Tanto ella como su centro educativo, el IES Tierra, esperan que su ejemplo sea un aliciente para las nuevas generaciones de etnia gitana
Entre todos los estudiantes que en las últimas semanas se han graduado en Ciudad Rodrigo se encuentra un caso muy especial, el de una alumna del IES Tierra de Ciudad Rodrigo, Yisela Salazar, que ha roto los estereotipos que se asocian tradicionalmente a la comunidad gitana a la que pertenece, al lograr superar 2º de Bachillerato (y además el de Ciencias), un hecho del que no se tiene constancia que haya ocurrido previamente entre su comunidad en la ciudad.
Precisamente, tanto la propia Yisela, como especialmente su centro educativo, esperan que su historia sirva de aliciente a futuras generaciones de niños y jóvenes de etnia gitana, para que no caigan en el absentismo y se formen lo máximo posible, siempre teniendo en cuenta sus propias preferencias: “no tienen por qué hacer el camino que he hecho yo” (sin ir más lejos, el hermano de la protagonista va a iniciar el próximo curso en el IES Tierra un ciclo de FP Básica, con la intención de avanzar posteriormente a un Grado Medio y llegar a uno Superior).
En este sentido, Yisela Salazar resalta que, aunque sea con una formación mínima, “ya tienes algo, ya puedes conseguir bastantes cosas” (como le ha ocurrido a un primo suyo que ha hecho el Grado Básico de Administrativo), esperando que los que son a día de hoy niños puedan encontrar “una motivación” desde pequeños para seguir estudiando, por mucho que les puedan decir a su alrededor.
En su caso, esta “motivación” desde pequeña para estudiarse y formarse fueron los problemas económicos que tenían en casa: “me di cuenta que era porque mis padres no tenían títulos, y por eso no conseguían trabajos, y si yo quería tener una estabilidad, necesito tener primero unos estudios, con unos títulos, para poder conseguir un trabajo estable y no algo pasajero que dure seis meses” (tiempo que suelen durar las contrataciones temporales del Ayuntamiento).
Como cualquier estudiante, el camino de Yisela Salazar no siempre ha sido fácil, teniendo en su caso algunos agravantes. Por ejemplo, en su etapa de Educación Primaria en el Colegio Arrabal del Puente, al haber poco alumnado, tuvo que compartir clase con alumnos de otros niveles, como ocurre en los colegios rurales. Así, aunque ya iba cursando 6º de Primaria, al estar con alumnos de otros niveles, en Inglés tenía un libro de 5º Primaria (impartiéndose incluso un nivel incluso), y en Conocimiento del Medio, de 4º, con el consiguiente perjuicio para ella.
Aunque durante estos años el profesorado del Colegio Arrabal del Puente ha cambiado, al menos el que tuvo ella en su época considera que “debería haberse implicado más en algunos casos”. En aquellos años, y como ocurre en la actualidad, sigue produciéndose absentismo entre el alumnado de la comunidad gitana, considerando que “viene arraigado por el tema de los padres”, que “no es que no quieran que estudien, pero siempre se ha arraigado a los gitanos como un foco de paletos, de incultos, y es un racismo que se va atrayendo”.
Al respecto, Raquel Abalde resalta que es un asunto que “tenemos que trabajar; sabemos que todos los centros tenemos mucho absentismo, y la manera de trabajar no llega”. En este sentido, puede intervenir la Comisión de la Consejería o la Policía para que los alumnos acudan al IES, pero “necesitamos que el alumno quiera [recalca esta palabra] y vea positivo estar aquí”, aunque sólo sea para tener “una independencia económica y estabilidad para lo que quieran hacer en la vida”.
El absentismo es tan habitual entre la comunidad gitana que se llega a oír aquello de que ‘si estudias eres un payo’. De hecho, en el caso de Yisela, no ha sufrido discriminación o racismo por ser gitana, pero que al irle tan bien desde el Colegio (“se me daban bastante fácil las asignaturas”), se han referido a ella con cierto tono peyorativo como “la lista” o “que parezco paya porque estudio mucho”, como si no fuera compatible “la formación con la cultura gitana”, como señala la directora del IES Tierra, Raquel Abalde.
De hecho, la directora recalca que “queremos que se formen y que sigan manteniendo la cultura gitana”, porque además, “haber estudiado te hace una gitana valiosa, puedes mejorar la sociedad gitana”. Al respecto, la propia Yisela Salazar comenta que tiene conocimiento de que en grandes ciudades de Andalucía ha habido gitanas que han estudiado carreras como Derecho, ejercen como abogadas y se mantienen fieles a su cultura.
Para ello obviamente es clave el apoyo de los padres, que “siempre me han motivado a seguir”, pero cuando empezó el Instituto tenían miedo de si “me pasaba algo”, pero “me he sentido bastante cómoda”, resaltando además Raquel Abalde que, mientras que otros alumnos de su mismo nivel han podido tener alguna amonestación o parte por algún incidente, Yisela Salazar ha sido “una de las mejores” en actitud y comportamiento.
Cuando acabó la ESO, sus padres sí que le dijeron que “si quería lo dejase”, pero por ese espíritu protector, ya que “me veían ocupada, agobiada, además de tener migrañas bastante fuertes ambos cursos de Bachillerato”. Finalmente, como apunta Raquel Abalde, “ha costado en algún momento, pero trabajando se saca”, y ahora Yisela Salazar (a la que siempre le han gustado y se le han dado bien asignaturas complicadas como Física y Química o Biología) ha podido tener su recompensa, y también sus padres.
En este sentido, la alumna explica que “sobre todo mi padre es el que más orgulloso se ha mostrado; antes, durante y después de la graduación a todas las personas con las que hablaba se lo decía”, recordando que durante estos años muchas personas del entorno le han dicho a su padre que “ha hecho muy bien motivándome para seguir estudiando”.
Finalizado el Bachillerato, Yisela Salazar ha diseñado su propio camino. Según indica, desde pequeña le han gustado las áreas de la Salud y de la Veterinaria (“siempre he sabido que quería tirar por ahí”), pensando por ejemplo en hacer Medicina. Sin embargo, en 3º-4º de la ESO vio muy complicado entrar en esa carrera por la altísima nota que se exige (“sabía que no me iba a dar”), por lo que ha preferido apostar por el momento por la Formación Profesional, realizando un Grado Superior de Laboratorio Clínico o Anatomía Patológica (lo está decidiendo estos días), con la intención final de trabajar como investigadora en un laboratorio.
Yisela Salazar aconseja a las nuevas generaciones gitanas que “sigan estudiando”, porque “en la sociedad cada vez es más difícil tener estabilidad y un trabajo; la vida es más complicada, y tienes que conseguir títulos para conseguir cosas porque es lo que más piden”.
Raquel Abalde le comenta a Yisela Salazar que espera que “seas la primera, pero no la última” que completa el Bachillerato entre la comunidad gitana de Ciudad Rodrigo, donde en todo caso ya queda como “pionera”. Como otro caso destacado que se ha producido también ahora en el IES Tierra, Raquel Abalde explica que una alumna ha pedido repetir curso en vez de pasar automáticamente con muchas asignaturas suspensas “porque es consciente que le cuesta, pero quiere aprender, y nos pidió por favor que la dejásemos repetir porque quería aprender poco a poco”.