, 05 de mayo de 2024
Volver Salamanca RTV al Día
Los cuatro hermanamientos de Ciudad Rodrigo
X
CIUDAD RODRIGO | REPORTAJE

Los cuatro hermanamientos de Ciudad Rodrigo

Actualizado 14/04/2024 15:37
David Rodriguez

La vieja Miróbriga está hermanada con cuatro localidades: Béjar, las portuguesas Aveiro y Figueira da Foz, y la francesa Arcachon

Durante este 2024 se cumplirán 25 años del 4º y último de los hermanamientos con otras ciudades que ha establecido Ciudad Rodrigo a lo largo de su historia (más concretamente, en las dos últimas décadas del siglo XX). En concreto, la vieja Miróbriga está hermanada con Aveiro (desde 1981), Béjar (1984), Figueira da Foz (1989) y Arcachon (1999), tal y como está plasmado en una serie de documentos que cuelgan de las paredes del salón de plenos de la Casa Consistorial mirobrigense.

Esos documentos son de diferente índole: los que recogen los hermanamientos con Aveiro y Béjar son más escuetos, mientras que los de Figueira da Foz y Arcachon son más extensos, compartiendo incluso puntos en común. El más antiguo es la Declaración conjunta firmada el 27 de diciembre de 1981 en Ciudad Rodrigo por la que Aveiro y Miróbriga se “declaran hermanas”, en busca de “mayor prosperidad” para sus respectivos países y “una paz y fraternidad universales”.

Como argumentación, la Declaración recuerda las “relaciones históricas” entre ambas países, exhorta la “futura realidad de una próxima unión entre Aveiro y Ciudad Rodrigo” y expone que ambas ciudades desean “ardientemente” incrementar la amistad entre sus ciudadanos mediante el intercambio "cultural y económico”.

Cronológicamente, el siguiente hermanamiento, en 1984, fue con Béjar, que únicamente se recuerda en el salón de plenos con un documento del Ayuntamiento bejarano del 12 de agosto de aquel año en el cual su alcalde, Juan Belén Cela Martín, transmite al Consistorio mirobrigense presidido por Miguel Cid el acuerdo plenario del 26 de marzo “por el que se declara el Hermanamiento de Ciudad Rodrigo y Béjar”. En ese documento se expone que este hecho debe servir para el “estrechamiento de relaciones” entre ambas, y para “una mayor amistad y fraterna convivencia”.

Cinco años después, en 1989, se firmó el acuerdo con Figueira da Foz, del cual hay dos documentos: un Juramento de hermanamiento en español y portugués firmado el 14 de octubre de aquel año en la ciudad portuguesa; y un ‘Acuerdo de hermanamiento en español firmado en Ciudad Rodrigo justo una semana después, en ambos casos por el presidente de la Câmara Municipal de Figueira, Manuel Alfredo Aguiar de Carvalho; y el alcalde mirobrigense, Miguel Cid Cebrián.

En esos textos se muestra una concepción bastante onírica, remarcando como argumentación que ambas localidades son “conscientes de que la civilización occidental tuvo su cuna en nuestras antiguas ciudades, instituciones primogénitas, pioneras en la conquista de la libertad”, de tal modo que “la obra de la historia debe continuar a escala universal, porque este mundo sólo será más humano cuando los hombres vivan libres en ciudades libres”.

Así, se entiende que “la paz y el bienestar” de los pueblos tiene que fundamentarse en “lazos de amistad y mutua colaboración”, más aún en este caso que ambas localidades “vienen manteniendo entre sus gentes una especial y profunda relación de amistad y sincero afecto”. De igual modo se alude a que “la libertad, la cooperación y la solidaridad” entre ambos países “está intensificándose” dentro de la “construcción de una Europa unida”.

En el acuerdo firmado aquel octubre de hace 35 años, se muestra el “firme y solemne” compromiso de que haya “lazos permanentes”, fomentando los “intercambios culturales, sociales, comerciales, recreativos, deportivos, turísticos y de todo tipo”, promoviendo “todas las iniciativas que tiendan a estos fines” en busca de la “máxima prosperidad, bienestar y felicidad” y unas ciudades “cada vez más habitables, humanas y libres”, todo ello “a través de la comprensión mutua, el sentimiento vivo de fraternidad europeo y de solidaridad universal”.

Asimismo, con la unión de esfuerzos se muestran dispuestos a “contribuir, en la medida de nuestras posibilidades, al éxito de esta necesaria tarea de Paz y Prosperidad: la Unión Europea”. Precisamente, el ‘Acuerdo de hermanamiento’ firmado en julio de 1999 entre Ciudad Rodrigo y Arcachon también apuesta por “conyugar nuestros esfuerzos” para “ayudar, con todos nuestros medios al éxito de esta empresa de prosperidad y de desarrollo de la Unión Europea”.

Este Acuerdo con Arcachon repite otros parámetros del establecido con Figueira da Foz, como que “la civilización occidental ha encontrados su cuna en nuestras antiguas ‘ciudades’, instituciones que fueron pioneras en la conquista del espíritu de libertad”. Como punto novedoso, en este documento se plasma que “más allá de las revoluciones científicas y tecnológicas”, España y Portugal “han logrado preservar una identidad específica y quieren compartir sus tradiciones y asociar sus ciudadanos traspasando sus fronteras”.

El acuerdo, firmado por el alcalde de Ciudad Rodrigo, Javier Iglesias (que en aquel momento era diputado nacional), y el alcalde de Arcachon, Pierre Lataillade (que era diputado del Parlamento Europeo), traslada su voluntad de “enriquecer los vínculos permanentes entre los ayuntamientos de nuestras ciudades”, favoreciendo “las relaciones escolares, culturales, comerciales, turísticas, deportivas y de todo tipo entre nuestros habitantes”.

Lo cierto es que en los momentos iniciales de este hermanamiento entre Ciudad Rodrigo y Arcachon hubo algunas relaciones de este tipo, como viajes de escolares en ambos sentidos, pero a día de hoy apenas hay contacto entre ambas localidades salvo por el envío de alguna postal de felicitación navideña. En el caso de las otras tres localidades con las que está hermanada Ciudad Rodrigo, tampoco hay ninguna vinculación directa producto de los hermanamientos, aunque producto de la cercanía geográfica hay contactos de vez en cuando.