El enólogo uruguayo, Julio Gallo, inicia nuevo proyecto y experimenta con variedades como la godello, el Verdejo colorado o tijonera, además de bruñal, syrah y garnacha haciendo vinos diferentes de ediciones limitadas
Ante la dificultad siempre está la resistencia de quien cree en lo que hace y lo defiende, y cualquier logro se convierte en una victoria que te da más ánimos a continuar, es sin duda una cuestión de fe o de “empecinamiento”, como dice uno de los principales descubridores e impulsor de la que es la variedad reina de la D.O. Arribes.
De origen uruguayo y llegado a España en 2002 con su mujer y tres hijos, entonces de 13, 14 y 3 años de edad, “pero que se han adaptado perfectamente y disfrutan de lo bueno y de lo malo que da esta vida, y España está bien”, Julio Gallo es un ejemplo de esa resistencia ante las dificultades que demuestran los apasionados al vino.
Tras cerrar Ribera de Pelazas en Pereña de la Ribera, la bodega en la que trabajó como enólogo durante 20 años, y a la cual “estoy muy agradecido por lo que me dio”, Julio Gallo es también ejemplo de emprendimiento en un momento nada fácil, en un momento en el que la cerveza, aliada con los jóvenes, está ganando la batalla y saturando las bodegas de vino.
‘Dominio de Gallo’ es el nuevo proyecto de Julio Gallo en las Arribes y que comenzara hace un año junto a su esposa Adela, “que lleva toda la vida en la parte administrativa y laboratorio”, y sus tres hijos enólogos, Matías, Giuliano y Joaquín, este último CEO y responsable en RR.SS., cada uno con sus respectivos empleos fuera de Arribes pero que ponen su granito de arena como colaborares a este proyecto familiar a caballo entre Pereña y Villarino.
Como suele ser habitual, las pequeñas bodegas apuestan por la calidad tratando de sacar vinos diferentes, de características muy marcadas y distintas de lo que ofrecen las grandes bodegas, única forma de introducirse en los mercados. Julio Gallo aprovecha su experiencia en este campo a raíz de descubrir las extraordinarias propiedades de la bruñal hace dos décadas.
En su nuevo proyecto sigue el mismo camino con variedades menos habituales en los vinos de la D.O. Arribes, incluso con una no admitida por este marchamo como es la godello, polémica ya en algunas denominaciones de origen por haber sido admitida, pero sin duda una varietal de moda que aporta singularidad a los caldos que con ella se elaboran.
En este momento ‘Dominio de Gallo’ está en el mercado con cuatro vinos, “sacamos este godello, que es una variedad de Castilla y León, que no está la D.O., pero que la tenemos en Castilla y León; y después tenemos verdejo colorado, que es una variedad única también, por lo menos en esta zona, y que ahora se va a registrar como tijonera; y después en tinta está la bruñal, que es la que más tenemos, además de algo garnacha y de syrah. Nuestra zona tiene dificultades y precariedades, pero tiene sus riquezas también”.
Como señala Gallo, “la idea es ver qué expresión tienen esas variedades aquí en Arribes. Como la syrah ya se ha plantado en esta zona y la garnacha siempre ha existido, queremos seguir insistiendo con esas otras variedades de alta expresión. Y para la bruñal, este año le vamos a buscar otro registro para que a pesar de que hace ya 22 años que la pusimos en el mercado en otra empresa, ahora nosotros queremos buscar el lado de los vinos afrutados y jóvenes. Estamos empezando y estamos con cosechas limitadas. Lo que estamos haciendo es testear y ver la aceptación. Al fin y al cabo el que manda es el público”.
Por el momento, 'Dominio de Gallo' no está inscrita en la D.O. Arribes, por lo que los vinos que se elaboran salen como vino de la Tierra de Castilla y León. Para Julio Gallo, más que pertenecer a una Denominación de Origen, lo importante es que cada bodega haga su mejor vino. Entonces, “aunque nosotros no tengamos el marchamo de la D.O., lo que siempre hemos creído es que lo que importa de cada elaborador es lo que pone de él, porque al final, si bien una D.O. es un buen paraguas, en una familia hay de todo. Lo que vale, como en el caso nuestro, es que hemos puesto nuestra marca, nuestro apellido; lo que vale es tu marca, lo que tú sabes hacer, porque en realidad lo que al final prima es lo que uno hace. Así que ¡viva la diversidad! y el no estar encerrado ni enfrascado en hacer siempre lo mismo”.
A este respecto, Gallo recuerda su descubrimiento de la bruñal: “Tengo la suerte de que cuando llegué aquí, en el 2002, 2003, 2004, que empecé a buscar la bruñal, fue una gran aventura. Fue una cuestión de empecinamiento y también de creer en ella y de que la compañía en la que yo trabajaba creyó en mí porque me dejaron hacer esa uva. Y al fin y al cabo, hoy por hoy todo Arribes habla de la bruñal y habla muy bien. Entonces eso ha sido un buen paso que ha servido para que los demás lo copien, lo agranden y lo mejoren, porque así es la vida. Nada de lo que hacemos es para uno. Nosotros disfrutamos con lo que hacemos para que alguien lo disfrute en la mesa, el lugar más sagrado”.