“He cometido bastantes errores, pero no me arrepiento de ninguno, porque todos me han servido para aprender”
Manuel Martín del Yerro Martín, un joven empresario, cuenta en SALAMANCArtv AL DÍA su sorprendente experiencia profesional, ya que ha sido capaz de fundar tres empresas con tan solo 25 años.
¿A qué edad comenzaste con tu primer emprendimiento?
Mi primer emprendimiento lo comencé cuando tenía entre 17-18 años. Debido a circunstancias familiares, me hice cargo de una explotación ganadera que antes gestionaba mi padre. Quería dedicarme al campo, pero llevándolo como una empresa no como se gestionaba el campo anteriormente. Un problema que encontré fue que la gente del sector era bastante mayor, esto hizo que me costara adaptarme a negociar con ellos, debido a que era difícil comprar sin que te engañen. Sin embargo poco a poco fui aprendiendo e intentando mejorar todo.
¿Cuántas empresas has montado hasta el momento?
Hasta el momento, he fundado tres empresas. La primera fue la ganadería, esta es la que llevaba antes mi padre, y yo retome a los 18 años, en la que me dedico a la producción de ganado para carne, con las razas que yo quiero hacer y siguiendo la línea que pretendo seguir. Luego, a los 22 años, tras una buena experiencia con una persona que me ayudó, un profesional del sector cárnico y ganadero, decidí montar la empresa Señorío Charro. Es una empresa cárnica vinculada a la ganadería, que se dedica a la comercialización de productos de ternera y vacuno mayor, orientada hacia un mercado más gourmet, en la hostelería media y alta, y en la distribución, principalmente explotando lo que es Salamanca, de ahí el nombre. Quería resaltar el producto bueno que tenemos en la ciudad, ternera criada en extensivo y también vacas premium, siempre trabajando con razas autóctonas. Ahora, con 25 años, he montado una tercera empresa junto a unos socios, dedicada a productos ibéricos. Queremos entrar un poco más en el mundo de las distribuidoras, trabajando con más volumen y llevando los productos de Salamanca para que la gente los conozca y se aprecie el buen producto que ofrece la ciudad.
¿Qué te inspiró a emprender a una edad tan temprana?
Siempre me he considerado un emprendedor. La necesidad de desarrollar y avanzar la explotación ganadera, es lo que más me motivo. La única forma que veía de que el campo fuese productivo era intentar cerrar el círculo lo máximo posible, cebando mis propios animales, matándolos y vendiéndolos. Me costó mucho esfuerzo, pero decidí emprender en eso, pero a la vez con miedo, al no saber cómo vender y comprar. Así nace Señorío Charro, con la idea de vender mi producto de principio a fin, garantizando al consumidor la máxima calidad.
¿Cuáles consideras que son las principales ventajas y desventajas de emprender a una edad tan temprana?
Una de las principales ventajas de emprender siendo tan joven es que tienes más tiempo para cometer errores y aprender de ellos. Además tienes mucha fuerza y energía, por lo menos en mi caso, y no te importa hacer los kilómetros que sea o trabajar muchas horas. Al ser joven, quieres que tu empresa tenga más volumen, sea más reconocida y que algo que tú has hecho tenga más prestigio. Sin embargo, la desventaja más grande, es la falta de ayuda económica para los jóvenes emprendedores. Entonces, la falta de liquidez para emprender un negocio es una desventaja, además de la falta de conocimiento, pero vas aprendiendo sobre la marcha. Por ello tienes que asumir que la idea principal con la que empiezas a donde va derivando cambia, pero siempre siguiendo tu rumbo.
¿Piensas que en España se ayuda a los jóvenes emprendedores?
Pienso que en España no se ayuda lo suficiente. Al final, un joven emprendedor necesita que le apoyen a desarrollar su idea, sea mejor o peor. En el sector agrícola-ganadero sí existen ayudas, como la que llaman "joven agricultor", y no se puede negar que esas ayudas están ahí. Son líneas de subvenciones a fondo perdido, en las que tienes que cumplir con muchos requisitos que te exigen, lo cual es lógico. Sin embargo, el problema es que las inversiones en el campo, en el sector agrario, son enormes, ya sea para comprar maquinaria, ganadería o para adquirir o arrendar suelo. Aunque te aprueben el proyecto, ese dinero te lo pagan en unos cuantos años. Entonces, necesitas adelantarlo. Así que, aunque haya una ayuda, lo que realmente falta es un respaldo de los bancos o del gobierno que facilite esos adelantos. Eso no existe, y lo que encuentras son muchas trabas, tanto por falta de conocimiento como por la incertidumbre en el momento actual. Eso genera más desventajas que ventajas.
¿Cuáles han sido los principales obstáculos para establecer una empresa en el sector primario en España y cómo los has enfrentado?
En mi caso, cuando empecé, lo costosa que fue la maquinaria. Además de que tienes que hacer una renovación de maquinaria, mejoras de manejo, mejoras en la ganadería, y al final tiene unos costes elevadísimos. El problema más grande que yo veo es lo caro que resultan los costes para invertir en el campo. Luego, otro problema importante es que dependes un poco del tiempo, del cielo, de las lluvias, de si un año es bueno o malo. Si un año es malo, puede ser catastrófico. Además de las enfermedades. En el 2023 sufrimos una enfermedad, el EHE, y al final nadie sabía por qué estaba, cómo llegó, ni había cura. Mucha gente se vio afectada, algunos con inversiones importantes en ganado de mucho valor. Tampoco hubo una subvención que ayudara a resolver la situación. Esto supone un problema, porque te gastas bastante dinero en hacer una ganadería buena y, con una enfermedad, puedes perder la mayor parte del ganado. Al final, el campo es un sector muy lento, pero las cosas hay que hacerlas poco a poco, porque son tan costosas que te pueden llevar a la ruina completamente. Yo en lugar de empezar a lo grande, he optado por hacerlo de forma gradual, este año hago una cosa, el próximo otra, siempre consciente de que hay un riesgo y para evitar problemas en el futuro.
