, 05 de enero de 2025
Volver Salamanca RTV al Día
Yo soy como todo el mundo
X

TANTOS LIBROS POR LEER

Yo soy como todo el mundo

Actualizado 08/11/2024 11:49

El 21 de octubre de 1989 (se cumplen ahora, pues, treinta y cinco años) vio la luz en Citas, el suplemento literario del Diario de Cádiz, la entrega inicial de El gato encerrado, que, escrito dos años antes, se convertiría en 1990 en el primer volumen del Salón de Pasos Perdidos, la inabarcable serie de los diarios de Andrés Trapiello. Desde entonces, el prolífico escritor leonés, que se desenvuelve con idénticos talento, calidad e interés en muy diversos géneros literarios: poesía, novela, ensayo, artículos periodísticos, libros misceláneos y, obviamente, diarios, ha entregado a la imprenta veinticuatro tomos de ese desbordante e inusual proyecto, cuyos dos primeros títulos han aparecido en la editorial Pre-Textos, mientras que de los dos últimos tomos -y de los que vendrán- se ha hecho cargo Libros del arrabal, el sello familiar que dirigen el propio Andrés Trapiello, su mujer, Miriam Moreno, y los dos hijos de ambos. Hace escasos meses, Alianza Editorial, que, al parecer, pretende reeditar la larga veintena de entregas del diario desde su texto inicial, ha presentado un voluminoso título de título Fractal, que recoge una antología de los veinte primeros títulos de los inagotables diarios del escritor.

Cada uno de los libros recoge las anotaciones correspondientes a un año natural, del primero de enero al treinta y uno de diciembre, y referidas, como parece evidente, a fechas pretéritas, no solo por razones prácticas (permitir el “cierre” natural de cada “ejercicio” anual) sino también “de fondo”, relativas éstas a la voluntad del autor de establecer una distancia crítica con lo escrito en cada momento, alejarse del enojoso imperio de la inmediatez y permitir el repaso y, en su caso, la posible reelaboración o puntualización de los sucesos narrados (es interesante el juego realidad/ficción en una obra que el propio autor define como “novela en marcha”). Esa separación temporal entre los apuntes originarios y su traslación al libro se fue dilatando con el paso del tiempo, de los tres años de desfase en el primer libro de la serie a los trece del último que, publicado en 2023, acoge entradas de 2010. Trapiello daba cuenta del peculiar proceso creativo de su obra cuando, en una entrevista de hace casi tres lustros, afirmaba: Salón de Pasos Perdidos es un libro que se escribe como diario y que, entre cinco y siete años después, se publica como novela. Busca un sentido que la realidad no tiene. Es decir, hace el trabajo de la ficción: ordenar la realidad. Por eso, por esa intención, el diario necesita un reposo, una distancia. De las 300 páginas que escribo a mano cada año, me sirven 50, que luego se alargan hasta 800.

Los diarios de Andrés Trapiello son extraordinariamente interesantes y eso que en ellos no se narra aparentemente nada relevante. Mientras avanzamos en sus páginas nada parece suceder, ninguna aventura o peripecia excepcional, ningún gran acontecimiento que justifique la remembranza. Nada salvo la vida, salvo el paso del tiempo, salvo la modesta existencia, muchas veces anodina y rutinaria, de un escritor que consume sus días entre las cuatro paredes de su vivienda. Esta vida de uno, qué poca vida es, escribe sincero en algún momento de su obra. Y pese a todo, lleva veinticuatro voluminosos tomos publicados, que han ido creciendo en extensión, de las ciento noventa y ocho páginas del primero hasta acercarse, en los más recientes, a las ochocientas.

Andrés Trapiello nos ofrece la narración de su existencia, por lo demás, como digo, relativamente aburrida y trivial, una existencia punteada por algunos momentos de vida social, de inmersión en el proceloso universo literario, que él llama el “Club de las Almendritas Saladas”, con sus “saraos” y sus festejos, con sus conferencias, sus certámenes y sus congresos, con sus envidias y sus rencillas corporativas, con sus odios viscerales, con sus venganzas de eficacia limitada, con los egos heridos de los escritores, con sus susceptibilidades desmesuradas. Pero, más allá de estas escasas incursiones sociales, los días de Trapiello están hechos de sencillos rituales, de una discreta cotidianidad: la vida familiar con los hijos que van creciendo, el amor por su mujer, sus sólitas rutinas, la escritura y sus derivados (el proceso de corrección, edición, maquetación, elección y diseño de portadas, la publicación y la por él muy denostada y siempre enojosa promoción, la firma de libros), los viajes familiares y los profesionales -conferencias, congresos y presentaciones: Nueva York, Roma, La Habana, entre otros muchos, dentro y fuera de España-, el puntual y tempranero paseo por el Rastro los domingos, la apasionada afición por los libros antiguos, el escrutador deambular por la Cuesta de Moyano, la Semana Santa y la Navidad en la casa extremeña -la poda de los rosales, la madera para el fuego, las pequeñas chapuzas hogareñas, las conversaciones con el sabio y siempre solícito Manuel, el lagarero-, las cenas con los amigos, a los que profesa una lealtad y una entrega ilimitadas, las “encarnizadas” desavenencias con los enemigos, frente a los que muestra un aborrecimiento, una combatividad y un menosprecio igualmente irrestrictos, los encuentros -azarosos o consuetudinarios- con vecinos y desconocidos, las visitas en sus casas a distintos personajes de la cultura, sus recorridos por museos, exposiciones y galerías de arte, los paseos urbanos y sus caminatas por el campo, contemplando la naturaleza, en los alrededores de Las Viñas, su casa en Trujillo…

Nada, como digo, especialmente llamativo, pero con esos escasos mimbres logra construir una obra memorable, que rezuma lirismo y poesía, una obra auténtica y llena de verdad, que se lee con deleite y pasión, irremisiblemente atraído uno por esa existencia común en la que nos adentramos como en una auténtica novela, esperando, cada nuevo año, conocer más sobre esas vidas nada singulares, tan normales, y por ello tan cercanas, tan nuestras, pese a las indudables diferencias. Sin ánimo de ofender a nadie, escribe, yo soy como todo el mundo.

--

Andrés Trapiello. Fractal. Alianza Editorial. Madrid, 2024. 816 páginas. 29.50 euros

Alberto San Segundo - YouTube

La empresa Diario de Salamanca S.L, No nos hacemos responsables de ninguna de las informaciones, opiniones y conceptos que se emitan o publiquen, por los columnistas que en su sección de opinión realizan su intervención, así como de la imagen que los mismos envían.

Serán única y exclusivamente responsable el columnista que haga uso de nuestros servicios y enlaces.

La publicación por SALAMANCARTVALDIA de los artículos de opinión no implica la existencia de relación alguna entre nuestra empresa y columnista, como tampoco la aceptación y aprobación por nuestra parte de los contenidos, siendo su el interviniente el único responsable de los mismos.

En este sentido, si tiene conocimiento efectivo de la ilicitud de las opiniones o imágenes utilizadas por alguno de ellos, agradeceremos que nos lo comunique inmediatamente para que procedamos a deshabilitar el enlace de acceso a la misma.