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La tradición y la uva rufete remarcan la exclusividad de la Denominación de Origen Sierra de Salamanca
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REPORTAJE

La tradición y la uva rufete remarcan la exclusividad de la Denominación de Origen Sierra de Salamanca

Actualizado 07/11/2024 12:17

Un total de 17 bodegas defienden un legado cultural y ambiental de extraordinario valor, en una zona distinguida por su peculiar geografía, viñedos en bancales y una tradición de cultivo manual que la hacen única

Los orígenes del viñedo en el área vitícola de la Denominación de Origen Sierra de Salamanca se remontan a la época romana. Tras la invasión islámica estas tierras sufrieron un retroceso económico, ya que se perdió gran parte de la población. Con la consolidación de la Reconquista, se repoblaron intensamente, por lo que a partir del siglo XI la viña empezó a resurgir en torno a una economía fundamentada en los cereales, la ganadería y el aceite.

Durante el siglo XIX el viñedo experimentó una gran expansión, convirtiéndose en uno de los principales pilares económicos de la comarca, hasta que a mediados del siglo XX se crearon las primeras bodegas cooperativas, introduciendo nuevas técnicas y garantizando la venta de sus graneles. La Denominación de Origen Protegida Vino de Calidad de la Sierra de Salamanca nace en 2010 con el germen de la Asociación de Viticultores y Elaboradores de Vino, creada en 2007 con el objetivo de proteger la comarca vitícola y promocionar la zona.

La tradición dice que el cultivo más importante en la Sierra de Francia ha sido, y es, el viñedo. La gran riqueza tanto cultural como ambiental de esta zona, además del nivel de biodiversidad que aporta este cultivo, es incalculable. Además, hay que destacar la gran labor que realizan los cultivos vitícolas como freno en el avance de los incendios y en la erosión del suelo. Esta superficie, a diferencia de las diferentes comarcas vitivinícolas de Castilla y León, tiene un carácter ácido, que lejos de ser un factor limitante confiere a los vinos una identidad particular.

Prueba de la vinculación e importancia del vino en la zona, son los más de 120 lagares rupestres que se pueden encontrar en diversos municipios acogidos a la DOP, principalmente en San Esteban de la Sierra. Dichos lagares, seguramente comunales, están dispuestos en el campo, en medio del viñedo. La existencia de estas pilas talladas en piedra tiene su lógica si se tiene en cuenta la dificultad para el cultivo de la vid que presenta la Sierra de Salamanca.

Entre las peculiaridades de esta zona al sur de la provincia salmantina se encuentra su geografía tortuosa, sobre la que se asientan las parcelas de viñedo dispuestas en bancales (una especie de terrazas) en las laderas sobre el río Alagón y sus diferentes afluentes. Entre las ventajas de este tipo de cultivo en bancales encontramos una mayor insolación de las cepas asegurando su correcta maduración, una mejor aireación de los racimos, además de la obligación de realizar el trabajo de forma manual, sostenible y respetuosa con el medio ambiente por la imposibilidad de realizarlo de forma mecánica.

Esta zona de producción de la Sierra de Salamanca comprende 26 municipios, aunque la mayor concentración de viñedo se encuentra en Villanueva del Conde, Garcibuey, San Esteban de la Sierra, Santibáñez de la Sierra, Miranda del Castañar y Sotoserrano. Una de las principales características de estos viñedos es la longevidad de las cepas, de las que el 90% tienen más de ochenta años. También hay que destacar la disgregación y el pequeño tamaño de las parcelas, con un tamaño medio de 0,2 hectáreas, ofreciendo un rendimiento no demasiado elevado.

La Sierra de Salamanca es un paraíso de diversidad a todos los niveles de los que el sector vitivinícola forma parte activa. Durante el estudio previo a la obtención de la Denominación de Origen Protegida se catalogaron y estudiaron gran diversidad de cepas, encontrando entre ellas variedades desconocidas hasta el momento. Las variedades de uva más representativas de la Sierra de Salamanca y que la distinguen del resto son la rufete y la rufete blanco serrano, aunque también se cultivan la garnacha tinta o calabrés, el tempranillo o aragonés, la viura, el moscatel y el palomino fino.

La uva rufete es predominante en toda la zona y se caracteriza por su racimo de tamaño pequeño y apretado. Es una variedad de compleja elaboración, sutil y elegante, que aporta aromas delicados con recuerdos a frutos rojos y especiados, con taninos dulces y suaves que aportan elegancia, frescura y complejidad a los vinos producidos bajo el inconfundible sello de esta Denominación de Origen.

Por su parte, la rufete serrano blanco se trata de una uva con productividad media baja, siendo una variedad de maduración tardía y ciclo largo. Las micro-vinificaciones experimentales de vino blanco elaboradas hasta el momento con este tipo de uva están dando unos resultados excelentes en cuanto al potencial enológico, obteniendo vinos de alta acidez, grado alcohólico medio, aromas a hierbas aromáticas, cítricos e hinojo; sensación mineral, volumen en boca y sutil.

Actualmente, pertenecen a la Denominación de Origen Sierra de Salamanca un total de 17 bodegas tras la reciente adscripción este pasado verano de Veuño del Pareón (Madroñal), Las Pamelas (San Esteban de la Sierra) y Dominio de Montemayor (Montemayor del Río).