La irreverente herejía de cinco músicos salmantinos que triunfan en cada liturgia
Es la hora del Ángelus por las reverendas madres bernardas y cuatro músicos aguardan con recogimiento la venida de la hermana más díscola que tiene que maquillarse y subirse las medias bajo el hábito. Lo confieso, es imposible hacerles una entrevista seria a estos herejes del compás, a estos heterodoxos del directo que, en cada concierto, sorprenden a la feligresía con sus hallazgos musicales y su irreverencia. Si aún no han sucumbido al fervor popular por The Bernardas, están a tiempo de sumarse al rito del ritmo.
Charo Alonso: ¿Cuándo y cómo nació la orden?
José Antonio Sánchez Orduña: El germen quizás en el 2008. Ahí vino el arrebato. Primero fue el nombre, es decir, primero el Verbo y luego, el hábito.
Carlos Sánchez: En el 2010 o 2011 nos caímos del caballo. Queríamos unir lo carnal, lo artístico y lo más espiritual. Se nos ocurrió aquello del “Coño de la Bernarda”, pero era un poco bestia y un poco largo, por eso lo recortamos. Ahí sí que hubo censura. Luego le pusimos el “The” para que sonara más de Liverpool, más Beatles. El hecho de empezar a llevar un hábito un poco monjil, fue un enigma hasta para nosotros mismos.
José Antonio: Fue como decir ¿A que no hay cojones? Digamos que en los inicios estábamos Carlos, Álvaro y yo, y luego enseguida Chefo y Jorge. Lo de dar forma a las Bernardas ha sido cosa de todos estos sinvergüenzas.
Ch.A.: ¿Y qué tal la nueva novicia? ¿Ha entendido bien el carisma de la orden?
Carlos: Fenomenal, ha sido activarlo y encaja perfectamente. Estamos encantados con él desde el bautismo. Ha entendido bien los principios de la orden.
Fernando Sánchez: Yo les pago una mensualidad y ellos me acogen en el seno de la comunidad.
Ch.A.: ¿El hábito hace al monje, digo, a la Bernarda?
José Antonio: En el primer concierto con hábito salimos por detrás de la barra con los hábitos inmaculados y la gente ojoplática (sic). Aquello era para dar un poco la nota, pero el hábito se nos quedó pegado.
Jorge Orejudo: El hábito hace a la Bernarda.
Chefo Martín: El hábito lo hace todo más desinhibido todavía.
Ch.A.: ¿Y cómo es ese proceso de agarrar una canción y convertirla en un “hit bernardil”?
José Antonio: Todo es fruto de los ensayos, lo pasamos muy bien en los conciertos, pero en los ensayos también, nos reímos mucho. Yo digo siempre que, como ensayamos a última hora del día después de todo lo que llevas currado, el ensayo es terapéutico, uno dice su bobada y otro la suya.
Chefo: Todos los chistes, todo lo que nos reímos en el escenario sale de los ensayos. El concierto es un reflejo de lo que hacemos ahí.
Carlos: No renunciamos a tocar los temas tal y como los escuchamos, pero acabamos llevándolo todo a nuestro terreno, buscando más la originalidad, el disparate, la intensidad y la emoción más que el virtuosismo.
Carmen Borrego: Sois profesores, informáticos, artistas… pero Chefo y Jorge también grandes músicos en otras formaciones.
Jose Antonio: Yo solo soy fiel a las Bernardas.
Carlos: Y yo me dedico por completo al bernardismo.
Ch.A.: Mucha Bernarda pero aquí también hay una parroquia que os sigue fervorosamente.
Jorge: Son fieles y fielas, la gente repite y repite desde hace muchos años.
Fernando: No son acólitos anónimos.
José Antonio: A los conciertos vienen los amigos y luego funciona el boca a boca, se va extendiendo y yo creo que porque la gente busca terapias, estamos hartos de la rutina de la vida… buscamos una alternativa, un desahogo. Para nosotros lo es y pienso que para ellos también.
Ch.A.: ¿Qué es el bernardismo?
Carlos: Es música porque aquello suena, pero también tiene grandes dosis de humor, de espontaneidad, es un concierto que sabes cómo va a empezar y no cómo va a acabar.
José Antonio: Nos perdemos, nos despistamos, es una aventura.
Ch.A.: Esas “Mariluz”, “Puris”, “Warrapilis”… ¿Van a vuestros conciertos?
José Antonio: En el concierto en Las Cavas había una Mariluz, una conocida mía, y seguro que siempre hay alguna Warrapili o anda por ahí mi prima Tere o últimamente Puri, eso sí, alguna no se atreve a levantar la mano cuando la llamamos.
Chefo: Es nuestra parte femenina, somos bernardas… y Jorge es el que más lo asume.
Jorge: Hay que meterse en el papel. Aquí tenemos vocación de travestismo, y en el fondo a todos los hombres nos gusta y no lo vamos a reconocer, mirad el carnaval. Nosotros lo que hacemos es música, humor, improvisación…
Carmen: Solo hay que veros, sois unos showman. Os va la oblea.
