Fotografía de 1960 publicada en la web Salamanca en el ayer.
Resulta bastante tópico agarrarse a una expresión llamativa de un debate para articular un comentario, pero a veces casi te empujan a ello. Durante años la oposición del Partido (o Alianza) Popular se centró de forma desmedida en el uso de la Plaza Mayor por parte de los entonces gobiernos del PSOE. Y, digo yo, ayudaría en su conquista del poder municipal en 1996, y le ha traído hasta ahora. Justificar la actual permisividad en el uso de la Plaza Mayor con sucesos de hace 42 y 44 años, cuando la sensibilidad ambiental ha cambiado, parece indicar falta de sinceridad en aquel tiempo y de proyecto ahora.
En 1972 se prohibió el uso de la Plaza Mayor como aparcamiento, y hasta dos años después se permitió el paso libre de vehículos. Utilizando la argumentación mencionada del Partido Popular cualquier día volvemos a ver el paso habitual por ella de algunos miles de vehículos, incluidos autocares turísticos y sus pasajeros. Y si la suelta del cerdo les sigue haciendo gracia, pueden animar a los jabalíes que beben en nuestro rio a darse un paseo por el ágora salmantino. Ya puestos, podrían plantearse en serio recuperar los 167.131 habitantes del Censo de 1981, frente a los 143.954 del Padrón mas reciente.
Imagen extraída de la zonificación del Mapa Acústico de 2019.
Hace no mucho apareció una noticia sobre el impacto del festival Icónica en la Plaza de España de Sevilla. Un informe de la Gerencia municipal de Urbanismo recogía efectos derivados de la aglomeración de gente en el monumento, y de la parafernalia necesaria para la actividad. Termina aconsejando especial sensibilidad para evitar perderla en poco tiempo. El ruido todavía no se considera más allá del efecto, notable, en las personas. Confiemos efectivamente, como dice el Concejal salmantino del tema, que la Plaza solo sufra por la climatología. Por cierto, a pesar de estar allí entonces, me siguen sin caber los 40.000 sólo en ese espacio.
Cuadro en Planes de Acción en materia de contaminación acústica de Salamanca, junio de 2022.
Innegablemente el ruido es un grave problema urbano. Desde luego los 96 o 102 decibelios aludidos por el gobierno municipal están muy por encima de lo permisible durante la noche, según la normativa y el salmantino Mapa de Ruidos. Y, al igual que los efectos de la climatología, sobre el que dicen tener un plan de actuación a partir de un riguroso diagnóstico, urge corregir esas situaciones. El uso de la Plaza Mayor ha mudado con el tiempo siguiendo la sensibilidad ciudadana, y tiene razón el concejal cuando dice que las ciudades están para vivirlas y disfrutarlas, no sólo para fotografiarlas. Pero esas fotos dan de comer a mucha gente, es su apuesta omnipresente de gobierno.
Ficha con actuaciones de carácter general de la Propuesta de Planes de Acción en materia de contaminación acústica de 2013.
Basta de auto adjudicarse crónicamente méritos ambientales. Ya hemos mencionado problemas del ruido, caso de habituales en entornos escolares vinculados con la movilidad motorizada. Deben demostrar esa sensibilidad ambiental con acciones decisivas, como poner en marcha el Plan de Acción sobre el Ruido de una vez. El arbolado también ayuda a mitigarlo. Los conciertos, al igual que la Feria de Día, tarde o temprano deberán replantearse. Nadie pretende hurtar a la Plaza Mayor su papel de escenario urbano por antonomasia, pero es inevitable repensar la actividad en ella. Y no es igual el Festival Internacional de Folclore, ni la invasiva Feria del Libro, que un concierto de Miguel Ríos (42 años después).
Recorte de una infografía del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico.
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