Tras dedicarle 36 años de su vida, comienza a prepararse para la llegada de una inminente jubilación, mientras mira con cierta incertidumbre y tristeza el futuro del oficio
Su historia es la del esfuerzo, pero también la de la dedicación, pasión y entrega por un oficio tan antiguo como el mismo tiempo, algo que se ha convertido en su vida y también en su pequeña felicidad.
Así podríamos definir a Juan José Martín, el penúltimo pastor de ovejas de Rágama, localidad de la comarca de Peñaranda especialmente vinculada al pastoreo durante toda su historia, y que, a sus 63 años ya ha puesto su reloj vital en cuenta atrás para llegar a una merecida jubilación, y con ella dejar atrás toda una vida dedicada al ganado ovino y el campo.
Ahora, con la emoción propia de quién se va a despedir de una etapa vital inolvidable, echa la vista atrás y recuerda que sus inicios vienen prácticamente desde la misma cuna. “Empecé en esta labor con 14 años, ya que mi padre fue toda la vida pastor…puedo decir rotundo que lo he mamado, algo que me ha hecho sentir pasión por ello…y así he continuado con este oficio familiar hasta el día de hoy, cumpliendo ya 36 años en ello, y llegando a pastorear cada día hasta 400 ovejas, algo que he trabajado yo solo” asegura Juan José.
Al preguntarle por como es un día cualquiera en la vida de pastor, asegura rotundo que “es durísimo, pero quién lo ha vivido como yo desde bien pequeño lo vive con ganas e ilusión cada día…la verdad es que este oficio tiene algo que me encanta” y asegura que “cada mañana, de lunes a lunes, comienzo el día a las seis de la mañana poniendo en marcha la sala de ordeño para comenzar la labor y luego ya salir al campo con las ovejas, algo que es imprescindible para que ellas estén bien” y añade que “Rágama probablemente es uno de los pueblos mejor preparados para pastorear ya que su ayuntamiento se ha preocupado desde hace muchos años de tener los prados preparados y cercados para que podamos salir con el ganado sin problema ninguno”.
“Esto es dedicarle 7 días a la semana, ya que las ovejas no entienden de que te puedas poner enfermo, un descanso de fin de semana o un puente…te tiene que gustar mucho esto” asegura Juan José, quién ya se encuentra dando vueltas a la tramitación con la que tendrá que despedirse de todas sus ovejas, algo que le genera también cierta tristeza ya que, tal y como asegura, “las conozco a todas, una por una. Solo verlas ya se cual es cual y si se encuentra bien o mal…después de todo creas un vinculo con los animales que es muy especial e intenso, imagínate cuando eso lo llevas viviendo casi desde que naciste”.
Sobre el futuro del pastoreo en el medio rural, Juan José muestra poca esperanza. “Mira en Rágama hemos sido hasta 30 pastores trabajando en ello, ahora solo queda otro vecino y yo. Este trabajo parece que no lo quiere nadie ahora. Sabemos que es duro, guarro y hoy mal pagado…si te digo que tengo lana almacenada de mis ovejas desde hace tres años y nadie la quiere…preguntas, la ofreces y casi les tienes que pagar tu a quienes se la pueden llevan. Esto es solo un ejemplo de como esta el oficio” y añade que “la Junta y los veterinarios nos ayudan mucho, no tengo queja de ello, pero hace falta más para poder seguir sacando adelante este oficio. Se necesita gente que quiera seguir adelante con ello, sino es algo perdido”.