En las vicisitudes políticas de Feijóo desde que ocupó cargos públicos con gobiernos del PP de Aznar a nivel nacional y en los que ha ocupado de la Xunta de Galicia, siempre ha actuado disfrazado de corderito dando una imagen de persona sosegada; aunque, cierto es, que en algunas ocasiones bajo las mangas cortas de una exigua chaqueta se vislumbraba la pezuña peluda de un peligroso cánido, aunque estas ocasiones fueran las mínimas apreciables, ya que, detrás de su “zorrería política”, siempre supo esconderse muy bien, tirar la piedra y esconder siempre la mano.
No obstante, en los últimos tiempos, un Feijóo cabreado y frustrado por no haber conseguido formar gobierno después de las elecciones generales de 2023, está siendo incapaz de colocarse bien el disfraz de cordero y en el pleno del Congreso convocado a petición de él mismo para que el presidente del gobierno hablara de inmigración y se sometiera a las preguntas de la oposición, se lo ha quitado definitivamente, perdiendo la compostura, desobedeciendo a la presidenta del Congreso que le ordenó que en ese pleno convocado –precisamente a petición del PP- solo debía hablarse de inmigración y no de cualquier otro tema. A pesar de ello, Feijóo le espetó con malos modos, enfurecido y fuera de sí –animalesca reacción- que no le hacía caso y que hablaría de terrorismo, saltándose a su antojo el reglamento de la Cámara que establece que cuando un pleno ha sido convocado para un tema concreto, no deben formularse preguntas ni cuestiones diferentes al del debate. Una actitud, la de Feijóo, cargada de una hipocresía sin límites y siempre impregnada de mala leche, rabia, indignación y frustración.
Y es que el espectáculo dantesco provocado por el PP en el Congreso lo único que demuestra es la incapacidad de este partido para abordar con serenidad los problemas de los ciudadanos. Ni la inmigración, ni la vivienda, ni el empleo, ni la educación ni la sanidad públicas, ni la atención a los mayores (ya se vio como en Madrid, durante la pandemia, impidieron salir a los hospitales a 7291 ancianos, muriendo sin la atención médica necesaria y sin la aplicación de paliativos que garanticen una muerte digna) importan al PP y a sus líderes. Lo único que les importa es acceder al poder, como sea, sin importarles los medios (legítimos o no) para conseguirlo.
Este comportamiento animalesco, barriobajero y atrabiliario que tuvo Feijóo, Tellado y sus acólitos diputados intervinientes en el pleno del Congreso se debe a que el PP apoyó en la Cámara Baja –como el resto de grupos políticos- la aprobación de la ley que permite la incorporación de una Directiva Europea de 2008 que obliga a los Estados miembros a reconocer las condenas impuestas a presos condenados en otros países de la Unión Europea y que puedan sumar las penas cumplidas en esos países al cómputo total de pena impuesta en España. En cambio, el PP -siempre según, fuentes próximas a Feijóo- en cuanto se percató de que podría beneficiar también a presos de ETA, cambió de opinión alegando que el gobierno y el PSOE “les habían engañado”. Esta versión de Feijóo y de su equipo próximo es radicalmente falsa y se cae por su propio peso, dado que la diputada popular Ana Belén Vázquez, que forma parte de la Comisión de Justicia del Congreso, ha manifestado públicamente y en un programa de televisión, que defendió el voto favorable “porque era una trasposición de una Directiva y, en consecuencia, había que realizarla” y que “claro que leyeron lo que se votó y que se decidió respaldar la ley en su conjunto porque aplicaba una normativa comunitaria”. Pues bien, el PP -que ha demostrado ser un ejército de trileros- una vez apoyada ya la norma en el Congreso, decidió paralizar su aprobación en el Senado (donde el PP cuenta con mayoría absoluta). Indecente comportamiento del PP que, además, culpa de ese “error” cometido por ellos al gobierno -cambio de opinión, según las informaciones más veraces y sensatas- ¡Incalificable!
En el debate sobre “inmigración”, los diputados del PP han sobrepasado todos los limites de la decencia, utilizando, una vez más, a las víctimas del terrorismo de ETA para tapar su incompetencia. El portavoz del PP en el Congreso, Miguel Tellado ha enseñado fotos de víctimas socialistas de ETA con un gesto estúpido y grosero, que ha indignado a las víctimas del terrorismo. Consuelo Ordoñez, hermana de Gregorio Ordóñez (político del PP vasco asesinado por ETA) ha denunciado la utilización de las víctimas por parte del PP, espetándoles: “No podéis dar más asco”.
Pero no ha sido sólo en el Congreso donde se ha utilizado a las víctimas de ETA políticamente por el PP. También lo hace sistemáticamente y en todos los foros en los que participa, la presidenta madrileña Ayuso, diciendo que ETA está “más fuerte que nunca”, cuando se ha disuelto y lleva más de una década sin cometer atentados. No puede hacer más el ridículo esta señora con su maldad intrínseca y su más que probada ignorancia política. Lo único que pretende es “medrar” políticamente y hacerse con el mando del PP a nivel nacional, mientras tiene la sanidad, la educación y los servicios sociales de la Comunidad de Madrid completamente abandonados.
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