La Unidad Terapéutica y Educativa celebra con música y poesía el segundo número de su revista
El primer número coordinado por los trabajadores del módulo de respeto U.T.E. de la revista 'Uteopía' -una espléndida muestra de su deseo de utopía, libertad y trabajo duro como el que desarrollan en este módulo- fue, hace menos de un año, toda una fiesta colaborativa, un deseo de ir más allá de los muros del centro penitenciario que ahora, celebra la continuidad del proyecto con su segundo número con un nuevo encuentro de música y literatura.
Lo difícil es mantenerse, y lo han conseguido con mucho trabajo, ilusión, colaboración y ganas. Ganas de ir más allá de los problemas, de la estancia entre los muros, ganas impulsadas por un equipo humano admirable cuyo trabajo nos reúne en el edificio sociocultural para escuchar a las poetas Adela Villoria y Conchi Sánchez, a la psicóloga y escritora María Hernández, a la artista y fotógrafa Carmen Borrego y sobre todo, al rapero Edwing Vladimir quien puso todas sus ganas y talento para entusiasmar al público con sus letras sentidas y sus palabras que parecen escritas para volar “Agarro un bolígrafo y escribo y tengo alas”, canta convencido de que la cultura es del pueblo y para el pueblo.
Un segundo número que no es una utopía, sino una realidad en la que han trabajado José Antonio, Antonio, Manrique, Jonathan, Uber Andrés, Iván e Ivan, Felipa y Cristian, con la ayuda de Patricia, Sole y Juliana. Un número coordinado por el equipo de la U.T.E. que se presenta en un acto lleno de agradecimientos a toda la dirección del CP de Topas, a quienes trabajan codo a codo y día a día con los internos, a sus monitores de deporte, tiempo libre, funcionarios y un invitado muy especial, el recientemente jubilado juez Andrés Encinas a quienes han entrevistado para este ejemplar en el que ellos son los protagonistas. Un trabajo coordinado, como todas las actividades, por el equipo humano de la U.T.E.: Ramón López, Eva Aliste, Marta de Dios y la insustituible Carmen Cabrera, todos junto a la subdirectora Marta Pérez, artífices, junto con la cercana figura de su director Carlos García, de un proyecto que quienes visitamos este módulo no podemos por menos que admirar.
Porque hay cercanía, humanidad, respeto… y mucho, mucho trabajo. Como afirman en la presentación de la revista “La ilusión que nos une, nos da fuerzas” y esas fuerzas se notan en los abrazos, en las palabras amables, en los agradecimientos sinceros, en los aplausos y en esa pequeña escena que se desarrolla en la intimidad del pasillo. Uno de los espectadores se acerca a Don Carlos García y le da las gracias, este se inclina hacia él con su mano en el hombro del hombre que le dice que quiere cantar para él, pero para él solo, porque le debe un favor, porque sabe cantar este flamenco que ya no canta nadie.
“Salud y libertad” dice Don Carlos sobre el escenario, y a los visitantes, “ese soplo de oxígeno”, no nos queda más que decirles que la cultura hace libres a quienes no tienen más que cielo. Libros para leer, poemas para escribir en una revista, vidas en un pliego de cordel que se cuelga en la sala común y que les ha enseñado a hacer la poeta Montserrat Villar. Música para intentarlo con un coro, con una guitarra… con rap… como el que ha enseñado Edwing Vladimir y canta Luis Felipe Pereira contando su historia y emocionando a todos.
Emoción, eso es lo que vivimos cuando en el patio del módulo “El Indio” toca su guitarra desafinada, canta flamenco Luis Felipe, se aprestan a los coros, al paso de baile, a la voz potente de Antonio que resuena entre los muros, allá arriba donde hacen nidos las golondrinas, las libres sobre nuestras cabezas. Libros, poesía, encuentro, alegría, música y palabras que van y vienen como los abrazos y los agradecimientos a Doña Carmen Cabrera, porque aquí hay un respeto que se abraza y se agradece mientras ella dice, sencillamente que ha tenido “Más lágrimas que palabras”. Un acto que, en palabras de Ramón López, resume el trabajo diario de este equipo, tratar de reforzar lo positivo, levantarse y seguir… y no podemos por menos, los que vamos a salir, los que nos vamos, que recordar los versos de Edwing “Si estuvieras en mi piel…” esa piel ajena, la de Antonio, que escribe un poema en los largos instantes de Topas: “Hoy te prometo desde la paz/que sólo me regala mi soledad/que si vuelvo a recuperarte/Jamás vuelvo a perderte LIBERTAD”. Es el espíritu de “Uteopía” y muchos números más, salud… y sana libertad.