Parte de su vida carmelitana se desarrolló en Salamanca, donde fue priora. Será beatificada por el Papa Francisco.
La Santa Sede anunció el pasado mes de junio la fecha en la que será beatificada la venerable Ana de Jesús, Carmelita Descalza nacida en Medina del Campo. Será mañana domingo, 29 de septiembre en la Archidiócesis de Bruselas, en Bélgica.
Nació en Medina del Campo (Valladolid) el 25 de noviembre de 1545. Huérfana de padre y madre siendo muy niña. Vivió bajo la tutela de sus abuelas paterna y materna en Medina del Campo y en Plasencia respectivamente.
Tenía una personalidad fuerte, un sano discernimiento, buen entendimiento y estaba animada por una gran caridad. Intervino en la fundación de los conventos de carmelitas descalzas de Granada en 1605; en Bélgica: Bruselas 1607, Lovaina 1608, Mons 1608; en Polonia: Cracovia en 1612 y en Amberes (Bélgica) en 1619. Murió en Bruselas en 1621. Un año antes de ser canonizada la madre Teresa.
Ana de Jesús es considerada una de las “piezas fundamentales de la empresa teresiana”, explican desde los Carmelitas Descalzos. Sus setenta y seis años de vida vienen a ser “uno de los puentes más importantes de transmisión del carisma teresiano cara a la historia”.
El primer tramo de su vida se caracteriza por haber compartido vivencias con la madre Fundadora, Santa Teresa de Jesús. Fue clave en “los momentos más decisivos en fijar el espíritu y la personalidad de la Orden. En el segundo tramo llevó a cabo valientes decisiones y abrió caminos de floreciente expansión de la Reforma vía Francia – Países Bajos. A ella corresponde la recopilación de los libros de Santa Teresa para su posterior entrega a fray Luis de León, siendo elemental su trabajo para la posterior publicación de la obra completa de Santa Teresa de Jesús.
El 2 de noviembre de 1570, Teresa de Jesús fundó en Salamanca; entre las monjas procedentes de San José de Ávila llegó Ana de Jesús, que haría su profesión religiosa en Salamanca. De camino hacia Salamanca visitaron el convento de los padres Carmelitas Descalzos de Mancera de Abajo y conoció a san Juan de la Cruz. Mancera, segunda fundación de los carmelitas descalzos, por traslado desde Duruelo.
Allí conoció, por primera vez, a Juan de la Cruz y la vida que allí hacían, según las enseñanzas aprendidas de santa Teresa. Por eso, afirmará Ana de Jesús en 1597: “sé cierto fue tan fundadora de ellos como de nosotras, y en ese lugar la tienen todos ellos y tendrán siempre”. Todos, frailes y monjas, tenían a la madre Teresa por fundadora.
En Salamanca vivió con santa Teresa de Jesús y se estableció un fuerte vínculo entre ellas que duró hasta el final de la vida de la Santa. Se trata de una figura histórica de gran importancia, una gran mujer con un itinerario vital apasionante
Desde que se conocieron -la Fundadora y la novicia- surgió entre ellas una especial empatía espiritual, intuyendo la madre Teresa la riqueza espiritual y los valores humanos que poseía aquella joven. Una prueba evidente es que, ya durante su noviciado, la Santa le encomendó el cuidado de sus connovicias. Profesó en octubre de 1571 en el Carmelo de Salamanca. Alma mística como era y ensimismada en la presencia de Dios, durante la ceremonia pública cayó en una especie de éxtasis con el alboroto imaginable; desde entonces la Santa ordenó que las novicias hiciesen la profesiones en privado, dentro de la clausura.
Desde 1594 al 1604 permaneció Ana en Salamanca donde contactó con algunos de los grandes teólogos y catedráticos agustinos y dominicos con los que mantuvo amistad hasta la muerte. Fue elegida priora por la comunidad de Salamanca, contra la voluntad del P. General Elías de San Martín, en 1596 y en 1599.
Entre sus escritos cabe mencionar una copiosa colección de cartas y su declaración para el proceso de beatificación en las informaciones de Salamanca sobre la vida de santa Teresa de Jesús.
Por la profunda amistad, querencia y sintonía con el espíritu de la madre Teresa, dedicó parte de su vida no sólo a extender la Reforma teresiana, sino también a difundir el “teresianismo” doctrinal. Desde la fundación de Madrid en 1586, colaboró en la difusión del mensaje teresiano recogiendo, con el mandato de los superiores, los originales de los escritos de la Santa y los entregó a Fray Luis de León para hacer la primera edición de sus Obras, Vida, Camino y Moradas, publicadas en Salamanca en 1588.
En 1594 solicitó volver al Carmelo de Salamanca, donde había profesado, de camino paró en el Carmelo de Alba de Tormes y ayudó a trasladar el cuerpo de santa Teresa a un arca nueva donada por la duquesa de Alba y que se conserva en el la fundación teresiana de Salamanca, actualmente en Cabrerizos.