Una visita al hogar del escritor portugués, en la Beira Alta portuguesa, y sede de su Fundación
La pasada primavera, las Terras do Demo finalizaron el ciclo anual de conmemoraciones por los 60 años del fallecimiento del hombre que constituye su mayor referencia literaria: Aquilino Ribeiro (13 de septiembre de 1885-27 de mayo 1963).
Nacido en Carregal da Tabosa (Sernancelhe), bautizado en Alhais (Vila da Nova de Paiva) y criado en Soutosa (Moimenta da Beira), este autor reflejó en su obra la geografía y cultura de esta tierra de la Beira Alta portuguesa, la metafórica Terras do Demo.
En la casa donde vivió el final de su infancia y pasó largos periodos estivales durante toda su vida, hoy se encuentra la Casa Museo de la Fundación Aquilino Ribeiro, que es visitable. En la misma finca está la Casa de S. João, que acoge la biblioteca del escritor, sólo abierta a investigadores y estudiosos de su obra, y la Casa do Aldeão, una especie de exposición etnográfica, con objetos tradicionales de la región.
Los tilos que Aquilino plantó, hoy de alto porte, la fuente lavadero, la escalinata de piedra, la mesa del comedor con la porcelana fina, su escritorio… todo, conserva una esencia antigua de lo que imaginamos sería una casa serrana próspera en su tiempo, declarada Inmueble de Interés Público en 2006. Construida en el siglo XIX por su abuelo paterno, Francisco José Ribeiro, fue heredada por su padre, Joaquim Francisco Ribeiro.
Precisamente, es su filiación uno de los primeros datos que aporta Cecília, nuestra guía por las estancias de esta casa de granito, una típica casa beirã portuguesa, con certeza. “Era hijo de un cura”, dice Cecília, con una sonrisa pícara en los labios. Una circunstancia que debía ser conocida en la comarca y tolerada, pues aquí vino a vivir, con sus padres, a la casa de su abuelo paterno, a los 10 años.
Él también estudió para sacerdote, en el colegio de Nª Sª da Lapa, después en Lamego (epicentro eclesiástico de la región, única localidad en Portugal que, sin ser capital de distrito, tiene catedral) y en Beja (Alentejo), pero probablemente porque en aquel tiempo quien valía para estudiar pasaba con seguridad por el seminario. En los centros de enseñanza forjó amistad con otros que llegarían a ser grandes como él y afianzó su personalidad rebelde.
Con casi veinte años se instaló en Lisboa, comenzando allí su agitada vida adulta, fruto del compromiso con sus ideas. Republicano y masón, se opuso radicalmente a la monarquía, fue encarcelado, huyendo de la prisión para refugiarse en París. Allí estudió Letras en la Sorbona y conoció a Grete Tiedemann, una hermosa mujer, como atestiguan los retratos suyos que hay esparcidos por toda la casa.
Mientras vamos recorriendo el edificio, las explicaciones, -breves, concretas, directas-, de Cecília, acompañan la visita. Ella da datos, algunos curiosos. Sobre los símbolos masones existentes en esta casa; las abundantes piezas de arte sacro: pinturas, esculturas, …de vírgenes, santos, cristos, … algunas bien bonitas, casi todas en mal estado de conservación; sobre su amistad con muchos artistas relevantes portugueses de la época, como Abel Manta o Vergílio Ferreira, o su ajetreada vida intelectual y política, en París y en Lisboa. Un hombre tan de mundo y tan beirão, pura compensación de fuerzas.
Por aquí pasa el Camino de Santiago de Torres Villarroel, que nace en Salamanca y se adentra en Portugal tras haber visitado Ciudad Rodrigo, recorriendo 567 kilómetros mientras atraviesa la Beira Alta y el suave Minho.
Las ruinas del Convento de San Francisco están cerca de aquí, las dejamos a un lado de la carretera cuando venimos hasta Soutosa desde Moimenta, por Vila da Rua y Caria. En una bonita pintura, de las pocas que están bien conservadas, aparece el convento, revelando la importancia de este enclave para la región.
