En proceso de recuperación tras haber sufrido un ictus en 2022, las ganas de seguir esforzándose y el sentido del humor ayudan a Juan Carlos a mejorar cada día con ayuda de los suyos
Todo comenzó el 6 de octubre de 2022. Juan Carlos estaba en su casa, en Santa Marta listo para preparar la maleta. Al día siguiente se iba de viaje con su mujer y unos amigos. Como cada mañana, se iba a levantar y a seguir la rutina de cada día: se levantaba, iba al baño, regresaba a la cama, se ponía unas gotas que necesitaba para los ojos y se preparaba para desayunar. “Sin embargo esa mañana me llamó desde la cama, me dijo que estaba mareado y pensamos que se trataría de vértigo, que ya había tenido en otras ocasiones”, recuerda Carmen Gómez, su mujer.
Llamamos al médico de cabecera y mientras venía se quejaba de fuertes dolores en la zona de cuello y posterior de la cabeza. También empezó a hablar entrecortado. “Es un ictus”, le dijo claramente el profesional, una enfermedad que afecta a más de 90.000 personas al año en España.
Llamaron a una ambulancia y rápidamente le llevaron al hospital. “Allí ingresó y, tras una evaluación, me dijeron que debía entrar en la UCI durante al menos un mes”. Al ingresar le realizaron un drenaje, ya que era un ictus hemorrágico. Al segundo día, el drenaje se cayó y tuvieron que llevarle de urgencia al quirófano. “Los cirujanos nos explicaron que era necesario operarlo del cerebelo, que era la única opción pero que, si se operaba, había un 50% de posibilidades de éxito”. Un duro golpe y una decisión para Carmen y sus hijos, que decidieron aferrarse a la única esperanza que les habían dado.
La operación duró entre tres y cuatro horas. “Al final nos comunicaron que todo había salido bien”, recuerda su esposa. Sin embargo, estuvo 26 días en coma hasta que un día comenzó a mover una mano. “Estaba con mi hijo y le dije ¡papá ha movido la mano! Mi hijo pensaba que era una ilusión mía, pero era cierto. A partir de ese momento, cada día mostró un poco más de movimiento”.
Con el paso del tiempo Juan Carlos fue mejorando hasta que recibió el alta hospitalaria el 14 de diciembre. A partir de ahí, su mujer explica que con ayuda de la trabajadora social consiguieron una plaza en la Residencia San Juan de Sahagún, donde estuvo 4 meses. “Juan Carlos no recuerda nada, ni de su estancia en el hospital ni del primer mes en la residencia”, explica. Un tiempo que su familia si recuerda. “Fueron momentos muy duros”, afirma su mujer.
De nuevo en su casa de Santa Marta, Juan Carlos vive con Carmen, su mujer. Casi 51 años llevan juntos y son un gran equipo. “Vivimos solos pero mis hijos siempre están cerca para ayudar. Desde el primer momento”, añade.
La vida de Juan Carlos y de su familia cambió y dio un giro inesperado de la noche a la mañana. De repente. En la actualidad, asiste a diversas terapias, en ASDACE acude a terapia Ocupacional, Logopedia, neuropsicóloga y Fisioterapia, además de distintos talleres grupales, y lo complementa con dos sesiones semanales de fisioterapia externas. “Conocíamos la asociación ASDACE por una compañera, casi mi hermana”, recuerda Carmen. “Tuvimos claro que vendríamos aquí desde que nos dieron el diagnóstico”, señala.
La recuperación de Juan Carlos en estos dos años ha sido progresiva. “Le afectó a la movilidad de la parte izquierda, balbuceaba y necesitaba mucha ayuda”. Ahora, con ayuda anda solo, come solo y se puede mantener una conversación con él. “A mí me gustaría estar mejor y que todo fuera más rápido, pero es poco a poco”, explica Juan Carlos, quien no ha perdido ni el sentido del humor, ni las fuerzas para seguir luchando por su recuperación. “Tengo claro que si una persona está haciendo algo por mí, yo tengo que hacerlo por ella”, afirma.
“Estos dos años han sido muy difíciles, porque la vida cambió en un instante, pero seguimos adelante. Mi mayor deseo es que él continúe mejorando”, explica su mujer.