Sábado, 11 de enero de 2025
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El taller en Valverdón de la artista Amelia García
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El taller en Valverdón de la artista Amelia García

Actualizado 30/08/2024 12:25

El nuevo proyecto de la escultora y ceramista tiene una lectura social muy pegada a la realidad de nuestro tiempo

Para sorpresa de propios y extraños, los pueblos de Salamanca guardan el secreto de los talleres de artistas que han elegido la calma de sus lugares de origen o de sus espacios elegidos para desarrollar su tarea. Y en el Valverdón que anida junto al río, el del pan y el paso entre la bellísima Hacienda Zorita y el Juzbado que merece la visita, se instaló, después de toda una vida de enseñanza y arte en Mallorca, la escultora Amelia García.

Escultora. Con mayúsculas. En el espacio donde dormían los animales de la casa de labradores de su familia, piedra y vigas de madera, ahora duermen, perfectamente ordenados, los moldes de sus esculturas, muchas de las cuales están expuestas en el Palacio de los Velada en Ávila, piezas que saldrán en invierno a otra muestra en León. Trabajo de una artista salmantina pegada a la tierra que lleva el nombre de su pueblo allá donde se exhiban sus exquisitas mujeres elevadas al cielo, sus cuadros donde el volumen dibuja en el blanco su ejercicio expresivo. Pero Amelia García no se detiene en la celebración de sus exposiciones… durante un verano de pueblo lleno de gente y niños en bicicleta, ultima su nuevo proyecto y abre las puertas de su taller con generosidad. Y muestra la nueva obra que destaca en las paredes de adobe y piedra de su espacio en Valverdón, la casa familiar de los labradores que son su legado vivo.

Deja a un lado el torno y el vaciado en bronce de sus mujeres monumentales que tuvimos la oportunidad de ver en la muestra de La Salina, Amelia García, y que ha expuesto este verano en Mallorca para plegar entre sus manos de alfarera el papel japonés que constituye la materia de su nuevo proyecto. Volúmenes sobre el lienzo que de nuevo tiene como protagonista a la mujer –esa mujer a la que la artista dedica sus mejores reflexiones- en forma de figuras unidas y separadas, formando un espacio de cuidado y apego que se traduce en formas curvas, de delicado color y abstracción muy original. El lenguaje en oleadas de forma e idea que ahora preocupa a la artista: éxodo, familia, apoyo, inmigración… delicadas y fuertes a la vez, las imágenes que asoman en los nuevos cuadros descubren las preocupaciones de nuestro tiempo y, a la vez, intuyen que solo la fuerza del apego y del cuidado resuelve una situación dolorosa que empezó a preocupar a la artista desde el inicio de la guerra de Ucrania, y que muestra una y otra vez en estas figuras sin rostro, sin nombre, que cruzan el mar de los muertos, la ruta del éxodo. Desplazados a lo largo del lienzo, los seres recreados por Amelia García terminan en estos grupos de mujeres enfrentados directamente al espectador en el inacabado proyecto de sus volúmenes delicados, apenas esbozadas, protagonistas de una artista atenta a la lectura dolorosa de su tiempo.

En las calles del verano de nuestros pueblos, plenas de higos y racimos que superan muros y verjas viejas, los niños apuran sus últimos días de vacaciones, piel morena y bicicleta quieta. En Valverdón, cuyas paredes de piedra asistieron a una de las primeras muestras de la artista tras su regreso, la obra nueva de Amelia García toma forma entre las noticias dolorosas de una inmigración que se hunde en la incertidumbre de las olas. Olas que en ella son papel para crear una obra en construcción a la que asistimos mientras el Mar Mediterráneo de los muertos convertido en arte por la poeta María Ángeles Pérez López, quien también ha escrito sobre la artista de Valverdón, nos lleva de un lado a otro de la tragedia a la alegría cotidiana del verano. Es el papel del artista inmerso en su tiempo, es la admirable preocupación de quienes leen a través de su trabajo la época que nos toca vivir. Es la obra que guardan los talleres ocultos en nuestros pueblos, artistas nuestros.