Al acto, en el que se leyó un manifiesto, acudió un centenar de personas y a él se sumaron también algunos vecinos de Sardón de los Frailes
Incluido en la campaña ‘Yo paro por mi pueblo’, de la España Vaciada, Monleras reivindicaba este sábado una sanidad integral en el medio rural. A la concentración en el anfiteatro asistieron un centenar de personas, entre ellas también vecinos de la localidad vecina de Sardón de los Frailes.
Durante el acto, los organizadores daban lectura a un manifiesto en el que se recogen las deficiencias en materia de sanidad que presenta el medio rural. Asimismo, el documento expone algunas de las iniciativas que podrían ser una solución común a todos los territorios que sufren la despoblación.
Además, y aprovechado la convocatoria, se guardó un minuto de silencio por las víctimas y personas damnificadas por la DANA, expresando su solidaridad, al mismo tiempo que se presentaba la campaña de recogida de alimentos y bienes de primera necesidad que impulsa el Ayuntamiento de Monleras.
MANIFIESTO
2 de noviembre de 2024
Estamos asistiendo a un deterioro silencioso pero implacable de la sanidad pública, el cual se acusa más en la atención primaria, un deterioro que se ha agudizado desde la pandemia. Los recortes en la plantilla de personal sanitario (se suprimen plazas, no se cubren las bajas, no se sustituye a los sanitarios en los descansos por guardias o por vacaciones) tienen un efecto directo en la atención a la población, con la supresión de días de consulta de manera habitual en prácticamente la totalidad de los pueblos. La atención primaria, de este modo, se resiente en el tiempo y calidad de dedicación a los pacientes.
La reducción del número de profesionales de la medicina y de la enfermería añade presión a un sistema ya de por sí tensionado, lo que repercute en que se abandone en la práctica la sanidad preventiva, los programas de promoción de la salud y el bienestar personal, la aspiración a mejorar la salud comunitaria y todo tipo de campañas o actividades que conlleven una concepción de la sanidad más centrada en el cuidado de la salud que en la asistencia a la enfermedad, acorde al modelo socio-sanitario de salud pública que defendemos.
En las zonas rurales más despobladas y en los pueblos más pequeños las consecuencias de tales recortes son sangrantes. Puede suceder que el consultorio no se abra en una o varias semanas consecutivas, lo que supone a las personas mayores, con dificultades de movilidad o sin apoyos para buscar una alternativa, una barrera para el acceso a un servicio básico. Por otra parte, la precariedad en la atención de guardias, reducido al mínimo, deja a la población indefensa ante cualquier emergencia que pudiera darse. Estas situaciones, que se repiten con demasiada frecuencia, suponen un menoscabo en un derecho social que debe ser universal e igual para todos.
Detrás de todo esto, hay una causa principal: el desvío de recursos desde la sanidad pública a la sanidad privada a través de la externalización de servicios, una práctica en auge, y, sobre todo, el desmantelamiento paulatino de lo público, al calor de la ideología neoliberal que, en España como en el resto del mundo, se está adueñando del discurso político, condicionándolo a los intereses de los grupos de poder.
Por todo ello, desde la Revuelta de la España vaciada reivindicamos una sanidad pública de calidad, dotada con recursos y personal suficiente como para atender
las necesidades de la gente, dado que se trata de un servicio básico de vital importancia, para que los territorios de la España vaciada no continúen despoblándose aún más, y de un derecho social que debe garantizarse a todas las personas, independientemente del lugar donde se viva.
De manera concreta, este año la reivindicación del “Yo paro por mi pueblo” de la Revuelta de la España vaciada se centra en estas diez exigencias comunes a todos los territorios que sufren la despoblación:
1. Aumentar la asignación a la Atención primaria hasta alcanzar el 25% del total del presupuesto de Sanidad. Esta medida asegurará la mejora de las plantillas de personal sanitario, ofertando contratos laborables estables y de calidad.
2. Garantizar que los centros de salud y consultorios rurales estén accesibles a la población y abiertos en todas las localidades.
3. Eliminar las listas de espera, o al menos reducirlas a cifras razonables, en la atención especializada.
4. Dar prioridad a las consultas presenciales, insustituibles para lograr una eficaz relación entre el paciente y el profesional, y utilizar las telefónicas exclusivamente cuando el paciente así lo decida y para temas puramente burocráticos.
5. Adecuar y completar las plantillas de los centros de salud, adaptándolas a las características de cada territorio de actuación y dotándolas de los especialistas necesarios en pediatría, geriatría y otras posibles especialidades.
6. Fomentar la sanidad preventiva y la educación para la salud, con actuaciones concretas. Por ejemplo, que los profesionales sanitarios se acerquen a los centros educativos de la zona y se haga una educación sanitaria con el fin de promover hábitos saludables.
7. Fortalecer y garantizar la participación y el empoderamiento de la ciudadanía a través de un correcto funcionamiento de los Consejos de salud.
8. Crear una especialidad en medicina rural o, al menos, habilitar un sistema de prácticas en centros de salud rurales para los profesionales que vayan a trabajar en el medio rural.
9. Mejorar los servicios de emergencias con la dotación de ambulancias medicalizadas, helicópteros diurnos y nocturnos u otros recursos necesarios, teniendo en cuenta las características del territorio.
10. Cumplir el criterio del 100/30/30 por el que abogamos; es decir, una conectividad a internet de al menos 100 megas, que los servicios básicos, estén a menos de 30 minutos de desplazamiento en coche y el acceso a una vía de alta capacidad no sobrepase los 30 minutos.
Es una cuestión de justicia social. Porque ser menos no resta derechos.