Experto en risoterapia y creador e impulsor del proyecto “Educar desde el humor”
Germán Payo estudió Magisterio y las licenciaturas de Teología e Inglés. Lleva más de media vida dirigiendo talleres de humor para adultos en universidades, hospitales y en otras instituciones. Creador y promotor del programa "Educa desde el Humor", aplicado en el Colegio Antonio Machado de Salamanca, y que posteriormente fue presentado en congresos, conferencias y cursos en diversos países de Europa y en Estados Unidos, por lo que fue merecedor de 2 premios nacionales de experiencias educativas innovadoras. Además, ha editado dos revistas de humor, escribe artículos y libros y es miembro de la Sociedad Internacional de Estudios de Humor. En el Día Mundial de la Sonrisa no podíamos tener mejor protagonista que él, Germán Payo, quien acude con una sonrisa de oreja a oreja a nuestra cita en la sede SALAMANCArtv AL DÍA.
-Germán, cuéntanos como un día decides dedicarte a este apasionante mundo de la risa y el humor.
- Fue una cosa curiosa. Yo era profesor de inglés y tenía una clase de alumnos muy malos, pero había uno que era buenísimo, era el delegado, era el líder, era encantador. De repente empezó a faltar, yo pregunté qué pasa, y me respondieron: leucemia. En seis meses falleció. Ese hecho a mí me afectó mucho, y yo razoné. Bueno, si la vida nos da palos de estos, vamos nosotros a dar palos de los otros, vamos a ver cómo hacemos reír a la gente, cómo hacemos un ambiente distinto.
- ¿Y así surge el proyecto “Educar desde el humor”?
- Sí, yo sugerí a los alumnos hacer una revista de humor. El interés por participar fue creciendo e incluso sacamos un segundo número. Ahí un profesor se molestó un poco porque un chaval había hecho una caricatura suya que a mí me parecía preciosa, pero a él no. Razoné de nuevo y pensé: No se puede hacer humor con los muchachos si no lo tienen los profesores. Entonces empezamos un taller de humor con profesores. De ahí fue saliendo a centros de profesores, a universidades, a cursos de verano y luego ya era demasiado trabajo para estar con las dos cosas y opté solo por el humor.
- Entiendo que en aquella época todo esto fue un poquito revolucionario
- No sé si revolucionario, pero sí un terreno sin explorar. En el fondo, después hemos llevado el proyecto a muchos congresos por toda Europa, por Estados Unidos y no hemos visto ningún colegio como este.
- Después de tantos años dedicado a esto, ¿cuál crees que es la base del humor?
- La base del humor es reírse de uno mismo y de lo que le pasa. Pero si tú no tienes una buena autoestima… Entonces, ahí hemos ido trabajando la autoestima, la asertividad, las emociones. Cómo el humor y la risa nos pueden cambiar las emociones. A mí me insultas tú y yo me río en lugar de cabrearme. Entonces, tú desarrollas el sentido del humor y luego también puedes cambiar las emociones.
- Además, en el apartado comunicativo hay evidencias científicas de que el humor ayuda.
- Así es. Se han hecho pruebas, dando la misma lección con humor y sin humor. Está demostrado que se obtienen mejores resultados en aquellos en los que han unido los conceptos al humor. Entonces eso también conviene tenerlo en cuenta a la hora de comunicar. Había un obispo que decía, los sermones hacerlos cortos. Los cortos mueven el corazón. Los largos mueven el culo.
- El humor ambién influye sobremanera en las relaciones personales.
- Claro. Tu seguro que vas con un tío o una tía que te divierte. Y además ayuda e influye en los conflictos. Dentro de los conflictos podemos ponernos burros, o podemos tratar de buscar puntos en común y tratar de reírnos juntos. El humor y la sonrisa valen para crear ambientes mucho más agradables de convivencia. No siempre eliminan los problemas, de hecho vamos a tener los mismos problemas, pero los afrontamos con humor.
- Según todo esto que me cuentas, entiendo que uno de los principales problemas es el de que la gente no se sabe reír de sí misma en una sociedad en la que parece que todo nos molesta.
- Totalmente. Además, por la moda de las redes sociales nos están vendiendo que la felicidad está en que tú te parezcas a quien diga yo que te tienes que parecer. Y te lo machaco por las redes sociales, por todos los lados. Hay gente que se siente mal con su cuerpo por eso.
- ¿Y qué podemos hacer para sonreír más en nuestro día a día?
- Yo creo que consiste en decidir de un modo consciente cómo me sitúo yo en la vida. Me va a pasar lo que sea, pero que me pase con una sonrisa. Yo me relaciono con los demás con una sonrisa, pero no por ellos, sino por mí. Hay mucha gente que va muy estresada por la vida, tampoco vamos a criticarles, porque pueden tener muchos problemas de todo tipo. Pero lo que sí está claro es que si nosotros nos reímos, nuestro cuerpo se va a sentir mejor, va a tener menos estrés.
- En los últimos años, ¿se ha notado un incremento en el interés por participar en talleres o actividades que beneficien este tipo de conductas?
- Hubo unos años, hace como diez o quince, en que a mí me parecía que esto era más requerido. Con la pandemia yo dejé bastante de trabajar y lo he recobrado muy poco a poco. Sí que diría que una persona que lo experimenta le llega y le vale para la vida. Eso es lo que trato yo en mis talleres. Me acuerdo en un taller en Cistiérniga con mujeres entre 50 y 70 años que hice algunos ejercicios arriesgados, pero lo hicieron divinamente. Nos partíamos de risa. Al final vino una señora y me dijo lo siguiente: “Hace 16 años murió un hijo mío con 26. Desde entonces no me había reido”. Cuando alguien te dice eso, quiere decir que ha merecido la pena hacerles recobrar la alegría de vivir, la alegría de jugar, la alegría de pensar en absurdo, y no pensar en chorradas.
- Y a ti, personalmente, ¿te ha ayudado el afrontar la vida de esta manera feliz y sonriendo?
- Por supuesto. Yo le digo a mucha gente que esto no lo hago por otros, sino por mí. Cuando uno es despistado como yo tiene muchos problemas en la vida, aparte de los normales. Y yo creo que eso lo tengo muy asumido. Por ejemplo donde buscar cosas que he perdido. Lo hago con una sonrisa en vez de enfadarme. Es verdad que yo tengo también problemas médicos. Entonces, ¿cómo los afrontas? ¿Vas ahí con preocupación o no? En mis relaciones familiares, pues lo mismo, pero yo también tengo mi carácter y mi modo de ser. Pero lo tengo muy claro. Otro ejemplo, hay un atasco fuerte, y dices mierda, un atasco. Pero después pienso. Estamos bien, estamos felices. ¿Qué otra cosa vamos a pedir?
- Y por último, ¿cree que en los entornos laborales se beneficiarían de este tipo de talleres?
- Yo he dado talleres dentro de empresas, en confederaciones empresariales, en colegios, en centros, en hospitales, en colegios de enfermería, en asociaciones de todo tipo… Y en todos los sitios yo me doy cuenta de que yo voy a lo básico, a cómo te ves tú a ti mismo. Eso es importante. Y te puedes reír. Tú te miras al espejo y te puedes reír de esa cara que tienes ahí delante. Hay que dejar de darnos pena. Hay muchas empresas que esto lo han percibido y empresas concretas que dicen aquí fichamos sentido del humor.