Llega el fin de semana de voluntariado en la Casa Escuela Santiago Uno del equipo verde y parece que el pasado viene en rescate del presente.
Nos visita una antigua alumna colombiana con dos hijos pequeños. Acabó con nosotros el ciclo superior de integración social, monitor de tiempo libre, etc. Viajó por Europa en autobuses litera y bajó varios veranos a Marruecos en el proyecto de cooperación que allí desarrollamos. Pero nuevamente la pareja la abandona e intentaremos hacerle un contrato de limpieza. A día de hoy no tiene la estabilidad emocional para poder darle la oportunidad como integradora social.
Vinieron tres hermanos Marroquís. Salieron de condiciones infrahumanas y hoy los tres son abogados exitosos. Ganan mucho dinero y resuelven altruistamente muchos casos de legalización de migrantes. La chica también vino con dos hijos pequeños, tiene marido que trabaja y la trata bien y casa con piscina. Ella en nuestra escuela de circo bailaba danza del vientre en zancos con unas alas doradas de mariposa y después lo hacía uno de sus hermanos que en la puerta de su habitación ponía una foto de Audrey Hepburn.
Fin de semana de terapias, estudios, premios, paseo a caballo, asambleas, demostraciones de talento para otros colectivos, etc.
Vidas condensadas, que quieren vivir contigo, que te quieren regalar, necesitan que se las valides, que los reconozcamos, sentirse queridos. Ese momento que ponemos a su disposición lo quieren respirar.
Hoy domingo después de una intervención terapeútica didáctica para integradores sociales, me reuní con otras dos “ex”, una de Guinea y otra Dominicana con tres hijos entre las dos, me comentaban como se ayudaban mutuamente y cómo iban a compatibilizar estudios de integración social.
Otra sorpresa fue ver aparecer a otra hija de brasileña y guineano desaparecidos, su hermano actualmente estudia y vive con nosotros. Con rastas y aura de talento se desliza hacia nosotros, dejándose caer y con los ojos tristes mientras ríe. Una vacilona del baloncesto, bilingüe de español e inglés, perdida y caprichosa, destilando ternura.
No busca caminos sino surcar los sueños. ¿ Qué educación liberadora damos ?. ¿ Qué terapia puede curar el abandono infantil?. Parecen misiones imposibles que no dependen sólo de nosotros. No creemos en las palabras absolutas y sí en construir milagros con ellos.
Aquí estamos una década más, con un whassap cosmopolita, mestizo, intergeneracional . Pidiendo soluciones a la ciencia y socorro a Dios.
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