Calificaba la semana pasada de floridos discursos de conversos ecologistas los expresados con frecuencia por nuestros esclarecidos munícipes gobernantes. No han tardado mucho en dar la razón. siguen sin entender la importancia del ser vivo árbol maduro, utilizado irresponsablemente como objeto de quita y pon. A pesar de pomposos planes, caso del especial de protección de la infraestructura verde y biodiversidad, o verdosos programas europeos de renombre, no tenemos una Savia política forestal y del paisaje responsable en la muy culta urbe sabia.
El destrozo en la Plaza del Oeste y alguna calle cercana, con argumentos contradictorios, lo simbolizan. Según el famoso informe tan citado como desconocido, facilitado al final a la oposición, en su página 11 reconoce “No hay presencia de plagas o enfermedades durante la inspección.” Este ha sido uno de los motivos reiterados, precipitándolo la caída de ¿árboles o ramas?, escondiendo la absoluta falta de mantenimiento adecuado de las plantas que comparten nuestro espacio urbano. Pero, a la vista de los cientos de víctimas en los miles de accidentes de tráfico en la ciudad no actían con igual contundencia.
Según el trabajo “Regeneración urbana, innovación social y prácticas económicas alternativas en ciudades medias: el barrio del Oeste (Salamanca)”, la “compacta trama de las calles, la infradotación de espacios verdes y abiertos y la sobreabundancia de puertas de «cocheras», termina por conformar un paisaje urbano muy poco atractivo y en absoluto propicio para el encuentro ciudadano y el disfrute colectivo del espacio público.” Con una población notablemente envejecida, cifrada entonces (2015) en el 40,4% los mayores de 64 años. De ahí la importancia de cuidar lo escaso.
A la derecha otros dos árboles desaparecidos en la Calle Granero, junto a otros dos de la Calle de Asturias salen 13.
El barrio del Oeste goza de cierto prestigio en la ciudad, y más allá, no gracias a su atractivo físico, sino al notable derroche de imaginación de muchos de sus vecinos buscando su mejora. Por sus características es ideal convertirlo en Zona Residencial desde el punto de vista del tráfico rodado, aprovechando esa figura de nuestra normativa circulatoria. Evitando el innecesario tráfico de paso, se debe rediseñar urbanísticamente con carácter peatonal, reconvirtiendo sus calles en verdadero espacio público de convivencia sin destruir lo positivo existente. Lástima lo obviara el añejo Plan de Movilidad (como todo aquello más allá de la primera ronda).
Hace décadas un concejal popular hablaba de vida útil para los árboles, la cifraba en 20 años, algo más tenían los ahora masacrados. A ver si lo que entonces pareció una necedad cuando no se sabe cómo justificar algo, resulta ser la verdadera política de espacios verdes salmantinos, junto a su maltrato y la apatía. De hecho, la propia Plaza del Oeste era una notable contradicción, adoquinada hasta la fuente, junto a coloristas arboles concurridos en épocas soleadas. Por desgracia volverán a pasar años hasta retornar esa posibilidad.
Aunque apuesto por la peatonalización total, dos sugerencias posibilistas para este Ayuntamiento basadas en el Anteproyecto publicado (donde el gran incremento de arbolado es... uno más). En ambas el acceso a las calles de la izquierda, ahora señalizadas como Zona Residencial, se “sube” al nivel de la acera como en Gran Vía o las avenidas de Mirat y Portugal. La idea de la izquierda de la imagen requiere una más sencilla reordenación del tráfico y elimina sólo 8 plazas de aparcamiento. La de la derecha, más compleja, apuntalaría el uso vecinal más habitual.
El Ayuntamiento dice tener “un proyecto de reforma de la plaza del Oeste dentro del Plan de Sostenibilidad Turística (¿?) en el que, como no podía ser de otra forma, se mantenían esos árboles y se incrementa la infraestructura verde”, algo ya imposible, y en el boceto publicitado desde luego caben más árboles. Hace décadas demanda la Asociación de Vecinos tener una la plaza y no seguir siendo una rotonda. Aunque no estaría mal mantener la fuente, tras eliminar la sobredosis granítica pueden volver los árboles al centro como ya ocurría cuando aquí se inventó el Rastro salmantino.
Según parece aquí no caben más árboles, ni bancos, ni una fuente.
Basta ya de cínicos discursos de campeones del verde y la sostenibilidad, y vayan a la realidad. Y por favor, dejen en paz a nuestros árboles, salvo para cuidarlos de verdad y volver a podas normales. La reforma peatonal de Tejares fue una buena idea, y el Barrio del Oeste, a pesar de sus diferencias, debe seguir el mismo camino. También merece ganar la calidad de vida que tanto se ufanan muchos vecinos en lograr. Comiencen por una Plaza del Oeste peatonal, o lo más peatonalizada posible, y arbolada donde el buen tiempo sea sinónimo de espacio atractivo no solo para terrazas.
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