El objetivo es reducir al máximo la concentración de contaminantes provenientes del tráfico
Un estudio de la Universidad Politécnica de Madrid desvela que para lograr reducir al máximo la concentración de contaminantes provenientes del tráfico en el interior de los edificios, la ventilación natural debería realizarse durante las horas de bajas concentraciones de contaminantes atmosféricos, evitando las horas pico de la mañana y la tarde.
"Una forma de promover la ventilación natural en entornos urbanos sería reducir las concentraciones de contaminantes cerca de las ventanas, por ejemplo, implementando medidas para reducir el tráfico alrededor de los edificios, especialmente en áreas con poblaciones sensibles, como hospitales, escuelas, residencias de ancianos, etc. En los casos en los que no se puedan implementar este tipo de medidas, sería interesante promover el uso de sistemas que permitan gestionar de forma inteligente la ventilación natural de los edificios (es decir, durante las horas en las que la calidad del aire exterior es más favorable), así como el uso de motores menos contaminantes", añaden los autores.
El trabajo, que ha sido publicado recientemente en la revista internacional 'Journal of Building Engineering', se ha enmarcado dentro del proyecto AIRTEC-CM: evaluación integral de la calidad del aire urbano y cambio climático, coordinado por Rafael Borge de la UPM y financiado por la Comunidad de Madrid, cuyo objetivo principal es entender las interacciones e interdependencias existentes entre los agentes bióticos, abióticos y factores meteorológicos en un contexto de clima cambiante para poder avanzar en el conocimiento de la exposición de las personas a la contaminación atmosférica en las ciudades.
La contaminación atmosférica es uno de los factores que más influye en la salud humana. Según la OMS, el riesgo de sufrir algunos tipos de cáncer, diabetes, deterioro cognitivo, enfermedades neurológicas y nacimientos prematuros está relacionado con la exposición a la contaminación del aire. Y uno de los contaminantes atmosféricos regulados según criterios de protección de la salud es el NO2, que cobra especial relevancia en entornos urbanos como Madrid, debido a la gran densidad de tráfico rodado, una de sus principales fuentes de emisión.