¿Qué te motivó a establecerte en Salamanca en lugar de buscar oportunidades en otras regiones de España que a lo mejor podría brindarte más oportunidades?
Yo al final soy un enamorado de Salamanca, me encanta y apuesto por ella, sobre todo por las dehesas que tiene. Creo que tenemos un privilegio con todas las hectáreas de dehesa charra que son excelentes para la cría de ganado vacuno, igual de buenas que para el porcino. Pero la cabaña ganadera en Salamanca es muy buena, los ganaderos son muy profesionales y la calidad de la carne es sensacional, debido a que tenemos pastos muy abundantes. Los animales se crían completamente en extensivo y contamos con razas autóctonas, como la morucha, que a mí me encanta. Es una raza sensacional que está un poco en el olvido, pero hay que intentar reflotarla para que no se pierda. Salamanca, al final, cumple con todo lo que un ganadero busca.
¿Cuáles son los principales desafíos específicos que enfrenta la ganadería en Salamanca en la actualidad?
Ahora mismo, ser ganadero es un trabajo que está un poco infravalorado. Al final, se sigue viendo al ganadero como el hombre de pueblo que está en el campo con las vacas, pero eso ha cambiado mucho. Hoy en día, un ganadero tiene que ser veterinario, informático, tiene que saber de todo. En los tiempos que corren, para tener una ganadería, los trámites burocráticos son enormes y el tema de sanidad está muy controlado. Ahora es como llevar cualquier otra empresa, tienes que llevar contabilidad, ver tu producción y todo se ha digitalizado mucho. Uno de los problemas que sufrimos es que nos sentimos bastante desprotegidos. Con la campaña de saneamiento, por ejemplo, desde mi punto de vista, las medidas no son justas. A ganaderos que siempre han tenido explotaciones limpias les están marcando, aunque tengan un historial de saneamiento con carta verde. Al final, somos nosotros quienes sufrimos las consecuencias, perdemos la carta verde, perdemos dinero, y nos hacen una faena enorme. Creo que es necesario erradicar este problema y proteger más al ganadero, que es quien trabaja y lucha para que todos podamos consumir carne. Otro problema serio que veo, sobre todo entre los jóvenes, es que hoy en día ya casi nadie quiere trabajar en el campo ni llevar la ganadería que sus padres o abuelos tenían. Lo que más se está viendo ahora son las integraciones con grandes empresas, y creo que los jóvenes, como yo, tenemos que luchar para que el campo no termine en manos de dos grandes empresas que controlen todo. Creo que eso es fundamental para que este sector tenga futuro. El pequeño ganadero, con el tiempo, va a desaparecer, y es una obligación que tenemos todos de luchar por lo que es nuestro, por lo que nos han dejado y lo que queremos construir en el futuro.
¿Sientes que has cometido algún error durante la creación de estas empresas?
Sí, obviamente he cometido bastantes errores, sobre todo al principio, porque tenía un desconocimiento total. Yo sabía de campo, me gustaba, pero a la hora de las ventas y de tratar con proveedores, eso es otra película. He cometido bastantes errores, pero no me arrepiento de ninguno, porque todos me han servido para aprender. De cada error que he cometido, siempre he sacado algo para evitar que vuelva a suceder, pero es inevitable cometerlos. Este es un negocio muy complejo, porque dependes muchísimo de factores que no están en tus manos. Tienes que pensar muy bien cómo hacer las cosas, y tampoco hay un libro que te explique todo, se aprende con los años y cometiendo errores. Creo que para ser buen emprendedor siempre tienes que tener tu propia idea y cometer errores. Si crees que en un momento dado tienes que hacerlo de cierta manera, pues hazlo, que es lo que yo hacía. Luego te das cuenta de que quizá no estaba bien hecho, pero así es como aprendes, te estrellas y sales adelante. No he cometido ningún error grave, que si lo hubiese hecho seguramente sí me arrepentiría.
¿Qué consejo le darías a otros jóvenes que están considerando emprender en el sector primario o en áreas rurales?
El consejo que les daría está claro, tienen que luchar. Es un negocio bonito y rentable si se lleva bien. Los animo completamente a que luchen por ello. Los inicios son difíciles en todo, en cualquier cosa que quieran hacer, no solo en el campo. Pero creo que el campo tiene una cercanía especial, y sobre todo, es un negocio que siempre va a existir. Animo a todos los jóvenes a que emprendan en el campo, que mejoren la ganadería que les dejan, que busquen su mercado. Es difícil, es costoso, pero al final llega un momento en que las puertas se abren, y lo más valioso es que tienes algo que no se produce, el campo y tu explotación.Por eso, apuesto por la gente joven. Me encantaría que todos los jóvenes que puedan se dediquen al campo y lo luchen, porque si no, al final, su lugar lo ocupará una empresa grande, una macroempresa alimentaria, y creo que eso es lo que no podemos permitir.