El humorista gráfico, músico e ilustrador ha escrito un sorprendente ensayo sobre la ostentación del mal como propaganda
Mauro Entrialgo ya es Corsario. Tras su presentación en la librería Letras Corsarias, pinta uno de sus personajes en los muros ya convertidos en un reflejo de los fantásticos dibujantes que han pasado por la cubierta pirata. Humorista gráfico, músico, cineasta, ilustrador, siempre presto a la crítica contundente y directa de la realidad social, Mauro Entrialgo, vasco de Vitoria habitante de Madrid, se descuelga con un ensayo publicado por la editorial Capitán Swing desternillante, claro y rabiosamente actual donde define el concepto de “malismo”. Dícese el mecanismo propagandístico que consiste en la ostentación pública de acciones o deseos tradicionalmente reprobables con la finalidad de conseguir un beneficio social, electoral o comercial. Tras la reciente victoria de Trump, la tesis de Entrialgo cobra aún más protagonismo.
Charo Alonso: Humorista gráfico, ilustrador… ¿Cómo llegaste a la conclusión de que tenías que escribir precisamente un ensayo?
Mauro Entrialgo: Yo me dedico a contar historias usando para cada una un medio distinto. Es verdad que soy más conocido como autor de historietas gráficas, pero en este caso necesitaba ser más preciso al aportar datos. Yo dibujo un humor muy hiperbólico y al emplear ejemplos reales no quería que estos se vieran exagerados.
Ch.A.: Unos ejemplos reales muy cercanos en el tiempo que ilustran tu tesis.
M.E.: Sí, los ejemplos son reales, conocidos, cercanos… aunque las noticias van a tal velocidad que estamos en contacto con ellos durante poco tiempo. Yo estuve añadiendo ejemplos hasta el último momento. Empecé a recopilarlos antes de la pandemia pero hasta la última corrección, que se supone de erratas, estaba añadiendo cosas nuevas como que Alvisse había sido votado por un montón de gente o que un nazi había atacado a un humorista en el escenario.
Ch.A.: Solo te ha faltado hablar de Errejón ¿Hay esperanza en la buena gente? ¡Aunque alguien tenga cara de bueno y no lo sea!
M.E.: Sí que la hay, hay esperanza aunque vivimos en un mundo donde ahora, si alguien confiesa una maldad, le creemos; y si confiesa una bondad, pensamos que nos toma el pelo y nos está engañando. Aunque también se puede engañar y alguien puede no ser tan malo y lo aparente porque es lo que se lleva.
Ch.A.: Tu libro empieza con capítulos sencillos, breves, ejemplos que luego, van cogiendo carrerilla, densidad reflexiva…
M.E.: Sí, se van cargando, van aumentado en intensidad para ir de la risa a la rabia. En el fondo esta situación sigue el mismo mecanismo. Es como la gente que se graba haciendo maldades, empieza Caranchoa agrediendo a un repartidor y acaba el padre Fran grabando sus violaciones o los soldados sinoístas posando con sus desastres.
Ch.A.: Me ha gustado mucho la reflexión final donde reconoces cierta impotencia…
M.E.: Yo hago muchas cosas pero no dejo de ser un humorista, y los humoristas señalan cosas que tenemos alrededor y que quizás no vemos. Yo me dedico a señalarlas, no a exponer soluciones porque no soy un cura ni un politólogo.
Ch.A.: ¿Has visitado antes las Librería Letras Corsarias? Por cierto, ¿Cómo haces para hacer tantas cosas?
M.E.: Nunca había estado en la Librería, aunque conozco a Antonio Marcos con el que he coincidido. Y en realidad, al ser autónomo hacer muchas cosas es más una imposición que otra cosa. La realidad es que parece que hago mucho más de lo que hago, pero es cierto que hago mucho y me he acostumbrado a funcionar así.
Ch.A.: Música, cine, todo tipo de ilustración… pero ahora un ensayo que lee una parte de nuestro tiempo, la ostentación del mal. Una reflexión muy necesaria.
M.E.: Espero que sí, me están prestando mucha atención, más de la que esperaba aunque yo hago las cosas y no soy de los que piensan en la repercusión. La primera razón por la que escribo este ensayo es terapéutica. Veo este tipo de actuaciones y al no saber cómo cambiar esto, escribo. Porque si lo aplaudes, mal, si lo criticas le das más relevancia que es lo que intentan hacer. Y aunque no tenga ninguna receta para solucionar esto, saber que está alrededor y mostrarlo es importante. Al final todo es una moda y las modas acaban por cansancio. Esperemos.
Charo Alonso / Fotografías: Cristina Candel y Letras Corsarias