Nuestra marcha hacia la libertad es irreversible. No debemos dejar que el temor se interponga en nuestro camino.
NELSON MANDELA
Lo más fácil es romper y destruir. Los héroes son los que firman la paz y construyen.
NELSON MANDELA
Ciertos discursos en la historia han dado lugar a poder encender pequeñas luces de inspiración que sólo irradian los genios, éstos nos pueden impulsar a la imitación, como nos recordaba Franz Kafka. Muchos de ellos han propiciado guerras o han abierto puertas para la paz, otros han llevado a personas a vencer sus propias limitaciones y barreras obteniendo resultados que parecían imposibles. Esas piezas claves de la oratoria han querido cambiar el curso de la historia, capaces de impactar más allá de su momento. Todos recordamos la defensa de Sócrates frente a la denuncia por impiedad, la defensa de la República ante cualquier forma de poder de Cicerón, la defensa de la no-violencia de Gandhi ante el congreso Nacional Indio, o el sueño de Martin Luther King (I have a dream), una de las frases más inspiradoras de la historia.
Algo parecido supuso el discurso de Neson Mandela el 27 de abril de 1994, conocido como el Día de la Libertad, cuando fue elegido presidente. Después de 342 años de dominación blanca y una fuerte segregación racial, Sudáfrica elige a su primer presidente negro, comenzando a ser derogadas las leyes del apartheid. En su discurso afirmó que ha llegado el momento de curar heridas. La ocasión de salvar los abismos que nos dividen. Nuestros actos diarios como sudafricanos comunes deben producir una auténtica realidad sudafricana que reafirme la creencia de la humanidad en la justicia. Nos comprometemos a liberar a nuestro pueblo de la pobreza, las privaciones, el sufrimiento y la discriminación. Nos comprometemos a construir una paz completa, justa y perdurable.
Durante 67 años Nelson Mandela dedicó su vida al servicio de la humanidad, como abogado defensor de los derechos humanos, como preso de conciencia, trabajando por la paz y como primer presidente elegido democráticamente de una Sudáfrica libre. El líder africano fue un icono de lucha contra la pobreza, la promoción de la justicia social y la dignidad. Su lucha contra el racismo y la discriminación racial ha sido larga pero fructífera, junto a otros grandes defensores como Martin Luther King, Mahatma Gandhi o Rigoberta Menchú.
Pasó en la cárcel casi 30 años, nunca estuvo dispuesto a renunciar al activismo y aceptar su liberación si en su país no había derechos y justicia para su pueblo. En la lucha a favor de los derechos y la justicia, Nelson Mandela entendió que era muy necesaria la educación y la lucha contra la pobreza: Mientras la pobreza, la injusticia y la evidente desigualdad persistan en nuestro mundo, nadie podrá realmente descansar. Nunca olvidaremos como millones de personas en todo el mundo se han unido a nosotros en solidaridad para luchar contra la injusticia de nuestra opresión mientras estuvimos en la cárcel. Esos esfuerzos no fueron en vano, ahora podemos estar aquí y sumarnos a millones de personas en todo el mundo que luchan por la libertad y contra la pobreza.
Lo humano debe ser el pilar de los parámetros políticos y económicos desde la dignidad de la persona y su participación en el bien común. Vivimos en una profunda crisis no solo de valores, las contradicciones del propio capitalismo están provocando que la verdadera justicia social esté perdiendo su verdadero sentido. Los medios de comunicación nos muestran cada día que muchos seres humanos carecen de importancia, son residuos donde su dignidad no cuenta. Para hacer presente los derechos más elementales necesitamos un fundamento ético global que nivele las desigualdades y pueda generar justicia. También, mundializar formas de solidaridad, de justicia, de respeto y de reparto de bienes.
En un momento que la revolución tecnológica y la sociedad globalizada está modificando profundamente tanto el proceso productivo como las relaciones laborales, el trabajo es y debe seguir siendo un aspecto fundamental de la vida humana. Si falta el trabajo, la dignidad humana está herida. Además, es necesario dignificar el trabajo con un salario justo, con el descanso correspondiente y crear un ambiente digno que no perjudica su salud física y moral. No menos importante es que el trabajador tenga una atención médica, una formación y promoción dentro del trabajo, así como seguridad social para la vejez o en caso de accidente.
En el Día de Mandela, recordamos que privar a las personas de sus derechos humanos es poner en tela de juicio su propia humanidad. Desde 2009 y por iniciativa de la ONU, el día que nació Nelson Mandela se convirtió en un día de reflexión por la defensa de los derechos humanos. En este día se nos convoca a dedicar 67 minutos a los demás, en agradecimiento a los 67 años en los que el líder sudafricano se puso al servicio de la humanidad, luchando por la libertad y la democracia.
Cada 18 de julio millones de personas ayudan a los más necesitados. Donando y donándose, desde dinero a ropa, ayudando y conversando con los más ancianos, ayudando a las personas que han perdido todo por las guerras y la violencia, mejorando las enfermedades en los países más pobres, limpiando parques públicos o las playas, dando clases a niñas y niños para mejorar y poder acceder al sistema educativo o luchando contra el racismo y la xenofobia. El espíritu de este día trasciende fronteras y culturas. Se ha convertido en un día para la acción, intentando hacer cada día del año el Día de Mandela.
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