Desde ya que solo con la lectura del título de mi tribuna nos estamos insuflando un “chute” de ánimo y energía positiva para gestionar la negatividad de cada día. Porque, evidentemente, nos guste o no, ella (la negatividad), siempre está presente, es parte del entorno, pero no debemos dejarnos amedrentar por las diferentes formas que adopta.
De ahí que la mejor manera de ejemplificar la actitud ante lo negativo, es que cuando tomamos consciencia (el mensaje que recibimos o el hecho que nos impacta) podamos en nuestra metáfora “como una carta devolverla al remitente”.
Antes que nada, quiero haceros una aclaración: voy a utilizar la palabra “encarar” un problema y/o circunstancia que nos está preocupando y no “enfrentar”, que, si bien la segunda desde el punto de vista semántico se adapta mejor, considero que la primera es más elocuente de lo que queremos significar sobre la actitud positiva en la vida. Eso que se entiende cuando una persona está “encarando” un problema o asumiendo un nuevo desafío. Porque encarar significa ponerse de cara a los hechos, no eludirlos.
Eckhart Tolle (1948) es un escritor alemán residente en Canadá que ha destacado por obras como “El poder del ahora” y “Una nueva tierra”, cuyos pensamientos siempre provocan una reflexión sobre cómo vemos y encaramos la vida. Especialmente me gusta este que dice “la mayoría de las personas nunca están viviendo el presente intensamente, porque inconscientemente piensan que el próximo momento (se refiere al futuro más inmediato o también el mediato) va a ser más importante que el hoy. Pero lo que sucede es que se está perdiendo la vida entera, que jamás será entonces el momento actual”. No es un galimatías, sino un poderoso puñetazo a nuestra consciencia (en cuanto a los valores que nos rigen, equivocados o no), pero muy especialmente a nuestra actitud frente a la vida.
La vida es un conjunto de cosas que nos pasan. Como dijo el genial John Lennon “la vida es eso que pasa mientras estás ocupado haciendo otros planes”. En definitiva, nuestra existencia se convierte en un auténtico manual de experiencias que nos pueden conducir al éxito o al fracaso. Porque no se trata solo de las circunstancias que se producen en nuestro entorno y que no podemos controlar, sino la actitud que tomamos frente a ellas. Pareciera que, de esta manera, el poder que podemos ejercer sobre toda esa sucesión de hechos es muy pobre, que no lo controlamos. Sin embargo, la forma en que controlemos (al menos intentando acomodarnos a los cambios e impactos que producen) puede ser extremadamente grande, porque las personas pueden elegir en gran parte su destino en cada instante de su vida.
En realidad, esta elección no es independiente de su condición social y económica, porque es evidente que el entorno de pobreza en el que han nacido al menos dos mil quinientos millones de personas en todo el planeta, no les da ningún tipo de control sobre su destino presente o futuro. Lo que decimos, es que, en circunstancias normales sin los extremos de la desigualdad y la miseria, las personas se enfrentan a las cosas con comportamientos más o menos parecidos y haciendo elecciones en base a parámetros decisorios también similares. Porque es la sociedad la que nos va marcando, bastante más de lo que nos gustaría admitir, lo que somos y lo que queremos ser. Es un proceso de imitación inconsciente de nuestra parte para acomodarnos a la nueva cultura reinante.
Pero si bien a pesar de la vorágine en la que vivimos actualmente, la tecnología cada vez más innovadora parece facilitarnos las cosas, también está marcándonos nuestros propios límites. Las decisiones estarán condicionadas por la percepción que tengamos de esos hechos y al mismo tiempo la actitud que tomemos para adaptarnos, neutralizarlos, modificarlos o evitarlos.
La vida está llena de decisiones, aunque podemos modificar nuestra percepción de las cosas que nos pasan. El filósofo y emperador romano Marco Aurelio decía “si te sientes dolido por las cosas externas, no son éstas las que te molestan, sino tu propio juicio acerca de ellas. Y está en tu poder cambiar este juicio ahora mismo”. Sin mencionar la palabra actitud, se refería a ella. Porque ésta va a influir mucho más de lo que imaginamos en cómo van a afectarnos los acontecimientos que sucedan.
Vamos a suponer un caso en el que el paciente le dice al terapeuta
- ¿Por qué tengo esa sensación de estar derrotado…acabado?
Y entonces el psicólogo responde
- Si crees que estás derrotado…lo estás. Si crees que no podrás asumir la nueva responsabilidad…finalmente no podrás. Todo está en tu mente, de manera tal que si tu sentimiento es que eres menos o que no puedes, en realidad tu forma de actuar y la actitud que asumas lo confirmará. Será la prueba de un fracaso anunciado. No es que fueras menos importante o que no podías, sino el grado de convencimiento (tu creencia interior) que te ha llevado a una actitud negativa, lo que conduce a la ira, el enojo, el renunciamiento y desde ya que al fracaso.
- ¿Qué es lo que debo hacer entonces?
- Tienes que encarar la vida de otra manera. Si la batalla que libras, aunque estés en inferioridad de condiciones, crees que no la puedes ganar, entonces tendrás todas las papeletas para perderla, ni siquiera vas a tener una mínima oportunidad de ganarla. Es importante prepararte para la lucha, hacerla que forme parte de ti, internalizar esas emociones negativas para transformarlas, que se incorporen a tus principios y valores, devolviendo a tu mente y espíritu un carácter anti-destructivo.
El espíritu invencible que asumas hoy, rechazando ese pensamiento negativo para reconvertirlo en una actitud positiva y ganadora, será el que te llevará a la acción de “devolver al remitente” cada día que te llegue esa corriente destructiva de pesimismo e inseguridad, que no te permite encarar cómo debieras cualquier cosa que se te anteponga. Está en ti practicarlo a partir de ahora mismo.
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