadas de los países anglosajones y que están poniendo por delante productos como la cerveza, ahora bajo la moda 0’0 por imposición de una normativa cada vez más estricta contra el alcohol. Sin embargo, como recuerda Carlos Capilla, director técnico de la D.O. Arribes, “nunca ha habido tantas marcas y variantes de ginebra como se ven ahora”, un ejemplo para desmontar los argumentos que se amparan en las restricciones para el consumo de alcohol como causa fundamental del descenso en el consumo de vino, principal problema del sector y que está saturando a las bodegas y, lo que es peor, que los viticultores no vean recompensado como merecen el trabajo que realizan. “Nosotros ahí tenemos una serie de fortalezas, una zona muy particular para la elaboración de vinos, variedades únicas en el mundo, bodegas con una larga tradición, y haciendo las cosas muy bien”, añade.
Capilla descarta que uno de los motivos sea la escasa promoción que se hace en Salamanca de los vinos de Arribes, pues recuerda los distintos eventos que se organizan a lo largo del año, y desde hace ya varios ejercicios en la capital, “el último ha sido el 4 de noviembre en el hotel Abba Fonseca”, señalaba.
Para el director de la D.O. Arribes en la causa del problema podrían confluir tres factores en la cadena como son una distribución que opta por vender vinos con un mayor margen comercial,una hostelería que prefiere vinos más económicos, y un consumidor al que se le presenta una mayor dificultad para acceder a ellos, sin información suficiente para valorar el producto Arribes frente al bombardeo de riojas y riberas.
Al tratarse de pequeñas bodegas con productos muy diferenciados y de calidad, este problema no se está dando, en la misma medida, en las 21 bodegas adscritas a la D.O. Arribes, aunque algunas de ellas comienzan a preocuparse por el alto stock de vino que almacenan. Por ello, el principal reto con los tiempos que corren para el vino “es mantenerse”, señala Capilla, pues lo considera “más importante que llegar”. En 2017 las bodegas de la D.O. registraron un incremento importante de sus ventas y “desde 2019 ahora nos vamos manteniendo”, señala.
Excelente cosecha 2024
Aunque más escasa de lo habitual, la vendimia 2024 en la D.O. Arribes tendrá como resultado unos 750.000 kilos de uva, cerca de un 25% menos que una cosecha normal, aunque como puntualiza Carlos Capilla, “la uva que ha entrado es de una excelente calidad”, lo que “me recuerda a la cosecha de 2011, quizá la mejor que hayamos tenido desde la existencia de la D.O. hace 17 años”, asegura.
La variedad mayoritaria en Arribes es la conocida como juan garcía, aunque la más deseada, buscada y pagada es la bruñal, variedad autóctona y que confiere a los vinos un gran poder para el envejecimiento, unas propiedades organolépticas que ahora quiere la D.O. Rueda para sus vinos, pues no obstante la Junta de Castilla y León ha autorizado su uso a Rueda, lo que no deja de ser un duro golpe para los 190 viticultores de Arribes y sus bodegas.
Por su parte, la D.O. Arribes incluyó hace dos años las variedades autóctonas de puesta en cruz, jeromo, bajoarroba, bastardillo chico y mandón, y “ahora vamos a incluir la tijonera, que en la zona llamamos verdejo colorado”, añade Capilla. Por último, cabe señalar que de las 21 bodegas adscritas en la D.O. Arribes, marchamo que se extiende en torno al Duero por las provincias de Zamora y Salamanca, seis se ubican en las localidades salmantinas de Corporario (Aldeadávila), Pereña, Villarino, Ahigal de los Aceiteros y La Fregeneda.