Estos días he visto a Putin jurar La Constitución con una mano sobre la Biblia. El comunismo, como usted sabe, hizo lo posible para convertir a los muchos cristianos rusos en ateos, porque la religión “es el opio del pueblo”. Putin tiene una larga historia en el Partido Comunista, con cargos importantes. Ahora está muy unido con la jerarquía cristiana rusa. Solo le falta dejarse barba, como el clero ruso. La iglesia rusa, por otra parte, le aclama y apoya su guerra de conquista contra Ucrania.
Por cierto, la iglesia Ucraniana, que era la misma que la iglesia rusa, apoya a Ucrania.
¿No sería lógico que ambas iglesias se mantuvieran lejos del poder y hubieran hecho lo posible por evitar la guerra y ahora por pararla y negociar una paz justa?
En el último “Le monde diplomatique” (el de abril) leo con horror que numerosos militares israelitas, que eran ateos, han descubierto que el Dios de Israel es su mejor arma, él les llevó hasta la Tierra Prometida: “este país es el nuestro, incluido Gaza y el Líbano, es la Tierra Prometida”, aclamó un capitán entre las ovaciones e los soldados.
La verdad es que el Antiguo Testamento, en cuyos textos hay maravillas (EL Génesis, muchos Salmos, El Eclesiastés, El Cantar de los Cantares, etc.) se habla del Dios de Israel; y este Dios está a favor de este pueblo y en contra de los demás. Y, por supuesto, los rabinos aseguran que es el Único Dios Verdadero. Israel es el pueblo elegido. En el Nuevo Testamento, no aceptado por los rabinos, es donde aparece claro el mensaje de la universalidad de este Dios.
Espero no molestar, pero si yo tuviera que jurar prefería hacerlo sobre los evangelios o el libro de Gandhi “Todos los hombres son hermanos” (me alegro haber informado a una editorial para que lo tradujeran en castellano, como hicieron).
Claro que los malos no solo son los rusos y los israelitas. Nosotros tuvimos un Santiago “matamoros”, montado en un caballo blanco.
¿Por qué la iglesia se unió a la dictadura de Franco como lo hizo? Comprendo que en la República hubo excesos contra la iglesia y el clero; pero una vez acabada la guerra ¿Por qué apostó durante décadas por Franco?
El republicano Unamuno necesitó solo unos meses, después de apoyar a los militares, para volverse antifranquista ¡Bravo Unamuno! Un gran ejemplo de inteligencia y ética política.
La fidelidad a los partidos y a los gobiernos es legítima, pero también un riesgo si no nos atrevemos a pensar, algo para que debería trabajar la Escuela.
El poder y la religión nunca deberían ir de la mano y los movimientos sociales trasformadores, como el feminismo, tampoco. El poder propio (como padre, profesor, etc. Todos tenemos un poder sobre alguien) y ajeno (los políticos, los jueces, etc.) ambos deben estar bajo sospecha, la crítica y la autocrítica.
Cada niño que nace es un reto. No es nada fácil conseguir que sean buenos ciudadanos, con criterio propio y ética ciudadana.
Solo la Familia y la Escuela puede conseguirlo. La receta: buena educación, disciplina inductiva, buen ejemplo y ética ciudadana, con religión o sin ella.
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