Los asesinatos cometidos en la localidad alemana de Solingen demuestran, una vez más, la vulnerabilidad de Europa frente al terrorismo.
Lo grave, con serlo, no ha sido el atentado en sí, que ha dejado tres muertos y ocho heridos, sino la personalidad del atacante, un sirio al que se denegó en su día el asilo político y se dispuso su deportación a Bulgaria, país por el que había entrado en la Unión Europea. Lo paradójico y triste el caso es que cuando la policía lo buscó en su refugio temporal para deportarle, ya había huido y en cuando prescribió la orden de deportación reapareció, consiguiendo otra vez refugio provisional.
Resulta inconcebible la situación de inmunidad de hecho de un ilegal pendiente de cuentas con la justicia. Inconcebible, pero sintomático de la laxitud con la que las autoridades europeas se manifiestan ante estos casos borrosos de potencial delincuencia cuando no de actitudes criminales.
Seguro que durante el último año las autoridades alemanas y las europeas, en general, han evitado otros atentados terroristas. Faltaría más. Al fin y al cabo es su obligación, pero no demuestran la diligencia debida ante casos documentados de graves irregularidades de comportamiento criminal.
Esto es así porque la seguridad de Europa no es un asunto que implica por igual a todos los países miembros de la UE, donde se aplican distintas políticas y una presunción garantista de que todos los inmigrantes, por el hecho de serlo, son buenas personas. Luego, acontecimientos como el de Solingen o los atentados en Francia o Gran Bretaña propician el crecimiento de una extrema derecha debido a la inseguridad ciudadana y a la falta de políticas claras sobre inmigración.
El hecho es que cuando se ha cometido un delito por un inmigrante habría que deportarlo, de una manera sistemática y obligatoria para preservar la tranquilidad ciudadana, Ello quitaría argumentos a la extrema derecha y permitiría que el resto de inmigrantes tuviese una mejor consideración por sus vecinos. Pero mientras tales medidas no se apliquen de forma homogénea, Europa permanecerá indefensa, en manos de unos locos vesánicos y de sus contrarios.
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