Estimado Juan Antonio, distinguido colega y compañero de opinión:
Me permito felicitarte por tu excelente contribución con esta “Apología del discernimiento”. Advertirte que a lo largo de más de 1.000 artículos de mí autoría sobre la temática del liderazgo, que en los últimos quince años los verás en este poderoso “enjambre” que es Internet, he dado réplica a decenas de autores y colegas académicos, solo con la finalidad de ampliar puntos de vista sobre algún aspecto en particular que entendía era agregar valor, ya que como tú bien sabes, desde la crítica sosegada y meditada, siempre se añade algo más a lo dicho. A esto le llamamos evolución.
Voy a tu tribuna:
1º) “La libertad forma parte de nuestra esencia humana y es la base de nuestra dignidad. Es condición necesaria para ser sujeto, liberando las propias cadenas internas que quitan protagonismo a la vida y así poder realizar el ideal que visualizamos como plenitud de lo humano”, nunca más de acuerdo y agrego: uno de los errores más frecuentes, incluso en destacados autores, es dar por hecho que la libertad está garantizada. Diferencio lo que llamo “Fundamentos de la libertad” de “Fundamentos para la libertad”. La primera de las expresiones tiene, sin duda, una gran carga filosófica, en cambio, la segunda de ellas es del todo pragmática. Al decir “Fundamentos de la libertad”, estamos metiéndonos de lleno en una etapa de la historia ya superada hace doscientos años, pero no por haberse abolido la esclavitud ello implica que el concepto de libertad se desparramara como las hojas de otoño en todas las direcciones geográficas y sociales, más por el contrario, ha sido permanentemente pisoteado e ignorado, y lo que es peor aún, se ha matado a mucha gente inocente en nombre de la Libertad.
Por ello la segunda interpretación, cuál es camino para la libertad, es el que nos preocupa desde todos los ángulos posibles: político, social, cultural y económico. Es el camino que deben emprender los lideres efectivos, transformadores e inclusivos, tanto en los ámbitos privados como en el de las instituciones públicas.
2º) “Individuos que no cuestionan lo establecido, atados en ese enjambre ruidoso que no permite la reflexión y el sosiego, se limitan a ser espectadores de los eventos del mundo. La apariencia cuenta más que la verdad, pasivo ante los acontecimientos, ha creado una profunda ceguera moral donde lo bueno y lo malo se columpian en la misma escala de valores”, también coincidimos y no lo hubiese dicho mejor agregando: se columpian (como tú dices) lo bueno y lo malo porque existe más que nunca lo que Ortega llamó “la crisis de los medios y los fines”, ejemplificando magistralmente cuando describía aquel episodio que un enfermo grave llega a un hospital y empiezan a hacerle una serie de pruebas…cuando de repente y en medio de la vorágine…el paciente fallece. Ortega dice entonces: por culpa de los medios (todos los análisis y estudios que le hicieron) se olvidaron de los fines (que el paciente estaba en estado crítico).
Cuando afirmas que las personas están atrapadas en un “enjambre ruidoso que no permite la reflexión y el sosiego”, agregaría que la única esperanza que tenemos como sociedad (no solo la española, por supuesto, me refiero a una sociedad universal), es que al menos haya algunas personas que sumen inteligencia a compasión, porque sin humanismo (tú lo dejas traslucir) estamos perdidos.
3º) “Un capitalismo de la emoción que se sirve de la libertad, que explota la subjetividad libre para introducir la compra y generar necesidades. Las emociones se despliegan más allá del valor de uso que se proyecta al infinito. En esta realidad, la persona se convierte en cosa, en una realidad cuantificable y controlable. Sin duda alguna, la cosa es más transparente que la persona. El Big Data anuncia el fin de la persona y de su voluntad libre”, también comparto el enfoque y agrego: cuando la persona es un número, cuando tienes que hacer una gestión y hablar con una máquina, cuando ves que estás atrapado en una sociedad de seres humanos que por “culpa de la eficiencia” nos deshumanizamos, la persona (como tú bien señalas) se cosifica, se desnaturaliza…y lo peor de todo, que normalizamos esta conducta como una evolución de nuestra sociedad. Compartiré la expresión “que existe una evolución social”, siempre y cuando no perdamos la reflexión, saber y sentir que somos personas y que tenemos ese espacio de dignidad que bien has definido, y que nos corresponde por derecho natural desde el minuto uno en que venimos al mundo. Y esto…lamentablemente querido colega…está lejos de que así sea.