Con Grete, su primera esposa, tuvo a su primogénto, Aníbal Aquilino Ribeiro, que fue el promotor de la conversión en museo de la residencia de verano familiar, e impulsor, junto con su esposa Josefa, de la Fundación Aquilino Ribeiro a finales de los ochenta. El hijo mayor de Aquilino Ribeiro está presente por todo el hogar. El delicioso busto de Aníbal niño, siempre sonriente, es uno de los pocos motivos alegres de la casa.
Descubrimos a la dulce Grete en una fotografía de niña, vestida con un traje regional alemán. A Grete joven, en un perfil en blanco y negro. La bella alemana se impone en numerosos retratos, a través de fotografías y dibujos, por varias estancias de la residencia, sobre todo, en el despacho de Aqulino y en el dormitorio de ambos.
En el escritorio del autor encontramos postales, correspondencia diversa, medallas y condecoraciones, monedas y billetes antiguos, abrecartas, el original de alguno de sus libros, con dedicatoria incluida, su exlibris “Alcança quem não cansa” y hasta una pistola.
El portal de entrada es el comedor. Está adornado con algunos ejemplos de Art Nouveau, en figuras, lámparas, detalles. En la pared, azulejería profusa con lo que nos aseguran son símbolos masónicos. Esculturas. Platos antiguos. Hay un atrapa-moscas en el aparador y una salamandra para el invierno. La mesa está puesta, con mantel y loza fina. Una radio antigua. Quinqués.
En el piso superior, al cual se accede por una estrecha escalera de piedra, el techo de madera está nuevo. Un juego de té preside la mesa en otra de las salitas. Llegamos a la alcoba de Aquilino Ribeiro, con la típica manta de rayas.
Por las estancias descubrimos un Aquilino adolescente, cuando estudiaba en el colegio de Lamego, y conoció a varios amigos de los que duran para toda la vida. Un Aquilino joven, con bigote Belle Époque, descubriendo el europeísmo en París. Y un Aquilino viejo, en el reposo de sus reflexiones. Aquilino también retratado en caricaturas.
La fachada granítica se abre en ventanas por donde se cuela el frescor de la vegetación de esta extensa finca, que debió ser próspera, con varias hectáreas dedicadas a la agropecuaria y al aprovechamiento forestal. Hoy en día, un caballo y una oveja zapadores la mantienen libre de maleza.
Aquilino pasaba largo tiempo durante el verano en esta casa, al igual que su hijo Aníbal, con su esposa, Josefa Campos.
De su segundo hijo, Aquilino Ribeiro Machado, y de su segunda esposa, Jerónima Machado, no hay testimonios en la vivienda. El hecho de que la fundación fuese impulsada por el hijo mayor, Aníbal, parece ser el motivo. El primer hijo donó todos los recuerdos que tenía, de él, de su padre y de su madre, a la Fundación Aquilino Ribeiro. La calle donde se encuentra el portón de acceso a la finca lleva el nombre de Aníbal Ribeiro.
En Soutosa, la familia Aquilino Ribeiro lo llena todo. Existe la Plazuela Aquilino Ribeiro, el Memorial Aquilino Ribeiro y un homenaje del colegio de Lamego a su insigne alumno, en el centenario de su nacimiento, en forma de placa sobre la fachada de la vivienda.
Con la muerte de Josefa Campos en el año 2010, la gestión de la Fundación pasó a los tres ayuntamientos relacionados con el autor que componen las Terras do Demo: Moimenta da Beira, Sernancelhe y Vila Nova de Paiva.
Soutosa, ya más cerca de Vila Nova de Paiva que de la capital de concejo, Moimenta, es un pequeño pueblo que hoy no llegará al centenar de habitantes. Se ubica a bastante altitud y a pocos quilómetros del nacimiento del río Paiva. Rodeado de sierras, la de Leomil ((1.011 m), la de Nave (1.016 m), la de Póvoa (1.018 m) y la Serra da Lapa (995 m), este territorio integra el Parque Paiva Natura. Un poco más abajo, la tierra es fértil, hay manzanos, castaños, vides. Conforme se asciende, el paisaje se vuelve granítico.
Con tan grandes árboles, esta finca debe ser una delicia en junio, cuando los tilos, que un día plantara el propio Aquilino, dan su flor. SALAMANCA AL DÍA visita la casa, sin embargo, un día de finales de agosto. El calor reseco del verano caduco no se nota ni un ápice en el interior de la vivienda, de paredes gruesas, ventanas pequeñas, planta baja húmeda y rodeada de verdor.
