El periodista, narrador y ensayista presentó en la Librería Letras Corsarias su última obra, Los alemanes, ganadora del Premio Alfaguara de novela.
En las distancias cortas, Sergio del Molino es como sus columnas: cercano, sagaz, serenamente apasionado. El periodista que ahora oficia en el periódico “El País” y en “Onda Cero” es un hombre comprometido, “Si no estás dispuesto a mancharte, no entres”, atento al devenir de nuestro tiempo, trabajador incansable y dueño de un estilo donde se mezclan sabiamente el discurso ensayístico, el periodismo cercano y culto a la vez y la capacidad narrativa. En esta piel suya que le sirvió para un libro, Sergio del Molino lleva tatuada de forma indeleble su etiqueta de la España vacía, pero lejos de acomodarse en el discurso del que ha sido uno de nuestros ensayos más representativos de nuestro tiempo, continúa el relato de las preocupaciones que todos tenemos y que él convierte en literatura. Una literatura que habla de la muerte digna, del paisaje de la España de provincias, de la reparación de la memoria histórica, de la autorreferencia del yo, de tantas cosas en estas sus columnas levantadas semana tras semana, que uno no sabe cómo le cabe la energía para enfrentarse a una novela histórica con ecos de drama familiar como la que nos presenta.
Es Los alemanes, el relato de una “anomalía histórica”. Un grupo de alemanes habitantes de Camerún, pide, a comienzos del siglo XX, asilo en España y se asienta en la península manteniendo su lengua y costumbres. La colonia alemana de Zaragoza ya ocupó las páginas de Del Molino en el 2009 con Soldados en el jardín de la paz, pero seguía rondando su cabeza hasta que se sentó a escribir la historia de la familia Schuster, representativa de este “exotismo histórico” que, por cierto, tiene raíz salmantina, ya que el tema se lo sugirió al autor el bibliotecario de la universidad Severiano Delgado.
Los Schuster, como toda familia hija de Tolstoi, esconde secretos y se enfrenta al pasado viviendo un presente que el periodista narra con brío. La acción de la trama nos trae los temas que llenan las páginas de Sergio del Molino: el desarraigo, la identidad… pero consigue seguir hablándonos de la cultura como medio de vida, el privilegio, la política, la familia, la reparación histórica, la vida en una ciudad “pequeña”… y todo desde la intriga y un conocimiento minucioso de la cultura alemana que sorprende y gusta al lector. Un lector inmerso en la música de Schubert que se abisma en las páginas hasta el final.
Afirma Sergio del Molino que inicia sus obras con cierta inconsciencia para abordarlas luego con trabajo. En esta novela “recrea” Zaragoza, ese espacio en el que los autores se sienten sin presión. Una presión que el columnista no acusa pese a su comprometida tarea, para él, el escritor no debe desentenderse. Sin ser un provocador, asume, es consciente de sus responsabilidades. Y la suya es la escritura valiente en estos diversos géneros que mezcla con pericia mientras afirma sonriendo que quiere ser un escritor del siglo XVIII dispuesto a experimentar con la novela. Novela “proteica” que según Del Molino crea una relación de confianza entre el autor y el lector para que puedan decirse muchas cosas, como las que se narran en Los alemanes, donde los miembros de la familia tienen su verdad, su discrepancia, y el lector parece el único elemento omnisciente.
Ante un público que, de nuevo, llena la librería, Del Molino afirma para terminar que la narración no es lo que se cuenta, sino la mirada. Y la mirada de este autor es directa y clara, se reconoce periodista de formación aunque ahora su tarea sea otra, una tarea en la que apuesta por el diálogo frente a la confrontación. Y diálogo es lo que tendrá con Martínez de Pisón hoy 24 de octubre en el aula Minor de Anayita, a las 19 horas, para hablar de memoria y testimonio. Hablar, intercambiar, debatir aunque sea desde la discrepancia, y hacerlo con elegancia, conocimiento y respeto al otro. Tiene Sergio del Molino una sonrisa amplia y una serenidad aprendida página a página de mirada al mundo que relata y retrata. Columna a columna, título a título, llenándolo todo de palabras que nos explican y nos hacen reflexionar. Y en estos tiempos donde cada uno busca su sitio para no significarse en exceso, su actitud es un ejercicio de valentía que todo lo llena. Magníficos los alemanes de Sergio del Molino, escritor.
Charo Alonso.