José Antonio: Lo que pasa es que el producto es diferente, pero no provocado, es diferente porque sale así. Nos gusta así.
Ch.A.: Definan sus reverendas madres qué es el bernardismo.
Carlos: No hay una fórmula. El concierto es muy variado, tocamos música pop, punk, temas más melódicos como los de Camilo Sesto… no tenemos ningún tipo de prejuicio.
José Antonio: Alguien dijo que éramos unos tíos que tocaban de todo en un concierto al que va un montón de gente. En uno hubo un grupo de moteros, con esos trajes de cuero, cantando a los Hombres G con nosotros. Coño, si hemos sido capaces de hacer cantar a unos moteros algo de Hombres G o de Jeanette, ¡algo estaremos haciendo diferente!
Carmen: Contagiáis buen rollo en los conciertos.
José Antonio: A mí lo que más satisfacción me genera es contactar con los que están del otro lado y ver que se lo están pasando igual de bien que nosotros. Hasta he salido una vez del escenario a hacer la conga con ellos.
Chefo: Tiene que ver también con la desinhibición, tanto musical como de actitud. Lo importante es la desinhibición a la hora de abordar un tema, podemos hacer cualquier cosa que a otros les daría vergüenza.
Jorge: Y la gente, que ya está metida, sabe qué vamos a tocar, canta las letras… es que llevamos más de diez años con el hábito.
Ch.A.: ¿Os gustaría tocar más? ¿En escenarios más grandes?
José Antonio: Estamos bien así, tocar más nos desvirtuaría. Ensayar sí, con la frecuencia que haga falta porque nos lo pasamos muy bien. Tardamos una hora y pico en ponernos a tocar porque estamos poniéndonos al día. Somos constantes y muy flexibles.
Fernando: Nos va lo flexible, pero no la genuflexión.
Carlos: Somos un grupo de culto, quizás no para grandes escenarios, más bien “de capillitas”. Y no ofendemos.
Fernando: El bernardismo no es un culto excluyente, a nuestras celebraciones viene gente de todos los credos.
Jorge: El Papa Francisco estaría contento si nos oyera. Eso sí, a la gente de los veinte a los treinta años, quizás menos, estas canciones no les llegan tanto.
Ch.A.: Hablando de la curia, ¿aquí tenéis madre superiora o abadesa?
Carlos: No, en esta orden cada uno tiene su papel asumido, lo llevamos todo a consenso y somos muy cuidadosos con las decisiones que tomamos juntos: tocar un tema u otro, ir a tocar a un sitio o no… Nos entendemos muy bien.
Ch.A.: ¿Estáis dispuestos a ir a la tele, a la Voz Kids, de retiro espiritual a Belorado?
Jorge: A Eurovisión, hay conciertos en los que decimos: “Recordad, de aquí a Eurovisión”.
José Antonio: Las de Belorado con lo suyo, nosotras con lo nuestro. Ideas no nos faltan, ya hemos sacado una cassette que, después de trece años, ya nos vale…
Ch.A.: Lo vuestro es la energía del directo, lo dais todo en dos horas y pico.
José Antonio: Es un cansancio físico, pero nada más porque lo has echado todo fuera. Llegas dos horas antes, te vas a las tantas, que hay que desmontar. Yo no sé los demás, que estáis más acostumbrados a vivir el éxito, Chefo y Jorge, pero yo al día siguiente estoy bien, no me siento cansado, he hecho lo que me gustaba, he sido capaz de transmitirlo, he disfrutado y eso no tiene precio.
Carlos: Esa es la parte espiritual. No es esta una cuestión de hacer dinero, sino de disfrutar con lo que haces. No somos partidarios de cobrar entradas, hacemos conciertos solidarios. No tiene que ver con lo comercial pero sí hay que hacerse valer, y que no nos cueste.
Fernando: Que un retiro espiritual en las Islas Vírgenes cuesta una pasta.
Chefo Martín: Lo importante es tener el reconocimiento de la gente que nos sigue. No estaríamos aquí hablando con vosotras si no fuera por ellos.
Jorge Orejudo: Y por la sexta Bernarda, que es Quimi Mateos, que se ocupa del equipo de sonido. Y por la gente de los bares que nos acoge para que la gente vaya a las actuaciones. Es una vergüenza que no haya más conciertos en esta ciudad, en los años 80 había un ambiente musical tremendo, con locales con infraestructura y grupos. Ahora, como un músico no se vaya a hacer verbenas…
Chefo Martín: Necesitamos un reglamento que permita hacer conciertos de todo tipo de música y que los músicos tengan una seguridad jurídica que les permita trabajar.
Ch.A.: Y además de rogar por más música, ¿qué más pedimos?
Jose Antonio: Una glorieta, que ya la hay como el aparcamiento, pero no son The Bernardas.
Ríen las sores y salen del claustro del periódico para ir a lo suyo, “ora et labora”. Y mientras llega la excomunión, o no, a por el próximo concierto donde hacer que el público cante, baile, comulgue la alegría y sobre todo, disfrute de la gracia divina del directo. Ese es el credo arrebatado de The Bernardas. Amén.