La escritora, periodista y traductora checa, radicada en Cataluña, habló de un personaje que representa la Centroeuropa más cultural antes de la Segunda Guerra Mundial
Llega Monika Tgustova a la generosa cubierta de la librería “Letras Corsarias” en un tren que se retrasa ¿Cómo es posible, nos preguntamos, esta desidia ante las comunicaciones con un Madrid cercano y necesario? Y lo primero que hace la autora es darnos las gracias por usar una tarde cálida de sol para venir a verla “a una librería tan hermosa” y no sentarnos en las calles de esta ciudad que ella considera de las más bellas del mundo. Con este comienzo y conociendo a la escritora, nos tiene ganados, porque muchos la descubrimos otro día soleado en la Feria del Libro de Salamanca, de la mano de Isabel Sánchez, trayendo tras de sí a sus mujeres Vestidas para un baile en la nieve, cuando el silencio del público ante las víctimas del gulag siberiano rodeó su exquisita figura cercana y colorida.
Símbolo de la diáspora, la autora nació en Praga, a los 16 años sus padres emigraron a Estados Unidos que ella abandonó para instalarse en Cataluña enamorada de una Barcelona en la que se ha dedicado a esta Europa cuyas figuras literarias y políticas ha tenido la oportunidad de conocer, estudiar y traducir. Trabajadora incansable, Tgustova tiene mucho de las tres mujeres con las que aborda una trilogía de heroínas marcadas por la sombra del artista con el que compartieron vida: Vera Nabokov, Gala Dalí y Milena Jesenská. Mujeres fuertes y valiosas reivindicadas por ella y a la que se une Milena, conocida por traducir y vivir un amor con este Kafka del que celebramos un año dedicado a su persona. Tres mujeres valientes, valerosas, creativas, que rompen los moldes, vidas que ha convertido en novela esta autora cuyas traducciones, artículos, reportajes y novelas se publican en todo el mundo y la convierten en una voz privilegiada para entender la Europa de nuestro tiempo. Una autora de vida viajera que recorre en su último libro Nos veíamos mejor en la oscuridad, su biografía políglota, marcada por el exilio y por la creatividad. Una creatividad que nos salva del desastre a través de la cultura, ese desastre que acabó con la vida de Milena Jesenskà en el campo de concentración de Ravensbrück.
Presentada por la poeta e intelectual Amalia Iglesias, quien hizo una espléndida presentación agradeciendo a la autora el haber sido traductora de escritores imprescindibles, Tgustova tiene, en sus palabras, ese proceso de “transtierramiento” que conjura el exilio y a la vez, se sirve de la cultura y de la lengua para marcar esa identidad perdida. Traductora y periodista, la autora ha sido generosa a la hora de hablar de la literatura de los otros, y a partir de una pregunta de Amalia Iglesias, conocemos el hecho de que llegó a la ficción al escribir una biografía nada convencional del poeta checo Bohumil Hrabal. Cuenta Tgustova que le “entró el veneno” de la escritura de ficción tras este trabajo y que posteriormente ha escrito obras de teatro, periodismo narrativo, novelas y lo que explica como “biografías noveladas” o “novelas con un personaje real” donde lo importante para ella es crear escenas y mostrar, más allá de la ingente documentación, rasgos que den una idea al lector del carácter del personaje y el retrato de toda una época.
Tgustova, que siempre ha traducido la obra de autores varones, tiene en la ficción un claro sesgo feminista que descubre la vida de mujeres situadas en ese conflicto del exilio que para ella, es la experiencia que la ha marcado profundamente. Un exilio que en Milena se vive en Viena y en Alemania, lejos de esa Praga que consideraba parte de su ser. Milena Jerenskà, inspiradora –tanto Vera como Gala también lo son para Monika Tgustova- de la obra de Kafka El castillo, vivió la Centroeuropa de los cafés, de la intelectualidad más absoluta, rompió los moldes que se esperaban de una mujer de su posición y, al final de su vida, fue una importante periodista política y una valerosa luchadora contra los nazis lo que le valió el internamiento en el campo de concentración donde destacó como un ser libre. El acercamiento, muy ampliamente documentado, de Monika Tgustova a Milena, permite al lector recorrer una Europa multicultural, donde se hablan varios idiomas, la cultura judía lo permea todo y los escritores, intelectuales, psicólogos, médicos viven un periodo de esplendor que parece ir hacia el abismo. Una época donde se mueve la protagonista, puesta en pie por una narradora que la hace vivir, así como a los ambientes y las ciudades que recorre este personaje verdaderamente digno de una novela, de un acercamiento riguroso, cercano, admirado y tan bello como el libro que le ha dedicado Monika Tgustova. Ambas, identificadas con la ciudad de Praga, con la dedicación absoluta a la cultura, traductoras, periodistas, atentas a la realidad política, libres y convencidas de que la cultura nos hace mejores. Una cultura que, felizmente, no se convirtió en ceniza bajo la bota de sistemas totalitarios… sino que ahora recupera las vidas de quienes sufrieron una época feroz. La que retrata, certera y enamorada de una mujer irrepetible, Monika Tgustova a quien sus padres regalaron una biografía de Milena, aquella que logró sobreponerse al horror del campo de la muerte con la sola fuerza de su valentía. Recobrarla desde la buena literatura es el objetivo de un libro arrebatador, la crónica de una época turbulenta.
Charo Alonso.