4º) “Propongo un elogio de la lucidez que nos permita valorar lo esencial, ser críticos y creativos, para poder crear de forma consciente una autentica relación libre con las cosas y con las personas. Esta apología del discernimiento nos puede llevar a recuperar nuestro ser”, perfectamente dicho, justamente discernir es la capacidad que tenemos de poder generar pensamientos inteligentes y que nos permita como sociedad, tomar decisiones en beneficio de la comunidad, no solo a algunos sectores privilegiados, lo que John Kenneth Galbraith definió magistralmente en “La cultura de la satisfacción”.
La historia nos demuestra que los grandes movimientos revolucionarios se basaron siempre en las ideas, porque representaron un pensamiento que tuvo su origen en la voluntad de ejercer una acción determinada con un fin específico. Ese pensamiento inteligente es la base misma sobre la que se asienta la civilización, la de la edad media o la actual, no importan las circunstancias, ni los hechos que concurren en ella: solamente una idea que depende del grado de libertad alcanzado en esa sociedad para desarrollarse, y que cuando no existe ninguna manifestación de lo que debe entenderse por libertad, ese pensamiento cobra vida en una acción encaminada, como sea -política, cultural o económica- para que la libertad impere. Una sociedad con libertad ganada en todas sus facetas no solamente es una sociedad libre, es un camino de felicidad para el hombre.
5º) “Buscando superar siempre nuestro individualismo para generar un humanismo abierto que nos permita crear, impulsar y acompañar procesos que generen cambios de manera humilde pero efectivos”, es un cierre netamente esperanzador, aunque soy escéptico al respecto, agrego: te decía más arriba la diferencia entre los fundamentos de la Libertad y para la Libertad. Si parto de tu “superar siempre nuestro individualismo para generar un humanismo abierto” tenemos que ser conscientes de cuál es en realidad al día de hoy lo que el gran teólogo y filósofo Hans Küng llamó “la Libertad conquistada”, por aquello de cuánto hay de conculcación continua de nuestras libertades, de parte de gobiernos y también de poderosos grupos, así como de intereses económicos.
Cuando en nuestros sentidos volvemos a escuchar de líderes políticos la palabra libertad, cuando de sus acciones de liderazgo y medidas que toman con frecuencia a espaldas de los ciudadanos haciendo gala de una representación que el pueblo tiene que no es tal, la sensación que me provoca es que la libertad nunca nos ha pertenecido a los hombres de buena voluntad. Ha sido una ilusión, nos hemos creído que la habíamos ganado, que la habíamos conquistado en el siglo XX en aquella Europa que se levantaba de las ruinas y que nunca más quería volver a vivir la tragedia de la guerra, la muerte y la desolación. Creemos que gozamos de una libertad porque pensamos que siempre ha sido nuestra, por derecho natural.
Conculcar la libertad es minar la confianza y limitar las posibilidades de que los pueblos se encuentren entre sí, que busquen caminos de diálogo y entendimiento para resolver sus diferencias.
Decía el presidente Abraham Lincoln que “los hombres son sagrados para los hombres y los pueblos para los pueblos”, porque el gran presidente norteamericano sabía que, a pesar de haberse abolido la esclavitud, había otra mucho más profunda, la que él también llamó “todo hombre tiene dos almas…una parte es el alma buena y la otra el alma mala. La cuestión es con qué alma está pensando y actuando en cada momento”.
Estimado Juan Antonio Mateos Pérez, sería un placer que pudiésemos debatir juntos algún día, porque tú y yo pertenecemos a una categoría de personas que no entienden la evolución social y el crecimiento tanto de sociedades como en particular de las personas, si no abrimos, dicho coloquialmente “el grifo del humanismo” que aflora solo a cuentagotas. Necesitamos sociedades más humanas, por supuesto, líderes políticos y empresariales más sensibles a las necesidades y también preocupaciones de las personas. A tener en cuenta “que el otro también existe”.
Cuando un grupo de periodistas le preguntó al irremplazable Mahatma Gandhi después de la “marcha de la sal” que fue el silencioso y poderoso al mismo tiempo, movimiento de desobediencia civil, que consistió un punto de inflexión en el dominio británico de lo que hoy es la India, ¿por qué cree Ud. que derrotó a los ingleses? Su respuesta sigue sonando en los altares de la libertad: “derrotamos a los ingleses porque ellos utilizaron la violencia”.
La tendré muy en cuenta tu “Apología del discernimiento” en mis cursos y seminarios.
Gracias
José Luis Zunni
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