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El realismo mágico de Alice Rohrwacher, en Salamanca
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El realismo mágico de Alice Rohrwacher, en Salamanca

Actualizado 30/04/2024 14:30
Redacción

Su película 'La Quimera' se puede ver en los Cines Van Dyck

'La Quimera' (2024) o “La Chimera” en su título original, es la última película de la directora italiana Alice Rohrwacher. Con solo 42 años, la nacida en Fiésole, Florencia (región de la Toscana), sorprendió al mundo el año 2018 con Lazzaro Feliz, un conmovedor film en el cual se hace una exploración de la desigualdad social y la explotación laboral en la Italia rural contemporánea.

Con guiños a 'Milagro en Milán' (1951) de Vittorio de Sica, esta película de una sensibilidad extraordinaria deviene en una poesía visual con alma torturada. Lazzaro su protagonista es una especie de santo adolescente, cuya candidez, bondad, inocencia y pureza interior, es presentada pero esta vez sin milagros ni superpoderes, ni tampoco con efectos especiales.

Realismo mágico

Esta pieza de realismo mágico, a través de una delicada emotividad y de un contenido tan reflexivo como amable, forman una obra que es casi imposible que no toque alguna fibra del espectador. Una película que puede hacer feliz por sus retratos vívidos y humanos pero que por la misma razón genera una desazón o una inquietud vital que es más espiritual que rebelde, más estoica que política.

Además de este trabajo, Rohrwacher contaba a su haber con algunos largometrajes que ya avalaban su trabajo como directora, Cuerpo Celeste (2011) y El país de las maravillas (2014), con la cual se hizo con el gran Premio del Festival de Cannes de ese año. Cabe mencionar también, su cortometraje más reciente “Le Pupille” (2021) nominado al Oscar 2023 en la categoría Mejor Cortometraje de Acción Real y que fue coproducido por Alfonso Cuarón para Disney.

La Italia profunda

En este cuadro, La Quimera es un film que al igual que los anteriores, resalta el imaginario poético de la Italia profunda. Rodada en Orvieto, en la provincia de Terni (Umbría), este entramado no se limita a desarrollar una historia en torno a los “Tombaroli”, un grupo de saqueadores ilegales que se dedican a detectar yacimientos y desenterrar tesoros arqueológicos perdidos, sino que, a través de ellos se va deshilvanando la trama entorno al acervo cultural y simbólico de la región, heredado de los etruscos. Así, como los antiguos rapsodas, los "cantastorie" personajes centrales que desempeñan un papel importante como músicos ambulantes, recorren las zonas rurales de Italia entonando canciones y narrando como vive esta gente para ganarse la vida. Su presencia en la película refleja la importancia de la tradición oral y la cultura popular en la sociedad italiana, así como la conexión entre la música y la comunidad.

La cinta está llena de momentos mágicos que nos hacen perder la noción de la realidad tangible y nos hacen conectarnos con su propio universo onírico, tan es verdad, que a partir del personaje principal Arthur (Josh O´Connor), que a la manera de Ulises o de Dante en búsqueda de su Beatriz, se propone una visión épica del héroe, el cual, para encontrar el paraíso tiene primero que atravesar el infierno. De una forma u otra, todos tenemos una quimera, algo que deseamos hacer o tener pero que nunca llegamos a encontrarlo. Por eso, la quimera está asociado a aquello que se propone a la imaginación como posible o verdadero, sin serlo. Para esta banda de ladrones de tumbas, la quimera es dejar de trabajar y hacerse ricos sin esfuerzo. Para Arthur en cambio, la quimera tiene el rostro de Benjamina, la mujer a la que perdió. En esta búsqueda, Arthur con su don de zahorí se internará en el inframundo, en los espacios subterráneos donde se encuentra con rastros de una civilización perdida, se enfrentará a lo invisible, indagará por todas partes, cavará y penetrará en la tierra, con la esperanza de encontrar su bien perdido, allí donde se entrecruzan mito y realidad.

En la mitología la Quimera era un monstruo de tres cabezas que asolaba los campos de Licia en Anatolia, produciendo grandes estragos en la población. Escupía fuego y tenía el cuerpo y cabeza de león, mientras que una testa de cabra emergía de su lomo, tenía también ubres de cabra y una serpiente por cola. Esto es, precisamente lo que no puede faltar en una fábula; la fantasía, la presencia de animales mitológicos, el carácter simbólico de los objetos o presencias físicas y por supuesto la musa.

Por último, requiere una mención aparte la participación constante y siempre atinada de la actriz Alba Rohrwacher, hermana de la directora y la fabulosa fotografía de Hélène Louvart completando el marco. Así, podemos concluir que la herencia del neorrealismo italiano queda a buen recaudo en manos de Alice Rohrwacher, que aquí también cuenta con una inconfundible Isabella Rossellini, quien en la película preside un matriarcado decadente y opresivo en la casa familiar de la muchacha que amaba Arthur.

La Quimera ha sorprendido por su originalidad inusual. Recientemente estrenada en los cines (en Salamanca se puede ver en las salas Van Dyck), la cinta ya se erige como un ícono del nuevo cine italiano, consolidando de paso el trabajo de la cineasta, que en sus cuatro largometrajes ha mostrado que - aunque con referencias claras al neorrealismo -, posee un lenguaje cinematográfico propio.

Pablo González