El despacho exhibe la edición original de algunas de sus obras, como “Quando os Lobos Uivam”, “A Vida Sinuosa” o “O Romance da Raposa”, con sus ilustraciones originales, a color, del prestigioso Benjamim Rabier, una delicia que escribió para los pequeños, lección de naturaleza, de instinto y de realismo. Porque Aquilino no era partidario de los cuentos de hadas, príncipes y princesas que se les relatan a los niños, más bien los consideraba un verdadero peligro para su plástico cerebro, que les pudiera inducir una idea equivocada sobre la realidad de la vida, llegando a la conclusión de que el mundo es melifluo. Él relataba la vida dura de la montaña, donde todos sus seres se adaptan con ingenio para sobrevivir, uniendo talento a intuición. El mundo es como el bosque de la Beira Alta, un entorno lleno de seres donde cada cual, con el derecho que le da su linaje, toma su parte y ejerce su papel.
Su obra está compuesta de muchos géneros: narrativa, ensayo, teatro, cuento, crítica literaria, periodismo, literatura infanto-juvenil … Su vasto legado está compuesto por 69 libros publicados.
Maestro del léxico provinciano, exponente de la geografía física y humana de la Beira, frontal, virtuoso de la estética y, con todo, inclasificable, Aquilino Ribeiro es uno de los nombres imprescindibles de la literatura portuguesa del siglo XX. “Terras do Demo”, “A Casa Grande de Romarigães”, “Quando os Lobos Uivam”, “Andam Faunos Pelos Bosques” o “A Vida Sinuosa” son sólo algunas de sus obras más analizadas.
Sin embargo, sus libros son difíciles de encontrar, incluso en Portugal, y no forman parte del sistema de lectura en la enseñanza obligatoria. Es más fácil encontrar publicaciones de los estudiosos de su obra que su propia obra.
La Fundación Aquilino Ribeiro vive con la esperanza de un nuevo impulso económico, que permita mejorar esta casa-museo y revalorizar la figura y la obra de este vecino insigne a través de su difusión entre los visitantes.
Para intentar comprender su trayectoria, la independencia y libertad que tanto defendió, lo mejor es visitar el lugar donde se hallan las raíces de su alma, en esta casa y esta sierra, en el centro norte de Portugal, distrito de Viseu.
Si, además, quiere conocer la esencia portuguesa, en este país tan diverso, pequeño pero interminable, acuda a la Serra da Nave y escuche las viejas historias de sus manadas de lobos, zorros y otras fieras, de la mano de la literatura franca de Aquilino Ribeiro, figura mayor de las letras portuguesas.
“Eu sou um artista rude, filho da minha serra. Nasce-se com o berço às costas, como uma geba. A Beira Alta não tem símile no mundo. Em poucas dezenas de quilómetros, reproduz-se a terra toda: amenidade e braveza, a colina e o vale, a civilização e a selvajaria. À volta da aldeia em que ergui a minha barraca, no Inverno uivam os lobos ao desafio com o vento.”
Aquilino Ribeiro en “Aldeias, Terras, Gente e Bichos”.
Rua Juíz Conselheiro Aníbal Aquilino Ribeiro
3620-443, Soutosa (Moimenta da Beira, Portugal)
+ 351 232 607 293 | [email protected]
GPS 40 . 887614, - 7. 667975
La Casa Museo Aquilino Ribeiro es uno de los 76 puntos de interés que conforman el Pasaporte Douro, donde cada uno de los 19 municipios del Douro participa con cuatro enclaves donde poder sellar el pasaporte. En el concejo de Moimenta da Beira, éste es uno de ellos.
Horario de verano (1 junio – 30 septiembre)
Días hábiles: 9:30 – 12:30 / 14:00 – 18:00
Sábados: 10:00 – 12:30 / 14:00 – 18:00
Domingos: 14:00 – 17:00
Festivos: Cerrado
Horario de invierno (1 octubre – 31 mayo)
Días hábiles y sábados: 9:00 – 12:30 / 14:00 – 17:30
Domingos: 14:00 – 17:00
Festivos: Cerrado
Entrada gratuita.
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